El escritor y periodista de Buenos Aires radicado en Barcelona participó de la antología «Pasaje de ida», editada este año por Alfaguara, integrada por relatos de autores argentinos radicados en diferentes partes del mundo. Hoy comparte con Babilonia un fragmento del cuento «La Ruta del Maltrato», texto incluido en esta antología que narra la llegada de un joven a una ciudad cualquiera en la que se encuentra con una sospechosa alternativa turística.
Ahora no sé dónde estoy pero ni bien llegué a la ciudad me dispuse a hacer la Ruta del Maltrato. Los anuncios de la app RM me venían persiguiendo mucho antes de mi arribo. Vi que era liviana y que se descargaba en pocos segundos. Y que en el foro de usuarios muchos se mostraban satisfechos con el libre albedrío que permitía. Esto último era posible gracias a lo que llamaban un “sistema de geolocalización manual”, que no era otra cosa que la ausencia de una ruta demarcada previamente. No funcionaba por Gmaps, era local. Sólo se activaba cuando estabas en la ciudad. Fuera de ella, la app no servía absolutamente para nada.
Lo sé bien porque la descargué antes de llegar y la quise probar en mi país. No funcionaba. Esto aumentó mi ansiedad, sólo al principio. Después la fui olvidando, poco a poco, entre la cantidad de preparativos habituales previos de esos viajes que se hacen sólo o con pasaje de ida. La app no te obliga a subir fotos para tu perfil ni a hacerte un usuario ni tampoco a vincular datos con tus redes sociales. RM no te conecta con nadie. Entonces quedó ahí en mi teléfono, semanas, perdida entre tantas otras apps. Ni siquiera me acordé de ella el día que tomé el avión.
Tampoco la había olvidado del todo, pero quizás podría haberla descartado por completo si no hubiese sido por un folleto que me entregaron en el hall del aeropuerto ni bien llegué a mi destino. Un papel blanco con letras negras, satinado, con la foto algo desenfocada dos adultos sin edad específica ni características físicas particulares ni nada que se pudiese destacar. Un hombre y una mujer con los ojos inexpresivos, los dos fuera de foco y mirando fijo a la cámara. Abajo, este texto:
Queremos darte la bienvenida a esta ciudad pujante y en continuo crecimiento, plena de rutas históricas, culturales y de naturaleza. El mar y la montaña la abrazan y la rodean, convirtiéndola en una de las joyas mediterráneas más preciadas. Creativa y dinámica, a la vanguardia mundial en propuestas originales, hoy invita a que la conozcamos desde un nuevo e interesante itinerario: la Ruta del Maltrato.
Más que una ruta, todo un desafío para el visitante que esté dispuesto a afrontarlo. Ideal para quienes gustan del riesgo y los deportes extremos. Perfecta para aquellos espíritus curiosos que huyen de los típicos mapas turísticos. ¡La Ruta del Maltrato no tiene mapas ni puntos fijos! ¡Tú eliges el inicio de tu propia aventura!
El objetivo es que logres experimentar en carne propia la adrenalina del maltrato local, tan característico y auténtico, inmutable alrededor de los siglos. ¿Quieres probar suerte con la típica y elegante humillación de los locales? ¿Te animas a explorar los fríos y aristócratas modales de sus gentes? Sólo tienes que animarte y verás que hay múltiples y sugerentes maneras de la agresión urbana. Compruébalo en carne propia.
Debajo, los logos de las tiendas virtuales de Android y Iphone para descargar la app. Ninguna firma ni sellos oficiales de ninguna empresa ni oficina turística. Solo un logo, las letras RM dentro de un círculo negro y grueso con fondo blanco. Las dos letras del mismo tamaño, sin ninguna inclinación ni serif, en tipografía palo seco. Todo el folleto presentaba esas características: los blancos y negros, los trazos gruesos, las letras dinámicas.
Recuerdo hasta a la mujer que me lo entregó. El pelo corto castaño, sin maquillaje y sin ninguna característica notable o memorizable más que esa ausencia de algún rasgo destacable. Ella misma, su expresión vacía y su minimalismo obcecado, rompían el protocolo de cualquier folleto turístico.
Y eso me volvió a cautivar, semejante cuidado por la armonía del concepto. Teniendo en cuenta, además, que yo no venía a hacer turismo.
Guardé el papel en el bolsillo trasero del pantalón, encendí un cigarrillo y lo fumé hasta que las brasas rozaron el filtro, mientras perdía mis ojos en las colinas de los valles que acompañan el contorno de este aeropuerto. Ya habría tiempo para entender los sistemas de transportes que me llevarían hasta mi nueva casa. Apagué la colilla de un pisotón y abrí la app RM. Y, esta vez sí, la ciudad se volvió GPS.
Sobre el autor
Laureano Debat. Nació en Lobería, Provincia de Buenos Aires, en 1981. Se licenció de periodista y comunicador social en la Universidad Nacional de La Plata, donde también trabajó como docente en diferentes talleres de escritura. Se radicó en Barcelona en 2009 para cursar el Máster en Creación Literaria en la Universitat Pompeu Fabra.
Como periodista cultural ha colaborado en los suplementos Radar, de Página 12, y Cultura(s), de La Vanguardia y en la revista Orsai. Ha incursionado, además, en diferentes ámbitos del periodismo: arquitectura, ciencia, política y derechos humanos. También trabajó como productor y locutor de radio, copy publicitario y guionista. Actualmente colabora como cronista de la Revista Ñ de Clarín y Anfibia de Argentina, Altaïr Magazine, Eldiario.es/Catalunya Plural y Vice de España y Radioacktiva de Colombia. Este año presentó en Córdoba su libro «Barcelona inconclusa», nacido en un blog, donde recorre a partir de relatos, las calles de esta ciudad que mira al Mediterráneo y que habita desde hace más de una década.