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Dos desafiantes propuestas en el teatro infantil cordobés

El teatro infantil ha evolucionado de tal manera que sus propuestas levantaron la vara de la creatividad. En esta oportunidad, te contamos del estreno de «Muñequita de papel» en Ciudad de las Artes y «La niña que fue Cyrano» -en cartel en Quinto Deva-, dos producciones locales cuyas historias cruzan problemáticas vigentes en la actualidad. En diálogo con sus directores, ellos hablaron de estos originales universos que buscan interpelar al público familiar.

 

El exceso de las nuevas tecnologías: «Muñequita de papel»

 

Marina Abulafia, actriz, docente, creadora de conocidas obras infantiles y directora de su propia productora teatral, nos pone en jaque con esta puesta que anima a poner bajo el ojo crítico cómo la creatividad en la niñez están en una zona de peligro por la cantidad de conexiones 2.0 que los atraviesa: «La falta de calidad del tiempo de juego con el niño, en el que pueda conectarse con el afecto, es lo que no está bien de la conectividad», plantea la dramaturga quien espera con ansiedad el estreno de la obra el próximo domingo en Ciudad de las Artes.

 

-¿Cuál es el eje de la historia en “Muñequita de papel”?

-Es una obra a la que yo llamo “vintage” porque vuelvo a reciclar un póster que decía “La felicidad está en tener amigos», donde estaba Sarah Kay. Ella es la muñequita de papel, por eso la historia es travesada por el incentivar a más juegos en la infancia y menos conectividad. Entonces, ¿qué pasa cuando Nicolás, el protagonista, se queda con su abuela y se corta la luz? En mi época significaba que no podíamos ver televisión. Hoy, es no tener carga en la batería del celular, en la tablet, en la compu, prácticamente es “no puedo hacer nada”. Esto no es a modo de crítica, sino para que nos miremos un poco a través de la obra y notar que este nivel de “conexión” de los niños se traduce en que no podemos verlos aburridos.

 

-Entonces, ¿cómo hace el personaje principal para salir de ese momento?

-Se corta la luz y la abuela de Nicolás se preocupa mucho porque este niño no tiene amigos, se pelea con todos, no sabe qué hacer con él. Entonces aparece Sarah Kay en persona y con ella surge la magia. En el medio, comienzan a ocurrir cosas como que no puede salir a jugar afuera de la casa porque llueve y ella es una muñequita de papel. En el reconocimiento de estas diferencias, Sarah se lleva a Nicolás a otra época, viajan en el tiempo, donde disfrutan de cosas como la plaza, comer una manzana acaramelada, jugar. En este contexto, la obra tiene este llamado de atención a los adultos de permitirle a los chicos ese acervo cultural de, por ejemplo, cantarles canciones infantiles de antes, porque no va en contradicción a la virtualidad de hoy.

 

 

Funciones

 

Todos los domingos de mayo a las 17 en el Auditorio Mayor de Ciudad de las Artes (Av. Pablo Ricchieri 1955).

Valor de la entrada: Anticipadas $150 pesos/ En boletería y AutoEntrada- $200.

 

 

 

 

 

 

 

 

La sexualidad y la niñez: “La niña que fue Cyrano”

 

El grupo Mucca Teatro (creadores de «La cuarta casita» y «Nadie murió de amor excepto alguien alguna vez») vuelve a dar de qué hablar, esta vez en el público infanto juvenil, con la puesta en escena de esta producción que pone en juego arriba del escenario temas que están en la agenda actual como infancias libres, sexualidad e identidad.

Su director, Guillermo Baldo así define esta experiencia: “Para nosotros, como hacedores, es nuestra primera experiencia en el teatro para niños, lo que significó encontrarnos con muchos prejuicios al respecto y asumir la responsabilidad de de-construirlos”.

 

-El nombre de la obra ya despierta la curiosidad de cualquier persona, ¿cuál es su argumento?

-Cuenta la vida de Valentina, una mujer adulta que se acuerda de su infancia. En ese recorrido por su niñez, empieza a reconstruir el recuerdo de su primer amor, el cual fue con una vecina, quien era su mejor amiga. Entre estos dos personajes comienzan a escribirse cartas, pero por una confusión, Valentina se hace pasar por un varón, el cual se llama Cristian. Es en este punto de la de la obra en que dialoga con el “Cyrano de Bergerac”, con esta correspondencia anónima, mediada en realidad por una identidad aparentemente falsa, provocando que la historia de estas dos niñas entre en otro terreno: ninguna de las dos sabe muy bien cómo nombrarse.

 

 

-Esta obra surge como tema de tesis, ¿verdad?

-Sí, el tema de la investigación de la Licenciatura en Teatro era “Temas tabú en el teatro para niños y niñas”, específicamente aplicado a la dramaturgia de este guión. De hecho, el argumento de la historia aborda las disidencias sexuales y las problemáticas de género en los niños. Si bien, durante todo el proceso fue pensar en ellos, nos fuimos dando cuenta que es una obra para todo público. De hecho, estos temas son mejores para que lo vean los adultos y así limpiar algunos prejuicios con respecto a la infancia, inclusive en el estreno tuvimos más personas grandes que chicos, lo que nos hace creer que el adulto primero fue a testear antes de ir con sus hijos, sobrinos, etc.

 

-¿Cómo se prepararon para la recepción de una historia así en un público tan crítico como el cordobés?

-Antes de estrenar decidimos hacer ensayos abiertos, ya que se trataba de una investigación sobre la infancia, por eso considerábamos necesario contar con la presencia de niñas y niños. Sin embargo, nos costó mucho encontrar un lugar adónde hacerla porque buscábamos colegios que, cuando le decíamos la temática, nos decían que no. Hasta que en una escuela, que nos habían dado el permiso, una vez que supieron de qué se trataba, no nos autorizaron a entrar. Pero conocíamos a una maestra de Primaria, quien se contactó con las madres de sus alumnos y les contó del proyecto, por lo cual pudimos finalmente hacer esta prueba fuera del ámbito escolar, contando con el apoyo de nueve mamás que aceptaron formar parte con sus hijos. A partir de esto entendimos el valor agregado de tener un público variado: se crea un encuentro intergeneracional que emociona.

 

 

Funciones

 

«La niña que fue Cyrano» presenta funciones todos los domingos del mes de mayo a las 17 en Teatro Quinto Deva (Pasaje Pérez 10, Abasto).

Valor de la entrada: $200.​

 

 

 

 

 

 

 

 

El exceso de las nuevas tecnologías: «Muñequita de papel»

 

Marina Abulafia, actriz, docente y directora de conocidas obras infantiles, nos pone en jaque con esta producción que anima a poner bajo el ojo crítico cómo la creatividad en la niñez están en una zona de peligro por la cantidad de conexiones 2.0 que los atraviesa: «La falta de calidad del tiempo de juego con el niño, en el que pueda conectarse con el afecto, es lo que no está bien de la conectividad».

 

-¿Cuál es el eje de la historia en “Muñequita de papel”?

-Es una obra a la que yo llamo “vintage” porque vuelvo a reciclar un póster que decía “La felicidad está en tener amigos», donde estaba Sarah Kay. Ella es la muñequita de papel, por eso la historia es travesada por el incentivar a más juegos en la infancia y menos conectividad. Entonces, ¿qué pasa cuando Nicolás, el protagonista, se queda con su abuela y se corta la luz? En mi época significaba que no podíamos ver televisión. Hoy, es no tener carga en la batería del celular, en la tablet, en la compu, prácticamente es “no puedo hacer nada”. Esto no es a modo de crítica, sino para que nos miremos un poco a través de la obra y notar que este nivel de “conexión” de los niños se traduce en que no podemos verlos aburridos.

 

 

 

-Entonces, ¿cómo hace el personaje principal para salir de ese momento?

-Se corta la luz y la abuela de Nicolás se preocupa mucho porque este niño no tiene amigos, se pelea con todos, no sabe qué hacer con él. Entonces aparece Sarah Kay en persona y con ella surge la magia. En el medio, comienzan a ocurrir cosas como que no puede salir a jugar afuera de la casa porque llueve y ella es una muñequita de papel. En el reconocimiento de estas diferencias, Sarah se lleva a Nicolás a otra época, viajan en el tiempo, donde disfrutan de cosas como la plaza, comer una manzana acaramelada, jugar. En este contexto, la obra tiene este llamado de atención a los adultos de permitirle a los chicos ese acervo cultural de, por ejemplo, cantarles canciones infantiles de antes, porque no va en contradicción a la virtualidad de hoy.

 

 

Funciones

 

Todos los domingos de mayo a las 17 en el Auditorio Mayor de Ciudad de las Artes (Av. Pablo Ricchieri 1955).

Valor de la entrada: Anticipadas $150 pesos/ En boletería y AutoEntrada- $200.

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