Fresca, auténtica y muy bien interpretada por la actriz Gisela Ponce de León, la película peruana “Soltera codiciada” es un buen ejemplo de que las buenas comedias no siempre deben caer en los clásicos clichés.
Mari Fe tiene su vida en orden: un buen trabajo, un noviazgo estable con Matías (quien por razones laborales se ha ido del país pero con el que se contacta diariamente), una linda casa heredada, un pequeño y buen grupo de amigos…. Pero en la noche de su cumpleaños todo se desmorona. En realidad todo no, solo su relación con su pareja quien por Whatsapp le hace saber que lo de ellos ha llegado a si fin. Ante semejante golpe, Mari Fe recibe sus 30 borracha, dormida en una bañera vacía y totalmente desmoralizada. Pero junta dignidad y enfrenta a sus amigos y a su trabajo con valor, aunque en el fondo convive con la presencia de un Martín que la acecha en todo momento.
Es que la casa está plagada de recuerdos al igual que las series que miraban juntos, las canciones compartidas, las salidas…. En fin, todo la lleva al recuerdo de esos años compartidos.
Hasta ahí podríamos hablar de una comedia romántica convencional, pero “Soltera codiciada” tiene varios hallazgos que la vuelven diferente, original y divertida. El primero es su protagonista, la talentosa Gisela Ponce de León que, con enorme naturalidad, construye a una Mari Fe a la que le creemos desde el primer momento. No es una bomba sexy de cuerpo escultural, es más bien común, rellenita y sin ningún rasgo físico que la vuelva atractiva. En el proceso de reconstrucción tampoco utiliza la artimaña convencional de este tipo de películas en donde la chica sale a hacer deporte, cambia su look y se vuelve una diosa de la noche a la mañana. Nada de eso, por el contrario Mari Fe pasa los días entre tragos compartidos con sus amigas, nutridas comilonas y clases de pole dance que le ayudan para romper con la rutina.
Otro hallazgo es que los elementos tecnológicos también constituyen la trama. Mari Fe abre un blog -justamente titulado «Soltera codiciada»- que gana adeptos. También están los mensajes de textos, las conexiones vía skype y los diálogos por Whatsapp que le dan una impronta moderna y ágil a esta película que seguramente despertará interés en las audiencias más jóvenes.
Aquí no hay un “príncipe azul” que saca a Mari Fe del dolor, no se da eso de que un clavo saca a otro clavo, sino que tal como ocurre en la vida de cualquier persona común y corriente, las desilusiones amorosas se van sanando a medida que pasan los días y surgen otros desafíos, proyectos y sueños personales… Es que tal como lo afirma la propia protagonista, la vida se parece un poco a un cuento en el que a veces nos toca ser la princesa, a veces el hada madrina, a veces la bruja e más de una vez el príncipe azul que nos rescata de nuestras caídas.
Un filme que toma los condimentos convencionales del género, pero que le da una vuelta de tuerca interesante y original. Divertida película peruana que ya puede verse en Netflix.