Para fanáticos, pero también para aquellos que todavía no la vieron y están en la búsqueda de una gran propuesta audiovisual, el 10 de septiembre estrena en MAX la última temporada de la novela escrita por la italiana Elena Ferrante. En esta nota te contamos por qué es una de nuestras favoritas.
Los lectores solemos tener muchos interrogantes a la hora de terminar un libro que nos conmovió de principio a fin. La primera es: ¿podrá otro libro volver a conmovernos como el último que leímos? Y la segunda es: ¿podrá esta historia llegar a la pantalla?
Pregunta –esta última- que luego se traslada, inevitablemente a otra que ya no es retórica, sino que abre el juego al debate: ¿Esa serie o película será fiel a lo que el escritor creó? ¿Le hará justicia a las imágenes construidas por cada uno de nosotros mientras lo leíamos? ¿Le sumará o restará a la trama?
A decir verdad, pocas veces ocurre que una producción audiovisual está tan a la altura de la circunstancias como ocurrió (y ojalá siga ocurriendo con esta última entrega) con “La amiga estupenda”, miniserie creada y filmada en Italia, que pone en pantalla la saga completa “Dos amigas”, de Elena Ferrante, tetralogía que comenzó a publicarse en 2012 y vendió millones de ejemplares en todo el mundo.
En Babilonia hemos hablado muchas veces, tanto de Elena Ferrante como de la saga en sus primeras tres temporadas –La amiga estupenda, Un mal nombre y Las deudas del cuerpo- (link de notas anteriores), y en esta oportunidad, en la previa del debut de la última entrega (“La niña perdida”) el próximo martes 10 de septiembre, hablaremos en particular de por qué la posicionamos como una de las producciones que mejor han sabido adaptar un texto, consiguiendo dejar contentos a los lectores.
El cuidado de la dupla protagónica
A pesar de que la saga es absolutamente coral, o sea, está estructurada a partir de núcleos familiares con personajes que presentan (sub)tramas de peso, hay que subrayar que las cuatro entregas de la historia tienen un anclaje que jamás se modifica y que es el vínculo de amistad entre Lila y Lenú.
Todo, absolutamente todo (los romances, los pactos sociales, los mandatos culturales, las decisiones a futuro, las equivocaciones políticas), está atravesado por esa relación simbiótica –tan estupenda como tóxica- entre Rafaella Cerullo (Lila) y Elena Greco (Lenú).
Ellas son las partes y el todo; por lo tanto, elegir una dupla que logre representar esa extraña dualidad era lograr más el 50% del éxito de la serie. Y se ha conseguido. Tanto de niñas como de adolescentes y jóvenes, las seis actrices han retratado a la perfección esa extrañeza que vincula a las dos amigas.
Lo que tienen no es un vínculo fácil, que muchas veces se sostiene de silencios, mentiras, frases entrecortadas y sobre todo gestos de una hacia la otra. La voz narrativa principal es de Lenú, ella es la que cuenta acerca de ambas, por eso en toda la lectura, nosotros creemos entender lo que le pasa a Lila, siempre mirando a través de los cristales de su amiga. Sin embargo la película pone la mirada omnisciente, que abarca tanto a una como a otra, y eso, lejos de quitarle particularidad, potencia la trama. Ahora somos capaces de ver qué ocurre realmente con esa mujer tan diferente a Elena, que a veces juzgamos y otras veces entendemos, y que se ciñe también a los avatares de los tiempos de época.
Una amistad que acontece en la infancia, cuando los estereotipos del mundo en particular y de la Nápoles de mediados de Siglo XX todavía no hacen mella en dos niñas inocentes, funciona como un pivote infranqueable para lo que luego –cuando crezcan- desarrollar esa trama extraordinaria que irá y volverá entre el amor, los reproches, la lealtad, los celos, la compasión y las mentiras.
La magnífica recreación escénica
Leer Elena Ferrante es viajar a la profundidad del sur italiano. Es sumergirse en las calles de la Nápoles que ha quedado pobre, mucho más pobre de lo que era, luego de la Segunda Guerra Mundial y en particular a los barrios marginales donde el futuro se busca (y no siempre se encuentra) en las oportunidades familiares.
En la saga Dos Amigas están los Carracci en la charcutería, los Peluso en la carpintería, los Sarratore -poetas y ferroviarios-, los Scanno vendiendo verduras, los Solara con su bar, los Spagnuolo y su pastelería, cada uno representando no solo un estrato socio-cultural, sino también una forma de ver y posicionarse en un mundo que comenzará a cambiar vertiginosamente a partir de los ´50.
La serie, tan precisa en sus escenografías de planos medios, tan simbólica en sus elementos de vestuario y fotografía, tan generosa en sus paisajes de gran angular, logran crear el marco perfecto donde esta historia se desarrolla y a medida que atraviesan las décadas. Y no sólo ocurre en Nápoles, tanto en la periferia como en el centro, donde la novela va y viene en sus cuatro tomos, sino también cuando la trama se traslada a Pisa, Turín y Florencia.
La reconstrucción es –sin dudas- otro de los enormes puntos a favor de esta producción, que la convierte en una de las mejores de los últimos tiempos.
Fidelidad a la trama
Por último, y no menos importante, la miniserie ha sido absolutamente fiel a la escritura del libro, respetando incluso diálogos completos, escenas memorables y gestos claves de sus personajes, consiguiendo que quienes fuimos lectores de la saga mantengamos una relación continua con aquello leído y disfrutado.
Se nota, una y otra vez, la mirada y curaduría del guión a cargo de Elena Ferrante (presente en cada una de las entregas audiovisuales), poniendo énfasis en pasajes centrales y también valor al crecimiento de personajes como Nino Sarratore, Pasquale Peluso, Gigliola Spagnuolo y Alfonso Carracci.
Micro resumen
En pocas palabras y pensando en quienes aún no han visto la serie o leído los libros, contamos a continuación de qué trata “La amiga estupenda” en cada una de sus temporadas que se pueden ver completas en MAX.
“La amiga estupenda”. Primer libro –publicado en 2011- y primera temporada, estrenada en 2020. Niñez y adolescencia de Lila y Lenú en los suburbios de Nápoles a mediados del S.XX. Dos niñas que representan diferentes estratos socioculturales y con temperamentos absolutamente opuestos confluyen en una amistad única. Por momentos, incluso, parecen ser dos personas en una. El yin y el yan. Ambas con una inteligencia prodigiosa, sin embargo, tomarán caminos diferentes a partir de la juventud, que las llevará a confrontar en sus vínculos amorosos, familiares y políticos. Aparece un personaje que hará pendular toda la historia entre ambas: Nino Sarratore.
“Un mal nombre”. Segundo libro (2012) y temporada (2022). Con menos de veinte años la vida las hace elegir y tomarán decisiones trascendentales. Lila se casa con un hombre al que odia, se convierte en ama de casa y se sumerge en un espiral de violencia doméstica. Lenú, en cambio, aplaudida por su mérito académico y su empeño en salir de ese barrio marginal se va a estudiar a Letras a Pisa. Las revoluciones del mundo en general –esos locos ´60 y ´70-, y el despertar del feminismo europeo en particular atravesarán los aspectos públicos y privados de cada una.
“Las deudas del cuerpo”. Tercer libro (2013) y temporada (2022). Lina y Lenú ya no son las adolescentes que tomaron diferentes caminos, menos que menos las niñas que se juraron amistad eterna. Dos matrimonios fallidos y una maternidad que les pesa, las terminaron de poner en veredas que parecen opuestas, pero que no son tan diferentes. Nino Sarratore vuelve a estar en el centro de la escena, generando una nueva tensión entre ambas. El mundo ya camino por los ´80, Lenú es una escritora consagrada que reniega de su historia personal pero la utiliza a su favor en su narrativa. Lina, por su parte, dispuesta a surgir entre las cenizas y aprovechar los ascensos sociales de la industria, vislumbra un nuevo acontecer en su vida. Sin embargo, hay deudas que empiezan a pesar.
Última entrega: lo que hay que saber
Lo más importante a tener en cuenta en esta última entrega titulada “La niña perdida”, es que vuelven a cambiar las protagonistas de la serie. Luego de la segunda y tercera temporada, Lila y Lenú tendrán otra vez nuevos rostros. Después de haber sido niñas (interpretadas excepcionalmente por Ludovica Nasti y Elisa Del Genio), adolescentes y jóvenes de veinte y pico (por Giaia Girace y Margherite Mazzucco), ahora avanzarán en la edad llegando a la plenitud de los 30 y 40. Para ello se verá a Irene Maiorino (Gomorra) como Lila (o Lina) y Alba Rohrwacher (La hija oscura, también de Ferrante) como Lenú, desplegando esa etapa madura en la vida de cada una.
Como dijimos, y fiel a lo que acontece en el libro, fue rodada entre Turín, Florencia y Nápoles, y pondrá en pantalla un nuevo encuentro entre las amigas después de que hayan tomado caminos distintos, absolutamente contrapuestos, con un nombre y un amor (Nino Sarratore) que sigue interfiriendo en ese vínculo.
Tras dejar su ciudad natal para casarse y convertirse en una escritora de éxito en Florencia, Elena volverá a Nápoles siguiendo un amor de juventud que vuelve a florecer.
¿Cuánto le costará ese amor y ese regreso? ¿Cómo será volver a caminar por las calles de su niñez y codearse con su gente? ¿Se ha transformado esa amistad con Lila ahora que la ciudad ha progresado y su amiga también? ¿Quiénes son una y otra?
Si bien el gran director italiano Paolo Sorrentino (y otros) continúa en la producción general, la dirección de esta temporada está a cargo de Laura Bispuri, conocida por el drama de temática transgénero Sworn Virgin y por Daughter of Mine. Y el reparto lo conforman también Fabrizio Gifuni (Nino Sarratore), Stefano Dionisi (Franco Mari), Pier Giorgio Bellocchio (Pietro Airota), Lino Musella (Marcello Solara), Eduardo Scarpetta (Pasquale Peluso), Edoardo Pesce (Michele Solara) y Sonia Bergamasco (Maria Rosa Airota).
La cuarta y última entrega se podrá ver desde el 10 de septiembre por MAX con entregas semanales.