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Cinco razones para leer “Louvre”

Se trata de la ópera prima del escritor francés Josselin Guillois, que narra el (extraordinario) operativo montado en 1939 y meses antes de la ocupación nazi en París, para (des)armar el Museo Louvre, buscando resguardar las obras de arte de la Segunda Guerra Mundial.

Corre el mes de septiembre de 1939 cuando Francia le declara la guerra a Alemania. Son los inicios de la Segunda Guerra Mundial, contienda que seis años después terminaría con un saldo de millones de muertos, un mundo dividido y una Europa devastada. En esa previa de lo que luego sería, un hombre, Jaques Jaujard, director del Museo del Louvre, se anticipa al infierno y al escuchar la noticia de la declaración bélica de su país, decide tomar cartas en el asunto. Así, de buenas a primera, sin mucha teorización al respecto y con un equipo formado por restauradores y artistas, comienza a dirigir del desmontaje de todas y cada una de las obras de arte exhibidas en las salas de uno de los espacios de arte más importantes del mundo. En total, más de 3.000 piezas entre pinturas, dibujos, esculturas y objetos de todos los tamaños, serán escondidas en distintos lugares del país para su resguardo.

“Louvre” es la novela que reconstruye este operativo desde adentro  y en esta nota te damos 5 razones que deberías tener en cuenta para no perderla de vista.

1. Hecho verídico e inédito.

Una de las cosas que más me llamó la atención de este libro fue descubrir que está basado en una historia real. Por eso, desde el asombro me asomé a esta historia. “Louvre” se desarrolla a partir del operativo para desarmar el Museo de la capital francesa, en los meses previos a la ocupación nazi en París a partir de junio de 1940 y es este el punto central del cual se toma su autor, Josselin Guillois (1986) para reconstruir un hecho inédito y de dimensiones extraordinarias. En pocas semanas, más de 3.000 obras de arte (pinturas, dibujos, esculturas, antigüedades) fueron desalojadas del Louvre a pedido de su director, Jaques Jaujard y trasladadas a diferentes puntos de Francia, entre ellas el Castillo de Chambort, anticipándose a lo que podía ser el infierno nazi. Jaujard tomó real dimensión de la cercanía del enemigo a comienzos de septiembre cuando Francia le declara la guerra a Alemania, y por lo tanto decide iniciar este operativo junto a todo el equipo de trabajo del museo. Hombres y mujeres estuvieron trabajando arduamente y de madrugada, sobre todo, desarmando emblemáticas adquisiciones como “La Gioconda”, “La Victoria de Samotracia”, “Las bodas de caná” para llevarlas a rincones ocultos en castillos periféricos a la capital. Pero serán tres voces femeninas quienes nos narrarán la historia, tres mujeres que, de diferentes lugares, reconstruirán un hecho inolvidable que nos permite sentir de manera palpable la guerra que se aproxima y atraviesa.  

2. Sus personajes.

Como dijimos, tres serán las mujeres que nos irán narrando la historia. Marcelle Jaujard, esposa del director y colega dentro del Museo, Carmen, una pre-adolescente ahijada de Jaujard que vive en Chambort, donde llevan algunas de las obras de arte, y Jeanne, una antigua amante de éste. La primera de ellas será la voz desde adentro, la que conoce no solo los movimientos del museo, sino también de quien dirige el operativo. Y con esa voz analítica y detallista, nos irá narrando de a poco los entretelones del espacio que la circunda, ya sea la galería, la ciudad o el país.

Carmen, en tanto, un poco niña un poco mujer está tan preocupada por los cambios en su cuerpo como por el desembarco del enemigo. De hecho, liga simbólicamente uno al otro. Carmen dice ya a comienzos de 1940, por ejemplo, que si la regla no le viene antes de tal fecha, Alemania ganará la partida. Fantasía y realidad se mezclan en su relato, y a través de este recurso, nosotros como lectores imaginamos lo que puede imaginar todo un pueblo que no sabía el infierno que estaba por ocurrir.

Y por último Jeanne, en la primera etapa de la ocupación nazi en 1942, relata lo que ya no se puede imaginar y ocurre frente a todos. El éxodo, las noticias nefastas, el infierno.

3. Actuar como una crónica de lo que pasó.

La estructura propuesta por el autor es de tres partes que reflejan los diarios íntimos de estas tres mujeres. No es la primera vez que un objeto tan personal como lo es un diario, ese espacio en el que uno cuenta aquello que no quiere contar a nadie (¿o sí?), narra lo cotidiano de vivir los lados oscuros de la vida. Las frustraciones, los temores, los dolores. De hecho, con solo pensar en el diario de Ana Frank podemos tomar dimensión del poder de este registro en primera persona, cronológico y puntual que parece de narrativa sencilla, pero se convierte en un documento histórico y social. Guillois entonces elige contar la historia a partir de tres primeras personas, que si bien por ahí cuesta al inicio que tome ritmo, al promediar la novela se vuelve mucho más ágil su lectura.

4. Su interés en el arte.

Este punto es, para mí, uno de los más importantes, sobre todo para aquellos que les gusta la historia del arte. ¿Por qué? Porque por afición, conocimiento o gran documentación, el autor no solo describe el operativo de desmontar las obras sino que va narrando particularidades de alguna de ellas. Entonces en medio del relato nos encontramos con La Gioconda de Leonardo Da Vinci, esa mujer que nos mira con un misterio absoluto, con los desnudos de Fontainebleau que desvelan a Carmen o las grandes composiciones de Delacroix. Quizás algunos lectores hayan ido al Louvre, quizás no, pero si pueden, tengan a mano cuando lean esta novela un libro sobre arte o un ordenador, para buscar las obras que se nombran y se integran a la lectura, ya que por supuesto terminarán de completar las voces de quienes hablan. 

Fotografìa que muestra parte del operativo real dirigido por Jaujard.

5. Ser breve y efectiva.

Este puede ser un punto controversial para algunos, pero para mí es importante decir que “Louvre” es una novela no muy extensa y con capítulos cortos divididos en fechas. Eso convierte la lectura en ágil y dinámica. En época donde los tiempos de lecturas son difíciles de sostener diariamente, saber que un libro es bueno y breve, como solemos decir, es dos veces bueno.  

 

A los curiosos, les dejo unos links sobre la investigación realizada en los últimos años sobre este operativo.

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