¿Qué siente un hombre o una mujer cuando el desamor cruza el eje de su existencia? ¿Cuáles son aquellos sentimientos que afloran cuando el hastío frente a una realidad repleta de soledad se nos vuelve rutina? ¿Acaso el dolor no nos iguala aunque seamos diferentes?
Aunque seguramente el autor cordobés Carlos Salinas nunca se propuso responder estas preguntas, sus respuestas fueron leídas por mí mientras pasaban una a una las páginas de “Musas para los días del descrédito”, su reciente libro editado hace pocos meses de manera independiente en nuestra ciudad.
Con un subtítulo que retrata la realidad desde donde escribió cada uno de estos versos, Salinas señala que este nuevo volumen está repleto de Poemas de amor y desamor, y se encarga de dejarnos en claro que este caudal de sentimientos encontrados no es más que un frente de agua que avanza sin poder detenerlo. Así lo siente uno cuando comienza a leer “Musas..”.
Semejante a las crecidas de los ríos caudalosos de nuestra serranía, los poemas de Salinas se encadenan unos con otros a través de un hilván imperceptible que nos describe ese desgraciado momento de ruptura amorosa que le tocó vivir al poeta y nos traslada, como el agua en movimiento, a emociones a veces olvidadas, otras veces desconocidas.
La poesía muchas veces es para quien la escribe como el interrogante que jamás se descifra, como la alquimia perfecta que nunca se encuentra, pero al mismo tiempo, cuando no es capaz de cuestionarla, se convierte en herramienta, canal, recurso y ofrenda para expresar aquello que siente. Es lo que ocurre en aquí.
Durante todo el libro Salinas jamás se detiene a reflexionar sobre las emociones como el rencor, el enojo, la ira, la tristeza y el dolor que le provoca ese amor que se ha ido, sin embargo es la poesía la que le brinda todas y cada una de las palabras sanadoras para depurar su oscuridad.
A través de un camino ondulante, la poesía de Salinas nos relata detalladamente y con una honestidad brutal, los capítulos que suelen proseguir al instante mismo después del adiós. La soledad, el dolor, la angustia, la nostalgia son los protagonistas de sus poemas, que describen tan exactamente esa realidad, que incluso como lectores somos capaces de imaginarlo escribiendo desesperadamente tras un encuentro fortuito a mitad de la calle con ese amor que se ha ido o pausadamente, en una noche de insomnio, recordando las mieles de caricias pasadas. La poesía de Salinas es así, urbana, actual, tan presente que hasta parece que saldrá publicada en un diario como noticia. El se encarga de que sus versos sean auténtica fotografía de lo que es sentir en el siglo XXI. Y eso lo hace creíble, llano, fresco, despojado de estéticas vetustas. Salinas nos relata su dolor siendo habitantes de la aldea 2.0, por eso es difícil no sentirse representado.
Sin embargo, de ese mar de lágrimas el poeta elije como título para su libro el lado B de la soledad. Ni amarguras, ni olvidos ni despedidas. Porque él sabe que se ha quedado sin una mujer, pero vienen a él otras tantas para saciarlo y dejarlo extasiado de palabras. Sus musas han ido a su encuentro para dejarle en claro que el desamor puede ser un infierno de locura y desesperación, pero tierra fértil para un nuevo poemario.
Es esta una invitación a (re)descubrir poesía. La de ahora, la de aquí, la de Córdoba.