Empezamos a pensar en las vacaciones con tres libros absolutamente diferentes entre sí. La tremenda novela «Perder el juicio», de Ariana Harwicz + «Bang crunch», cuentos del canadiense Smith Neil + «Un puñado de flechas», de la original narrativa de María Gainza.
Título: Perder el juicio. Autora: Ariana Harwicz. Editorial: Anagrama.
Al centro de la conciencia, de la existencia, de las tripas, ahí apunta siempre esta escritora argentina radicada en Francia desde 2007, y su tiro es certero, ya que desestabiliza la mesa de emociones de cada lector que la enfrente.
Después de tremendos títulos como “Degenerado” y “Matate amor” llega “Perder el juicio”, un drama contemporáneo donde el centro es todo aquello que está mal, que siempre juramos no hacer, y sin embargo hacemos.
Los seres humanos piensan que saben de qué son capaces. Creen que no podrían escapar de los policías, que nunca le harían mal a un niño. Yo no podría matar a mis padres; hagan lo que hagan, me dieron la vida. O yo no llegaría jamás hasta la violación. No sería capaz de acelerar al volante en un puente con mis hijos en el auto y caer al vacío. Pero todo eso lo decimos antes; no somos capaces, es cierto, nos resulta impensable el crimen, hasta que pasamos al acto.
Perder el juicio cuenta la historia de un robo, de una apropiación, de un incendio provocado. Esta obra es el viaje de un secuestro donde la vida es vista como el armado de una evasión. Como dice Harwicz, se escribe una novela cuando se está en desacuerdo con el sentido de las palabras, cuando dejar de mentir es imposible.
Título: Bang Crunch. Autor: Smith Neil. Editorial: Edhasa.
Primer libro del escritor canadiense traducido al español, y la puerta de ingreso – entonces- a su potente narrativa.
Con un Bang que inaugura el cosmos y un Crunch que lo lleva a su fin, esta colección es una extraordinaria exploración del complejo encanto de la condición humana. Una mujer habla con las cenizas de su marido conservadas en una piedra de curling; una joven pareja lidia con los fragmentos de aquello que no puede decir; un guante encuentra el amor y la aventura de su vida; dos amigos deben enfrentar sus emociones en una exhibición artística poco convencional; una niña con el extraordinario síndrome de Fred Hoyle cuenta su historia mientras su vida se expande y contrae como la del propio universo.
Estos personajes se abren camino en situaciones inusuales, que develan una acuciante necesidad de conectar con el otro. Los encontramos al borde del abismo y la epifanía. Para bien o para mal, los vemos moldear sus vidas de forma decisiva. Somos testigos silenciosos de sus puntos de inflexión. Valiéndose de una prosa clara y precisa que desborda con sutil inteligencia y un inesperado sentido del humor, Neil Smith captura al lector en una intensa red de emociones que oscilan entre la más feliz de las esperanzas y la más desgarradora de las soledades.
Título: Un puñado de flechas. Autora: María Gainza. Editorial: Anagrama.
Una noche, durante su estancia bonaerense para el rodaje de su película Tetro, Francis Ford Coppola le dijo a María Gainza: «El artista viene al mundo con un carcaj que contiene un número limitado de flechas doradas. Puede lanzar todas sus flechas de joven, o lanzarlas de adulto, o incluso ya de viejo. También puede ir lanzándolas de a poco, espaciadas a lo largo de los años. Eso sería lo ideal, pero ya sabés que lo ideal es enemigo de lo bueno».
Además de Coppola, en Un puñado de flechas asoman una acuarela de Cézanne sustraída de un museo de Buenos Aires, la casa de un coleccionista, un paseo por el Walden Pond de Thoreau, las enigmáticas pinturas de Bodhi Wind en piscinas californianas que aparecían en la no menos enigmática Tres mujeres de Robert Altman, unas fotos rescatadas de un maletín, los óleos del pintor catalán Nicolás Rubió en los que evocaba el pueblo francés donde pasó la guerra civil española, la vida cosmopolita y la memoria de la escultora María Simón, las andanzas del pintor Francis Hopkinson y su asistente Moon en México y un cuadro maldito de Tiziano oculto en Tzintzuntzan…
A medio camino entre el ensayo y la narración, María Gainza sigue explorando nuevas formas de entender la escritura, rompiendo las barreras estancas entre los géneros. Un libro en el que se entrecruzan el arte, la literatura y la vida, y que confirma a su autora como una de las voces más estimulantes del actual panorama de las letras en lengua española.