Muy diferente uno con otro, la escritora Carola Ferrari suma a los Recomendados para el verano dos propuestas que habitan su biblioteca personal. Uno de ellos, «Una temporada con Lacan», que surgió en la dinámica del mismísimo consultorio psicológico del destacado analista, y por otro lado, «El jardín de los venenos», novela que ya puede ser considerada un «clásico» cordobés.
«Una temporada con Lacan», de Pierre Rey. Una temporada con Lacan es el testimonio de Pierre Rey sobre sus diez años de tratamiento con el famoso psicoanalista francés. Con la autenticidad del periodista que ya era y la capacidad descriptiva del narrador literario en que se convertirá merced al análisis, el autor logra, a través de las diferentes escenas, corrientes o excepcionales, en torno al consultorio de la calle Lille número 5 (el robo de un bastón, las largas horas en la sala de espera, y, por supuesto, las geniales intervenciones del maestro), un nítido fresco del estilo clínico de Jacques Lacan. Con más de sesenta mil ejemplares vendidos en las dos primeras semanas desde su aparición, el relato que hace Pierre Rey de su análisis y de los efectos y avatares de éste se ha convertido en un texto imprescindible para quienes se interesen por la creación artística, la escritura o el psicoanálisis.
«El jardín de los venenos», de Cristina Bajo. Córdoba, Argentina, año 1700. La joven Sebastiana, nacida en el seno de una familia burguesa, cae en desgracia al quedar embarazada de su primo, y es ‘condenada’ a ingresar en un convento y posteriormente a casarse con un hombre brutal. Desamparada ante la rigidez y la hipocresía de su sociedad, decidirá tomarse la justicia por su mano gracias a los conocimientos sobre plantas venenosas que le ha transmitido una de las monjas. Elegí este libro para recomendar porque fue el libro que me hizo decidir ser “escritora”, si bien yo escribía desde la adolescencia, jamás se me había ocurrido que podría ser un estilo de vida, un modo de recorrer el camino.
Cristina Bajo fue la autora que me hizo sentir que todo era posible. En principio porque esta novela fue una de las más espeluznantes que he leído, llena de amor, de pasión y de detalles que siguen vivos en cada rincón de mi mente. Esas novelas que cada tanto decido releer y vuelvo a vivir en Sebastiana el dolor de cada contingencia de su vida, incluso temiendo que en los meses que mi libro ha quedado en mi biblioteca pudiera haber sufrido algún cambio en el final o en el desarrollo de los hechos.
Por otro lado, cuando la leí por primera vez la novela se llamaba “Sierva de Dios, ama de la muerte”, me impactó el título, la trama y sobre todo saber que era una escritora de mi lugar, de mi mundo, cercana, y ello me hizo animarme a escribirle un correo electrónico, por el solo hecho de sentir que compartía con su “dueña” la sensación que me había provocado cada una de sus palabras, y a los pocos días recibo en mi casilla su respuesta, ¡imaginen mi emoción por el sólo hecho de ver que se había molestado en responder! Entre sus hermosas palabras había una que me alentaba a todo, Cristina Bajo me escribía: escribir es el mejor modo de vivir. Sentí que era una de las frases más ciertas que alguien me decía, porque desde siempre cada vez que me ocurría algo, lo escribía, como un cuento, como una ficción, lograba tramitar a través de la escritura cada uno de los avatares de mi vida.
Sobre la autora: Si bien nació en Jujuy, Carola Ferrari vive en Santa Rosa de Calamuchita desde que era pequeña. Antes de dedicarse de lleno a la escritura se desempeñó como psicopedagoga, profesión que estudió en Río Cuarto. Tiene varios cuentos escritos y en diferentes formatos, y ha publicado hasta el momento dos novelas: «Prohibido Prohibir, El amor en la Reforma Universitaria» y «La escava blanca», relato que recomendamos desde Babilonia.