Babilonia Literaria Para la primera semana de primavera, dos libros argentinos para que florezca tu biblioteca. Una ficción, con el policial de Gustavo Rimoldi, ambientada en la década del `40 en Buenos Aires y tiene como protagonista a un detective peronista. Y de no ficción, con lo último de la periodista Leila Guerriero, narrando un episodio solapado por el gobierno de Galtieri de la Guerra de Malvinas.
Título: Cabezas perdidas. Autor: Gustavo Rimoldi. Editorial: Edhasa.
Si te gustan los policiales, históricos y ambientados en Argentina, entonces esta Novedad es para vos. Se trata de la última novela del escritor Gustavo Rimoldi (Buenos Aires) que despliega una historia que tiene como protagonista un particular detective, porteño de ley, y deseoso de aventuras.
Cuando Santone lo llama y lo convoca para un trabajo, Elio Rubato intuye que no será uno más. Es abogado de profesión, pero su oficio no son las leyes, sino las búsquedas, como si de un detective se tratara. Es peronista, lleva una foto de Perón firmada por el general el bolsillo interior del saco y le gusta ir a los cabarets a bailar tango. Estamos en las Buenos Aires de la década del ´40 y él honra las virtudes de los porteños: lealtad a los amigos, el amor que se declina en melancolía, entereza frente a la soledad.
Rubato no equivoca el pronóstico: lo único que debe hallar a una mujer que se robó unos documentos de una asociación italiana. Parece todo tan sencillo que no se entiende para que lo contratan. Por supuesto, apenas comienza la pesquisa lo sencillo se bifurca en pistas extrañas: los documentos son incunables que se remontan al Martín Fierro de José Hernández, Rubato no es el único que los busca, la mujer parece haberse esfumado, el fascismo español y una tradicional familia de terratenientes son parte interesada, la asociación italiana no hace gala de beneficencia.
Título: La otra guerra. Autora: Leila Guerriero. Editorial: Anagrama.
Siempre es una hermosa invitación leer los relatos exquisitamente construidos de la periodista Leila Guerriero. Y esta no es la excepción. “La otra Guerra. Una historia del cementerio argentino en las islas Malvinas” se titula el nuevo trabajo de la escritora y cronista, que se ubica a fines de la contienda y que pone sobre la mesa datos nunca antes revelados por el gobierno dictatorial de entonces.
En 1982, tras la guerra entre Argentina y Gran Bretaña por las islas Malvinas, el ejército inglés ordenó al oficial Cardozo que identificara a los soldados argentinos fallecidos en ese territorio y diseñara un cementerio para albergarlos. Los resultados de su trabajo llegaron al gobierno argentino, que no los hizo públicos ni los dio a conocer a los familiares de los caídos, de modo que estos permanecieron sin identificar. ¿Por qué? Porque el gobierno inglés hablaba y pedía por la repatriación de los soldados caídos algo que las autoridades de entonces no estuvieron de acuerdo en aprobar. Si se repatriaban los soldados se daba por sentado que no estaban en su país. Ese “conflicto semántico” como lo llama la autora, es el núcleo de este interesante trabajo.
Este libro, por tanto, narra los esfuerzos, exitosos y recientes, por restituir una memoria opacada por la inacción institucional, el orgullo nacionalista y la sombra de la dictadura.
