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"Ensenada. Una memoria", o aquello de lo que estamos hechos

 Publicado en 2018, «Ensenada. Una memoria», es el último libro que llegó a las librerías del escritor argentino Leopoldo Brizuela, fallecido en el último mes de mayo. Ambientada en el prólogo de lo que fue el derrocamiento de Perón en 1955, el relato de una niña de 10 años va desandando el éxodo de toda una familia en provincia de Buenos Aires ante la amenaza de la Marina de bombardear la refinería de YPF en Ensenada. 

 

 

El mes de mayo de este año nos sorprendió con una triste noticia para el mundo de las letras la muerte de Leopoldo Brizuela, acaso uno de los referentes actuales de la literatura argentina.

La casualidad hizo que  al momento de su fallecimiento, justo estuviera leyendo de su autoría “Ensenada. Una memoria”, hecho que tuvo un efecto profundamente nostálgico en mí, y que me hizo anclar -a partir de su ausencia- cada uno de los pensamientos que él había desplegado en dicho libro – tanto siendo escritor como argentino-, en un mapa emocional diferente. De un día para el otro, ese, que contaba aquella historia que yo estaba leyendo, existía y no, como lo que había relatado en sus páginas.

 

“A cierta edad, nada como la memoria de los sentidos se parece al abrazo imposible” dirá el autor explicando el texto casi al final y a manera de epílogo, pero me sirve a mí aquí para iniciar este comentario que intentará describir una trama o, tal vez, a penas (des)armar ese complejo universo de sentidos del que se componen los personajes de Brizuela.

 

Ambientado en Ensenada, en medio del conflicto entre la Marina y el gobierno de Perón entre el 16 y el 19 de septiembre de  1955 que desembocó luego en el Golpe cívico-militar denominado de manera eufemística Revolución Libertadora, el libro describe el camino desandado por la familia Grimaut mientras se desplaza en éxodo al escuchar que se bombardeará la destilería de YPF «si el General no renuncia a la presidencia». Pero a diferencia de la literatura que estamos acostumbrados a leer,  Brizuela no se centrará en el caos reinante de una  ciudad ni en la incertidumbre política del país sino en la marejada que se empieza a desarrollar piel adentro de una niña que no pasa los 10 años. Desde los ojos de Poliya es que se pinta este cuadro en secuencias perfectas (y desacomodadas de manera inteligente), narrando un periplo que dura apenas 48 horas e incluye encuentros y desencuentros.

 

Brizuela, por si hace falta apuntarlo, en medio de uno de los momentos más cruciales de la historia nacional contemporánea, esa que dividía (y aún divide la política argentina), elige narrar desde los ojos de la más pura inocencia.

¿Qué sucede en el sentir de una niña en medio de un conflicto económico-político-social que la lleva y trae de la mano de padres, abuelos y demás familiares de un lado para el otro sin lograr descifrar los bandos de buenos y malos? ¿Cuál es la verdadera preocupación de una pequeña que se pega a las faldas de su tía Beba y más aún, ante la ausencia de ésta, cuando la situación obliga a defender una ideología? 

 

Los personajes de Brizuela suelen tener límites difusos hacia el exterior, pero profundamente concretos hacia dentro. Por eso le bastará con algunas pocas cosas de ese afuera que acontece (como la incesante lluvia, el ruido de los aviones y las bombas, el olor a petróleo, el profundo silencio) y sobreabundarán recursos para describir procesos internos. Es el relato articulado amablemente entre un narrador omnisciente y la primera persona de una niña el que sostendrá de principio a fin una inmensa novela, compleja de leer por su particular ritmo y puntuación, pero que cuando uno logra acomodarse a ese cuasi soliloquio infantil, se vuelve hipnotizante.

 

Los integrantes de la familia Grimaut en general, Poliya, la Tía Beba, Tota, Gogo, Toni, la señora de Zufriategui e incluso esa figura indescifrable de “El Patano” en particular,  hablarán de a uno por momentos y todos juntos a la vez, quizás hasta en el mismo párrafo.

Imaginemos un caleidoscopio repleto de colores, así es la trama de Brizuela.

Todos tienen algo que decir siendo peronistas o contreras (como lo describe el autor), y ese coro –como bullicio constante- será el movimiento que nos irá llevando, como si estuviéramos en el mismo éxodo de los personajes-, a recorrer las calles de Berisso y Ensenada, transitando un momento puntual de la historia de la Argentina. La división de toda una sociedad se respira en las páginas, pero las palabras del autor serán el puente que une de un lado al otro el abismo.

 

Él lo dice en el título. Esta es una memoria. La suya. Aquella que permaneció latente en su vida a medida que avanzaba el tiempo y pudo (res)guardarla de ignorancias y olvidos. ¿Qué podemos rescatar de aquello que ya no está, de aquello que ya no es? Emociones, o simplemente, reminiscencias de lo que fuimos y seguimos siendo. Desde allí escribe el autor. Un autor que se fue demasiado rápido, pero que dejó un legado inmenso, que nos espera en cualquier biblioteca.

 

 

Mini bio. Leopoldo Brizuela nació en La Plata en 1963. Estudió Letras y además de narrador, cuentista y poeta, trabajó como traductor e investigador. Entre otros títulos, publicó “Tejiendo agua”, “Fado”, “Los que llegamos más lejos”, “Lisboa. Un melodrama” y “Una misma noche”.

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