babilonia logo

Libros que traspasan el papel: El mundo oculto de Sabrina

La adaptación audiovisual del cómic “Chilling Adventures of Sabrina” de Roberto Aguirre-Sacasa -también guionista y productor ejecutivo-, entretiene por el ritmo, el tono y el buen reparto.

La serie estrenó en Netflix fines de octubre y ya tiene confirmada su segunda temporada así como un especial navideño.

 

 Foto: Facebook oficial

 

 

Brujas ahorcadas, cabras, canibalismo, demonios, muñecos de vudú, rituales satánicos con sangre: “El mundo oculto de Sabrina” tiene de todo. La serie mantiene los personajes conocidos de los ‘90, pero en una versión más ágil y oscura. Sin embargo, aún con muchos elementos del género horror, la versión Netflix no llega a ser verdaderamente terrorífica, manteniendo algunos componentes teen de “Sabrina, la bruja adolescente” y un humor que la equilibran.      

 

El primer episodio arranca cuando Sabrina está a punto de completar sus 16 años con algunas típicas problemáticas de su edad como los conflictos en la escuela, su primer amor con Harvey (Ross Lynch) y la relación familiar con las tías que la criaron. No obstante, la chica carga un secreto: es mitad humana y mitad bruja y, en el día de su cumpleaños, deberá elegir si firmará o no su alianza eterna con “El señor oscuro Satán”.   

 

Uno de los puntos fuertes de “El mundo oculto de Sabrina” es que posee buenos personajes y actuaciones. Desde la protagonista Kiernan Shipka (Sally Draper de Mad Men), pasando por su primo Ambrose (Chance Perdomo), hasta sus antagónicas tías Hilda (Lucy Davis) y Zelda (Miranda Otto, Eowyn de El señor de los anillos), todos suman a la familia Spellman y al argumento con sus interacciones e historias particulares.

 

Pero no solo ellos agregan interés a la serie. Richard Coyle (Coupling) entrega un draculesco Padre Faustus Blackwood, sumo sacerdote de la “Iglesia de la Noche”; Tati Gabrielle (The 100) interpreta Prudence Night, rival de Sabrina; Gavin Leatherwood hace Nicholas Scratch, un posible futuro interés amoroso para la protagonista y, finalmente, Michelle Gomez (Dr. Who) da vida a la entretenida y diabólica Madame Satan, que funciona como una voz en el oído de la brujita.

 

Quizás las tramas menos entretenidas sean las que ocurren en el universo no brujo de la ciudad de Greendale (donde se desarrolla la historia). Aunque alzadas las banderas feministas e de identidad de género, y narrativas individuales que  complejizan la trama principal, las amistades no mágicas de Sabrina no son del todo atractivas.

 

Por otro lado, la figura de Satán -el “Dios verdadero” adorado por los brujos- propone un juego antagónico a los conceptos y ceremonias cristianas. Incluso, el libre albedrío de la “Iglesia de la Noche” pronto se muestra como una mentira, un juego de poder dentro de la Institución controlado por un patriarcado.

 

Dentro de la misma lógica, y uno de los atractivos de la serie, es que la oposición “bien vs. mal” es mitigada, ya que no compone la manera de pensar de muchos de sus personajes. La Ley de Talión es normalizada y una mala acción puede ser vengada con otra peor. De esta manera, se cruzan muchas líneas morales y cabe a la audiencia hacer los juicios de valor, inclusive de Sabrina.      

 

En un análisis más técnico, la serie busca mantener su clima tétrico no solo con los ingredientes propios de la hechicería, sino también construye su atmósfera con colores oscuros y rojizos, sombras, luces tenues y, especialmente, utiliza el desenfoque de los contornos en muchas escenas. 

 

El final de la primera entrega deja abiertos muchos interrogantes que seguramente serán resueltos en la segunda temporada ya  confirmada para el 2019 por Netflix, pero antes los fans podrán aprovechar un especial navideño titulado “Un cuento invernal” el próximo 14 de diciembre en el canal de streaming.   

 

 

Novela gráfica

 

“El mundo oculto de Sabrina” es escrita por Roberto Aguirre-Sacasa, el mismo creador del cómic “Chilling Adventures of Sabrina” (una versión más sombría de “Sabrina, la bruja adolescente), publicado por Archie Comics, en la cual está basada. El relato está relacionado al universo de la popular serie juvenil Riverdale, también producida por Aguirre-Sacasa.

 

Read Previous

Para chicos y no tan chicos

Read Next

Un novela que abarca mucho y profundiza poco