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Literatura vs. Cine, Agatha Christie vuelve a la pantalla grande

Tras la primera producción -en 1974-, el relato de Agatha Christie vuelve al cine de la mano del director y actor Kenneth Branagh, con un reparto sin igual, y mucho para observar.

 

 

La obra de Agatha Christie es traslada a la pantalla grande una vez más, desde que en 1934 la escritora la publicara. Y en esta ocasión es Kenneth Branagh quien se luce como director y actor interpretando al famosísimo Hercules Poirot, perspicaz detective belga de bigotes gigantescos. Las expectativas eran grandes al tener un elenco de reconocidas estrellas del cine como Johnny Depp como Ratchett, Michelle Pfeiffer como Sra. Hubbard, Penélope Cruz como Pilar Estravados (una versión hispánica de Greta Ohlsson, cuyo nombre proviene de un personaje de otra novela de Christie, Navidades trágicas), Judi Dench como Princesa Dragomiroff, Derek Jacobi como Masterman, Leslie Odom Jr. como Arbuthnot, Daisy Ridley como Mary Debenham, Lucy Boynton como Condesa Andrenyi, Tom Bateman como Bouc, Manuel García-Rulfo como Bianimino Marquez, Josh Gad como Hector MacQueen, Marwan Kenzari como Pierre Michel, Sergei Polunin como Conde Andrenyi, Willem Dafoe como Gerhard Hardman y Olivia Colman como Hildegarde Schmidt.

 

Y en sus comienzos la película no decepciona en absoluto, somos testigos de la exigencia de Poirot, de su agudeza y su obsesión con el bigote, en una secuencia que presenta un caso del famoso detective mencionado brevemente en la novela original. La imagen y las tomas nos trasladan a una Europa de la década del `30, con paisajes formidables, todo un espectáculo visual que deleita con cada detalle.

El tren Expreso de Oriente se luce en todo esplendor y nos hace ansiar estar recorriendo esos paisajes nevados dentro de sus lujosos vagones. Desde las primeras acciones vamos conociendo a los personajes que interactúan, y desde el primer momento buscando entre sus actitudes sus movimientos más sospechosos. 

 

Pero los grandes actores que intervienen en escena no corren la misma suerte. Pocos son los momentos en que pueden lucirse y desplegar sus personajes, que en el libro de la autora adquieren características bien determinantes. Disfrutamos sus excelentes actuaciones en papeles tan representativos, como lo son cada uno de los que intervienen. El director aborda de un modo muy superficial la psicología y misterio de cada sospechoso del asesinato y, tal vez por esto, el sorpresivo final de la historia no causa un fuerte impacto en el espectador como lo hace en su relato Agatha Christie.

 

Por otro lado, para aquellos que nos hemos encariñado con Hercules Poirot a pesar de su testarudez, de su egocentrismo y su marcada obsesión por las líneas rectas, no logramos identificarlo en el Poirot de Branagh. Mucho más amable, gentil y ameno en la charla es el detective que interpreta el, al mismo tiempo, director de la película. Lo vemos más ágil, pero menos atrevido e inquisidor, y un sesgo de ternura despierta su imagen al recordar a su amada.  E incluso, algo impensado, lo ocurrido en este asesinato cambia la manera de pensar del detective. Aunque sí. su versión del belga es simpático y más divertido que el original, lo que nos genera algunas risas a lo largo del filme y se gana la aceptación del público. Su personaje está siempre presente en ese laberinto de pistas falsas que parecen valer más que las verdaderas y es por eso que en la película se destacan los entretenidos interrogatorios que Hércules Poirot hace a los pasajeros del tren. 

 

Se suman algunas escenas de acción fuera del tren que sorprenden y le quitan protagonismo al flamante Expreso, donde el encierro que se genera en la investigación crece con la incertidumbre y el misterio. Una película clásica,de buen gusto, con detalles que enamoran y buenos efectos. Al terminar la película nos quedamos con ganas de más imágenes tan pulcras y cuidadas, pero con la sensación de que todo acabó pronto.

 

Para aquellos que aún no la vieron, les compartimos el trailer:

 

 

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