Daniela Martín, Nicolás Giovanna (directorxs) y Laura Ortiz (actriz) charlaron con Babilonia y contaron cómo fue el hermoso/desafiante/movilizador proceso de adaptación de la novela "Lengua madre", de María Teresa Andruetto para llevarla a escena. La obra se presenta todos los viernes de septiembre y octubre en Espacio Cirulaxia.
Luego de un extenso proceso de adaptación + puesta que comenzó en 2019 y un debut pospuesto por la pandemia en 2020, finalmente estrenó el pasado viernes en Espacio Cirulaxia la obra “Lengua madre” llevando al teatro –con las actuaciones de Laura Ortiz y Diana Lerma-, la bellísima novela de la autora cordobesa María Teresa Andruetto.
Publicado en 2010, este libro despliega con maestría una historia donde tres voces femeninas (y otras más): la de una hija (Julieta), una madre (Julia) y una abuela (Ema), cruzan pasado y presente, y reconstruyen tanto sus relatos personales/familiares como así también fragmentos de la Dictadura militar de 1976.
La voz central es la de Julieta, una joven que regresa al país después de varios años, para ir al pueblo donde su madre ha muerto y reencontrarse con algunas de sus pertenencias, entre otras cosas un gran manojo de cartas escritas, enviadas y/o escondidas. Las cartas pertenecen a Julia, su madre, pero también a Ema, la abuela de Julieta y los relatos que narran cada una de ellas permiten reconocer los difíciles vínculos que mantenían entre ellas, la coyuntura que las llevó a tomar tremendas decisiones y los pasos que se pueden seguir para lograr cerrar una historia atravesada tanto por presencias como ausencias.
Quien comenzará con la idea germinal de traspasar la novela a la escena será Laura Ortiz, quien luego interpretará a Julieta en escena. “El libro me conmovió mucho por varias cuestiones personales. Por eso le escribí rápidamente a “La Tere” (Andruetto) para ver qué me decía. Porque, según lo que ella me respondiera, veía si le daba curso al deseo. Le dije: “Acabo de leer “Lengua madre”. Quedé muy conmovida, quisiera hacerla en teatro, ¿qué pensás de esto? Y ella me tiró la mejor onda. Me dijo: “adelante”. Guardé ese mensaje porque fue un puntapié inicial”.
Paralelamente, Ortiz compartió el anhelo con su amiga y directora Daniela Martín, quien ya había sentido una fuerte conexión con el texto al leerlo y quiso ser parte del proyecto. Tiempo después desembarcará en el proyecto Nicolás Giovanna como entrenador actoral, para terminar de cerrar un equipo que se puso al hombro un tremendo desafío: desarmar esa novela hecha a la perfección y subirla a escena creando un universo escénico para interpretarla.
En la previa del estreno, Laura, Daniela y Nicolás hablaron con Babilonia y contaron cómo fue todo este proceso.
-“Lengua madre” narra una historia pero tiene varias sub-tramas que conforman un complejo tejido de voces que reconstruyen una época. ¿Con qué conectaron ustedes de la novela?
–Nicolás Giovanna (N.G.): Conecté por varios lugares. Primero me conectó con mi mamá, mi abuela, mi tía, con las mujeres de mi familia. Eso fue lo más fuerte. Después hay algo del pueblo, y lo que le pasó a Julieta con eso. Esa gran resistencia que tiene ella me pasó también a mí, eso de no querer volver. De hecho recién en la pandemia me reconcilié con mi pueblo, ir y recorrer sus calles por primera vez después de mucho tiempo. Fue muy fuerte.
Daniela Martín (D.M): Yo conecté con el vínculo femenino, y también con otra línea que tiene que ver sobre cómo Julieta recupera esto de que la escritura no es solo la de la Academia, sino que en esa escritura de cartas entre madre e hija también hay toda una literatura, una forma. Cada vez que tenemos que actuar una carta todavía no entendemos cómo «la Tere» logra capturar las formas del habla de esas mujeres. Entonces esa línea, yo que tengo toda una gran relación con la Universidad, me parece re linda, descubrir cómo ella como autora recupera esas cosas del saber y de la circulación de las palabras y de la memoria. Eso de que la memoria no está en los grandes relatos sino en los pequeños, porque fijate que leyendo las cartas uno puede ir haciendo una reconstrucción de la época que es muy fuerte.
Y otra conexión que hacemos es con la novela “La casa de los conejos” de Laura Alcoba, de esa hija que tiene un dilema con una generación de padres que se dedicaron a hacer la revolución pero se olvidaron de sus hijes. Esa lectura también me emociona, me impacta, me pone en crisis.
– Laura Ortiz (L.O.): A mí me conectó eso de cómo construye la historia a partir de los relatos que va contando una madre. En mi caso yo tengo una tía que fue asesinada en la dictadura, que es hermana de mi papá, no de mi mamá, pero todo el episodio y la construcción del hecho, la tengo por palabras de mi mamá, que ha sido la que le puso voz a lo que pasó, a los sentimientos de mi papá, a la reacción de mis abuelos. Toda la historia se me armó con los relatos de mi mamá. “La Tere” recupera en las cartas una forma de hablar del momento y de esas mujeres y de expresarse muy propia de madres y abuelas de esa época.
Del papel a la escena
En ese arduo trabajo de adaptación de la obra de Andruetto, tanto Laura como Daniela y Nicolás coinciden en que se toparon con varios desafíos, no porque hayan encontrado complicaciones en la trama, sino porque consideraban (y consideran) tan perfecta la novela que en algún punto no sabían cómo desarmarla (simbólicamente) para armarla en escena.
“Estuvimos mucho tiempo lidiando con el enamoramiento que teníamos con las palabras de la Tere”, se sincera Daniela y nos abre la puerta para entender cómo fue ese enorme camino que fueron desandando de manera colectiva desde el papel a la escena.
D.M.: Primero se armó el equipo de sólo dos actrices: Laura y Diana Lerma a quien invitamos para la ocasión. Eso ya configuraba el tema de qué contar y cómo. Después, y luego de hacer muchas experimentaciones, tomamos la decisión de que Laura iba a componer el personaje de Julieta y Diana sería una voz que va ayudando en el trabajo de reconstrucción de la memoria de la protagonista. Pero llegar a encontrar esa lógica nos llevó mucho tiempo.
N.G.: Hacer la versión fue lo más complejo y lo más hermoso porque fue ver cómo todas esas palabras, ese universo que amamos y nos encanta, tenía lugar en la escena de múltiples formas. Porque la escena tiene otros lenguajes a los de la literatura, y el primer obstáculo fue justamente descubrir cuál/es eran esos pasajes, saltos. Creo que una vez que encontramos la dinámica fue avanzando cada vez más la escena: qué mundos podían abrir las luces, el vestuario, las diapositivas, las actrices, la música, cada lenguaje escénico iba narrando algo diferente.
D.M.: Mucho tiempo estuvimos lidiando con el enamoramiento que teníamos con las palabras de “la Tere”, no nos animábamos a hacerle nada. Al principio teníamos como treinta hojas de dramaturgia y nos dábamos cuenta que había un montón de cosas que tenían que ser dichas de otra manera, no con las palabras de la Tere aunque fueran perfectas, que tenían que ver con las interpretaciones. Ese encantamiento fue medio carcelario en un momento, el desafío fue encontrar qué viaje poético podíamos armar nosotres para construir ese mundo.
L.O.: La pregunta era el cómo poner esa poesía en el cuerpo y que empiece a pasar algo y comenzar a narrar la historia. Fue ahí cuando lo convocamos a Nico, para que nos diera un entrenamiento actoral. A través del trabajo de él empezaron a aparecer un montón de cosas vincular de las actrices, más emocional. Luego le dijimos a Nico que se quedara y por eso surgió la doble dirección.
La palabra dicha y escrita
“Lengua madre” se narra a partir de relatos, muchos de ellos (la mayoría) escritos en cartas. Una hija, una madre y una abuela atraviesan tiempo(s) y espacio(s) a partir de misivas escritas y enviadas, otras guardadas o escondidas, a lo largo de décadas. Pasado y presente se funden en esas letras a mano que reconfiguran una época, sirven para dar soporte a toda la trama y ahora se convierten también en un recurso visual/lingüístico para la obra.
-Las cartas son uno de los ejes de la novela. Ustedes en un momento del proceso de construcción de la puesta, solicitaron en redes que la gente enviara cartas para usar en la obra. ¿Cómo se ven éstas en escena?
L.O.: Las cartas están físicamente, Sara Sbiroli (diseño de escenográfico) hizo un piso de cartas y papeles que enviaron y otras personales que trajimos nosotros. Algunas, incluso, son donaciones que vamos a devolver. Cartas de las que nos pudimos desprender, que fue otro viaje más de los tantos que tuvimos con la obra. Cartas que nos pertenecían de la adolescencia, de vínculos con familias, amores, qué se yo.
N.G.: También hemos buceado mucho en ese territorio con respecto a la materialidad de la carta y las posibilidades en escena. Hay cartas que se leen, otras que se simplemente se agarran y se tiran y cartas que se actúan.
–¿Están muy expectantes con la mirada de la autora?
L.O.: Y…te condiciona, te afecta en el sentido del afecto sobre todo, porque es una responsabilidad. “Lengua madre” es una de las novelas emblemáticas de Andruetto y hay una gran expectativa de la gente. Uno quiere gustar, pero tenemos muy en claro que es una versión nuestra y una mirada del trabajo que se completa con la mirada de los espectadores. Tere ha sido muy generosa, nos ha dicho: “tomen y hagan lo que quieran”. Fue un gesto hermoso.
Día y horario
Las funciones de “Lengua madre” son todos los viernes de septiembre (agotadas) y octubre a las 20 en Espacio Cirulaxia (Pje. Agustín Pérez 12) -zona ex abasto- con entrada general de $600.
Las reservas se hacen al 351-339-4388. Por los protocolos sanitarios solo se reservan y venden entradas con anticipación a través de Whatsapp ya que no hay venta en boletería de la sala.
La ficha técnica se completa con:
Voz en off: Elena Cerrada
Diseño escenográfico y lumínico/Realización escenográfica: Sara Sbiroli
Música original: Ceci Kiu
Diseño de vestuarios: Carolina Figueroa, Billy Petrone
Diapositivas y fotografías: María Palacios
Producción: PH Cultural Producciones.