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Murió Liliana Bodoc y se apagó algo de la magia

 

 

Se la recordará eternamente por la Saga de Los Confines, pero yo jamás podré olvidar a la Bodoc de “Amigos por el viento”. Durante 2017 leí ese libro en tres instancias diferentes: junto a mis hijas para una tarea de Lengua; con mis alumnas de la clínica de escritura (mujeres de 30 a 50 años, todas muy lectoras y varias de ellas ya con oficio en la escritura) y en el taller literario que coordino en la residencia para mamás menores en estado de vulnerabilidad (la mayoría con escasas lecturas previas). La sorpresa fue que en todos estos ámbitos la respuesta fue la misma: emoción profunda, en especial tras leer el cuento que da nombre al libro. Hablamos de lo que significaba para cada una aquello de que “a veces la vida se comporta como el viento”. Fue el disparador para escribir y para sumar otras lecturas. Fue el disparador para zambullirnos en lo más hondo de nuestro ser. Y así, en tan solo un cuento juvenil, reafirmé algo que ya sabía: Bodoc tenía la magia. Sí, esa magia de contar historias con sencillez, poesía y profundidad. La magia de romper todas las barreras entre la literatura infantil, juvenil o para adultos. La magia de atestiguar que la literatura siempre será una.

 

Les aseguro que leí a mis hijas, durante su infancia, más de mil veces “Sucedió en colores”. Admito que me emocioné hasta las lágrimas con “El perro del peregrino”. Confieso que disfruté cada página de “El espejo africano”. Y les sugiero que, si aún no lo hicieron, se dejen llevar por la saga “Tiempo de Dragones”.

 

Cuando pasado el mediodía de hoy leí la noticia de su muerte, sentí una enorme tristeza. Increíblemente y por distintas razones nunca pude estar en ninguna de sus presentaciones ni tampoco entrevistarla. Era una de mis autoras favoritas. Me rectifico: es una de mis autoras favoritas.

 

Dicen que acababa de regresar de la Feria de Libro de La Habana (Cuba); dicen que se encontraba en Mendoza; dicen que en la madrugada sufrió un infarto que acabó con su vida…. Dicen, dicen, dicen… Yo digo que algo de la magia se apagó, pero nos quedan sus libros que narran con esas voces que parecen provenir de un lugar maravilloso y lejano. Esas que resuenan al calor de un fogón ancestral. Esas que hablan con la sutil belleza que toca lo más hondo del alma humana.

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