"Por 13 Razones 2": ¿fomento al debate o intereses comerciales?

Sin un enfoque claro, los nuevos episodios de «Por 13 Razones» intentan darle profundidad a la historia de la adolescente Hannah Baker. El intento queda corto y las escenas violentas son más difíciles de justificar. La segunda temporada suma elementos, pero resta calidad.   

 

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La primera temporada de «Por 13 Razones» generó polémicas por la  cruda y realista mirada con la que se narra el suicidio de Hannah Baker – interpretada por la debutante Katherine Langford – y las violaciones perpetradas por Bryce Walker (Justin Prentice). Los productores justificaron su apuesta afirmando que exhibir las escenas de manera tan gráfica iban a fomentar en la audiencia un debate que tal vez no se daría con un tratamiento más adulcorado. De acuerdo o no, se habló – y mucho – de «Por 13 Razones».

El pasado 18 de mayo, Netflix estrenó los nuevos episodios, con mucho más avisos de advertencia acerca de su contenido  después de las críticas recibidas. Sin embargo, la violencia de la segunda temporada se siente mucho más como una jugada de marketing que el producto anterior.

 

En lo positivo, además de agregar los avisos acerca del contenido sensible – que ahora deja claro que no todos deberían ver la serie – Netflix generó 13reasonswhy.info. El espacio aproxima a las personas que puedan sufrir o haber sido víctimas de bullying, depresión, violaciones, drogadicción, etc. fuentes que puedan ayudarlas. También suma videos con los propios actores dialogando sobre estos temas. Si la balanza será negativa o positiva, sólo el tiempo dirá.

 

La segunda temporada todavía deja las puertas abiertas para una tercera , muy posiblemente sin Katherine Langford por lo que se pudo inferir de un posteo en su cuenta de Instagram. Pero abundan las críticas que quieren la serie fuera del aire. 

 

¿Es relevante la segunda temporada?

 

“La historia de Hannah necesita ser contada”, afirma Olivia Baker – representada por Kate Walsh – explicando por qué llevar el caso de su hija a un juicio en contra la escuela. Esta es la trama por la que se desarrolla la segunda parte de «Por 13 Razones». Hannah no es más la única voz que construye su relato, sino que se va construyendo a partir de los distintos puntos de vista  de cada uno de los testigos. Ellos cuentan, bajo juramento, su versión del ocurrido.  

 

El resultado es que se desarrollan tantas tramas a la vez – la mayoría innecesarias – que el espectador se marea. El protagonismo de Clay Jensen (Dylan Minnette) y Hannah Baker se ve comprometido por los conflictos de Jessica Davis, Alex Standall, Justin Foley y Tyler Down. Al final algunos pueden desear haberse quedado solamente con los capítulos de la primera temporada.

 

Gentileza Facebook oficial Por 13 razones

 

 

La violencia incesante 

 

Suicidio, bullying, estupro, acoso físico y psicológico, tiroteos en las escuelas – asunto especialmente sensible para la audiencia norteamericana – son todos temas extremadamente delicados y que merecen ser discutidos en la opinión pública. Ignorarlos no los va a hacer desaparecer. Y en Liberty High no hay descanso. Quizás el error sea traerlos todos a la  vez.

 

En la primera temporada, era más fácil debatir acerca de la exhibición de escenas tan fuertes. En ésta, la pérdida de la calidad del hilo conductor y el desenlace del episodio final en lo que le concierne a Tyler Down, sólo genera un sabor agrio en la boca.

 

Tal vez no hacía falta mostrar de manera tan explícita aquella escena en el baño  (a los que ya vieron la serie no hará falta más aclaraciones). Absolutamente perturbadora.

 

Múltiples Hannahs

 

La decisión de mantener a Katherine Langford en la segunda entrega de la serie se vuelve una espada de doble filo. Los guionistas quisieron generar más complejidad al personaje de Hannah al agregar interacciones desconocidas en la primera temporada. Pero muchas de las escenas son poco creíbles en relación a lo que se había construido en el pasado. El esfuerzo de los escritores se nota forzado y ni las buenas actuaciones lo resuelven.

 

La historia es reconstruida, contada por diferentes voces, excepto por la de la propia Hannah. Por otro lado, transforman a la joven en una presencia constante en la vida de Clay, una especie de conciencia – o inconciencia – que habla e interactúa con él. La Hannah de antes queda en la primera temporada, y se crea variadas versiones de la protagonista, todas fabricadas con la parcialidad de los demás. La ampliación del relato quita la contundencia de la historia original.

 

Clay no consigue librarse de ella

 

Una cuestión que llega a ser cómica durante esta segunda parte es el hecho de que Clay entabla continuamente conversaciones con una Hannah Baker muerta. Es decir, habla y grita con el aire o mejor, con sí mismo. Y nadie se da cuenta. Ni mismo la madre y su nuevo compañero de habitación.  

 

Más situaciones increíbles

 

Otra de las irrealidades presentadas es el hecho de que todos los alumnos siguen en la escuela, especialmente Jessica. Es complicado comprender cómo los padres no cambian los estudiantes de colegio luego de tantas tragedias y ataques, la mayoría sin cualquier punición. Liberty High se ve cada vez más negligente e ineficaz.

 

 

 

 

 

Lo que se salva

 

Ni todo es descartable en la segunda temporada de «Por 13 razones». Brandon Flynn entrega un Justin Foley cada vez más problemático y su nueva relación con Clay es bastante entretenida.

 

Otros personajes que crecen son el del pedagogo Kevin Porter y Alex Standall que lucha por adaptarse a su nueva realidad. Por otro lado, Zach Dempsey finalmente deja un poco de lado su exasperante pasividad.

 

Resalta el ahínco de la serie en abordar las diferentes matices de las víctimas en recuperación, y las consecuencias sufridas posteriores a la violación. La serie recuerda la problemática del acoso en una sociedad todavía increíblemente misógina y patriarcal, que prefiere culpabilizar la víctima y absolver el estuprador como será demostrado más de una vez en escena.

 

 

 

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