Como dos ríos que se unen y llegan naturalmente al mar, así las dos primeras historias creadas por la autora cordobesa Fernanda Pérez se entrelazan en esta última novela, consiguiendo generar un libro aún más intenso que los anteriores títulos: Las Maldecidas y El Sacramento.
Y no es casual la imagen elegida como metáfora, ya que después de haber leído uno tras los otros los relatos, no es difícil imaginar que todas aquellas historias –tanto centrales como secundarias-, que integraban cada libro se convirtieron -de a poco- en cursos de agua, para luego ser como esos cauces que cruzan y marcan el terreno del litoral de nuestro país, como los ríos Uruguay y Paraguay, que le daban marco a las novelas de Fernanda Pérez.
“Los paraísos perdidos” puede presentarse como una novela que no necesita de los anteriores relatos para ser entendida. Es decir, sus personajes tienen vivencias narradas en otras páginas, pero podemos entender su presente sin leerlas de antemano.
Y estaríamos diciendo la verdad.
Sin embargo, es fundamental apuntar dos cosas: primero, que esta comentarista ya leyó Las Maldecidas y El Sacramento, y por lo tanto hará una apreciación sobre la secuencia; y segundo, que al no leer las otras novelas, se estaría perdiendo de dos hermosas sorpresas de la narrativa cordobesa.
Ambientada en 1828, luego de finalizada la Guerra con el Brasil, esta novela (como las ya citadas) se enmarca en un contexto histórico político por demás fructífero de nuestro país. Como si fuera necesario, para la autora, contar aún más de todo ese proceso independentista latinoamericano, y de los cientos de anónimos que vivieron y murieron gracias a él.
Como si hubiera sido necesario darle un final acabado a esa historia que comenzó con el matriarcado de las Rojas, en Santo Tomé y luego giró salteando unos años hacia atrás, ubicándose con otros personajes y otros desafíos en Colonia El Sacramento, en ese momento, dependiente de la corona Portuguesa.
Al igual que un abanico que va desplegando de a poco sus colores mientras se lo abre, “Los paraísos perdidos” es sin dudas la novela más coral de la escritora, que le permite al lectora descubrir en cada página personajes tan complejos como transparentes.
La historia girará en torno de “El portugués” –hijo del relato de El Sacramento, por decirlo de alguna manera-, y Lorenzo (niño de Las Maldecidas que se hace hombre en este tomo), que por guiños del destino y licencias de la autora, se encuentran en esta nueva novela, desandando un camino de amor, exilios y muerte.
Ambos personajes buscan aquello perdido, y van tras un sueño. Uno, ya hombre, decide emprender el camino necesario para vengar sus injustas pérdidas; el otro, siendo apenas joven, está dispuesto a luchar no sólo por sus ideas, sino por el amor de su vida.
Su encuentro es el comienzo de todo, y a la vez una puerta que se abre, como un pasadizo para recordar historias, escenas y personajes de las novelas anteriores, que se van colando entre las páginas de manera tan precisa y armoniosamente, que es casi como resumir lo mejor de cada una.
Situada en partes en Loreto, otro tanto en Corrientes, y por supuesto transitando capítulos enteros dentro de los paisajes más indómitos del litoral argentino, la autora vuelve a mezclar su historia con los conflictos reales de aquellos tiempos, haciendo intervenir con mesura e inteligencia figuras cruciales de la lucha independentista. Y quizás no tanto figuras, sino hechos, que sin dudas marcarán la el destino de cada personaje.
Es preciso distinguir que el trabajo de Fernanda Pérez ha demostrado un crecimiento por demás importante, si uno se detiene y lo aprecia en perspectiva. Como un pintor que comienza una obra y de a poco, gracias al paso del tiempo, se permite incorporar de a poco trazos, nuevos tintes y diferentes texturas, “Los paraísos perdidos” se presenta como un cuadro terminado que condensa lo mejor de lo aprehendido desde aquella primera publicación de “Las Maldecidas”, en 2012, hasta ahora. Y, personalmente, creo que el eje que sostiene estos relatos tan maduros, son si dudas la construcción de personajes por demás humanos, con miserias y bondades, que se enfrentan a los giros del destino y la imaginación de su autora, como si tuvieran vida propia.
Según lo comenta la escritora, “Los paraísos perdidos” comenzó con la imagen en su cabeza de un exilio, de gente que debía abandonar un lugar querido. Quizás por eso esta novela propone un relato en constante movimiento: de destinos que se cruzan, de hombres y mujeres que se acercan y se alejan, de amores que llegan y odios que se van, de lugares ocultos que al descubrirlos nos iluminan, y quimeras que siguen lejos en el horizonte y nos sirven para avanzar.
“Los paraísos perdidos” cierra, por así decirlo, una ¿saga? que comenzó con Las Maldecidas y abrió juego en El Sacramento. Mirándolo así, no nos queda más que decir que esta novela pone fin al capítulo introductorio de Fernanda Pérez en la literatura argentina. Sin embargo, este libro abre al mismo tiempo otro capítulo, que ligado a una creatividad mucho más acabada por parte de la autora, augurará seguramente la etapa más fértil de la escritora cordobesa.