La escritora marplatense comparte con los lectores y lectoras de Babilonia un fragmento del primer capítulo de su novela inédita «Augusto de León» en la que incursiona en el género policial.
Capítulo 1
El Abandono
Argentina, octubre de 1975.
La sala del registro civil estaba llena de gente. El matrimonio venía demorado y los invitados se amontonaban junto a los del casamiento que seguía en turno. Paula miró ansiosa hacia la puerta esperando ver ingresar por ella a Juan Ignacio, su novio desde hacía seis años que ese día se convertiría en su marido.
Ya habían pasado veinte minutos de la hora fijada y Juan Ignacio no aparecía. Tampoco había llegado su madre, ni ningún otro miembro de la familia. Algunos de sus amigos la miraban con benevolencia y hasta con lástima. En vano sus ojos volvieron a dirigirse hacia la puerta y la sorprendió ver ingresar por ella al doctor De León, quien había sido su profesor en Derecho Procesal Penal. No pudo evitar pensar “sigue tan apuesto como siempre”; inmediatamente se sintió culpable.
Más aturdida se sintió cuando advirtió que él cruzaba la sala y se dirigía directamente hacia ella.
– Hola Paula -. ¿Cómo se acordaba de su nombre? Hacía casi dos años que había cursado su materia.
– Doctor -respondió ella con timidez.
– ¿Podemos hablar en privado? –pidió él indicándole con la mirada que el tema era importante.
– Por supuesto –.La tomó del brazo y la condujo hacia la salita donde se realizaría la ceremonia, vacía por el momento.
El doctor De León era juez en el fuero penal, y Paula adivinó que traía malas noticias a juzgar por la severidad de su rostro. La ausencia de Juan Ignacio no hacía más que reforzar tal pensamiento.
– ¿Ocurre algo malo? –preguntó ansiosa ni bien él cerró la puerta.
– Tu novio no vendrá –disparó el doctor De León sin preámbulos.
– ¿Qué le ocurrió? –tenía los ojos al punto de las lágrimas.
– Él está bien, no le pasó nada.
– ¿Por qué no vino entonces? ¿Qué hace usted aquí?
– Vine a avisarte que él no vendrá. No estaba seguro de este matrimonio y quiso asegurarse antes de dar este paso.
– No entiendo… ¿Acaso ustedes son amigos? ¿Él lo envió?
– Nada de eso.
– ¿Dónde está Juan Ignacio? –Paula estaba desorientada.
– Se fue a Buenos Aires –. Recién en ese instante Paula adivinó lo ocurrido. Juan Ignacio había vuelto para ver a su ex novia.
– ¿Fue a ver a Isabel? –en sus ojos ahora había furia y despecho.
El doctor De León no contestó y su silencio fue más que elocuente. Ella se paseó por la estrecha sala, enojada, y él la dejó reflexionar durante unos minutos.
-Paula –su voz ronca y firme la alejó de sus pensamientos.
Se dio vuelta y lo enfrentó llena de vergüenza por el abandono. Él se le acercó y le tomó las manos ante su sorpresa.
–Vine para casarme contigo –. Ella lo miró con sus ojos azules de pestañas pobladas y él advirtió su desconcierto-. Te prometo que a mi lado serás la mujer más feliz de la tierra.
– ¿Es una broma? –respondió Paula retirando súbitamente sus manos. -¿Por qué habría de casarme con usted? Apenas lo conozco.
-Porque yo estoy enamorado de ti –sus palabras la sacudieron por entero. Miró sus extraños ojos oscuros y no halló signo de malicia ni burla, al contrario, encontró en ellos sosiego y seguridad –. No te arrepentirás –le aseguró.
Sobre la autora
Gabriela Exilart, marplatense, Abogada, Docente en la Facultad de Derecho de la UNMDP, Escritora y Coordinadora de Talleres de Escritura Creativa, Novela y Experimental.
Autora de «Tormentas del pasado», «Pinceladas de azabache», «Renacer de los escombros», «Por la sangre derramada», «Con el corazón al sur» y «Napalpí. Atrapada en el viento». Participó con un cuento en la antología romántica «Ay, amor», y con varios en «Portador de sueños».
Recientemente recibió el Premio Alfonsina en el rubro Creación Literaria, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de General Pueyrredón.