babilonia logo

“Tejiendo una huella en el trabajo para las infancias”

En primera persona, el autor cordobés Alejandro De la O nos cuenta su experiencia en el colegio Maestros Puntanos, de B° Poeta Lugones, donde lo invitaron para inaugurar una biblioteca con su nombre. El año pasado, el escritor publicó “La luna que miraba” con Jacarandá Editoras.

Llegar con la ansiedad y curiosidad de ver cómo trabajaban los alumnos de la escuela pública Maestros Puntanos con mi libro La luna que miraba (Jacaranda editoras) ya cargaba un plus de mucha emoción. Se encontraban todos esperándome para una entrevista en la cual me sorprendió el nivel con el que tres alumnos de 4to. grado llevaron a cabo  preguntas que recorrieron  todos los lugares: infancia, teatro, escritura, mi yo lector y hasta algunas sobre mi vida personal. Después, compartieron un video que una maestra realizó, con momentos  profesionales de mi carrera.  

Entonces cuando uno se detiene a mirar entiende que los años no fueron pasando -solo pasando-, fueron tejiendo y dejando una huella en el trabajo para las infancias.

Luego llegó el momento de inaugurar el espacio de biblioteca. Acompañado por alumnos, descubrí que a la misma le habían colocado mi nombre y la emoción se hizo mucho más presente cuando vi un cartel en vitrofusion  y unos dibujos hermosos a la entrada de la misma. Allí cortamos la cinta. Alegría y aplausos estuvieron más que presentes. La escuela vivía ese momento con mucha satisfacción; entramos y las sorpresas continuaron: dos murales de una enorme belleza inspirados en mi cuento sobre las paredes. Luego firmé libros de los chicos y podía ver la alegría en sus caras, en los rostros de aquellas seños que trabajaron con muchísimo esfuerzo para llevar adelante ese espacio. Ellas venían trabajando desde hace mucho tiempo, presentaron el proyecto, muy bien elaborado, con un objetivo claro y concreto: crear un espacio  de disfrute en donde la lectura sea un puente a todos los mundos posibles, darle valor a la escritura, la literatura. Tomaron el cuento y lo desplegaron en todas sus posibilidades, ese trabajo fue de camaradería, compromiso y esfuerzo, palabras que pude leer en el proyecto que presentaron.

La escuela es el ámbito por el que todos nosotros pasamos, es el lugar que nos brinda herramientas para sostenernos de muchas maneras en la sociedad, una de esas herramientas nos brinda la literatura, el arte y tan maravilloso y sensible puede ser el encuentro entre un lector y escritor, como dice María Teresa Andruetto :” Descubren en diferido que hay un otro que lo comprende. Por eso un libro es un espacio tan potente de comunicación entre los hombres.”

Estoy agradecido de corazón por ese honor que la escuela Maestros Puntanos le dio a mi nombre y mi hacer, agradezco a las seños que llevaron adelante con fuerza de río el proyecto: Soraya Pastarini, Adela Alegre, Melisa Hernández, también a quienes pusieron belleza sobre las paredes en la biblioteca: Paula Barrera y el cartel bellísimo de Ana Carballo; a Valeria Di Stefano -directora- por permitir que la literatura tenga un espacio tan cargado de corazón en esa institución. Gracias a los alumnos y alumnas por su respetuosa y plena lectura de mi libro. 

El tiempo para leer, como el tiempo para amar, alarga el tiempo para vivir» escribió Daniel Penna. Sigamos viviendo, ¡¡¡Gracias!!!! 

Read Previous

Novedades editoriales (no ficción)

Read Next

Recomendados del Club de Lectura: La dama de los espejos