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"Aquí hay dragones": Cuando la guerra se disputa en el cuerpo

En su nueva novela, Florencia Bonelli narra la durísima historia de una mujer bosníaca que sufre en carne propia las crueldades de la guerra. 

Un relato profundo y conmovedor que oscila entre el espionaje, el drama y el romance. 

 

 

 

Hay una escena, dolorosa y tierna, que concentra tal vez la esencia de esta historia. Una abuela consuela a su nieta, le dice que los seres que viven en la oscuridad necesitan apoderarse de la luz de los seres luminosos. Y ella, Mariyana, es luminosa. El desafío es no dejarse vencer, no dejar que su luz sea absorbida por la tiniebla. Y es en esa penumbra donde están los dragones: ellos rondan, ellos destruyen, ellos humillan, ellos pisotean la inocencia y la dignidad, ellos son impunes. Pero aún así, a veces hay quienes logran sobrevivir contra todo pronóstico. Y ése es el caso de La Diana, la protagonista de la nueva novela de Florencia Bonelli.

 

Para los seguidores de la escritora, La Diana no es una desconocida sino alguien a que ya les fue presentado en la saga “Caballo de fuego”. Allí tuvo un  papel importante, tanto que le valió el pase a su propio libro.  

Sin dudas, para un autor nunca es sencillo tomar la decisión de volver sobre personajes de otros textos, siempre está el riesgo de narrar más de lo mismo y de no sorprender. Pero éste no es el caso. En «Aquí hay dragones», Bonelli logra develar una Diana diferente. La vemos en esa infancia y adolescencia rodeada de amor, de sueños, de protección. La vemos en la incertidumbre de una guerra a la que no entiende ni dimensiona. La vemos sometida a la tortura, la vejación, el dolor, la ira, la impotencia. La vemos erigirse como una vengadora, pero también desmoronarse ante el más mínimo roce. La vemos sanar lentamente bajo el poder de un amor que la rescata de las sombras y de las culpas.

 

No se trata de una novela rosa sino de un relato que indaga sobre la resistencia del espíritu humano ante las situaciones extremas: la guerra, las violación, la tortura, la culpa, el dolor, el hambre, el sometimiento, el tráfico sexual….

La escritora ha logrado trazar a La Diana con pinceladas definidas, colmadas de detalles que dan cuenta de un enorme trabajo de investigación y compromiso con la Historia y con el personaje. Su protagonismo es tan poderoso que pese a que cada tanto aparecen Elíah y Matilde (figuras de “Caballo de fuego”), éstos no opacan a la joven de Bosnia. 

Y si bien un libro de Bonelli sin romance no sería «un Bonelli», vale advertir a los lectores y lectoras que el amor recién emerge cerca de la página 300, ya que lo fundamental aquí es mostrar que detrás de esa Diana ruda, fuerte y entrenada como soldado de élite, se esconde una Mariyana débil, vulnerable, lastimada.

 

De todas maneras, la autora nos regala un personaje masculino muy diferente al de sus libros anteriores pero mucho más humano y querible. Lazar no es rico ni poderoso, es más bien un idealista dispuesto a enfrentar lo que sea para proteger a quienes sufren. Él también esconde una historia de dolor a la que ha superado gracias a su sabiduría y capacidad de amor.

En Lazar está la fórmula para la sanación de Diana. Y en Diana está la fórmula para la felicidad de Lazar. Se necesitan el uno del otro para enfrentar y vencer a  “los dragones” internos y externos.

 

El relato se estructura en dos tiempos: el del pasado durante la guerra de Bosnia (trama muy dramática narrada en tono de diario íntimo) y el actual con un argumento que oscila entre el romance y espionaje.

 

Un “Bonelli” diferente que requiere del lector la valentía para enfrentar los pasajes más duros y la paciencia para develar los hilos de un relato que ahonda en el tema del tráfico humano, la esclavitud sexual y las consecuencias de la guerra.

 

¡Vale la pena leerlo! Solo cabe advertir que el final queda abierto ya que tiene una segunda parte que sale en 2019.

 

 

 

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