Algo más que rizos, alisados y belleza femenina

Por estos días debutó en Netflix «El rizado camino de la felicidad», una comedia que partiendo del cabello (con sus alisados, rizados, cortes y tinturas) indaga sobre ese «deber ser» que se le impone a las mujeres desde pequeña y lo difícil que es mostrarse auténtica y diferente frente a ciertos modelos culturales.  

 

 

 

Nuestro cabello habla mucho de nosotros. Habla de lo que somos pero también de lo que queremos ser. Habla de nuestros momentos de esplendor, de las situaciones difíciles, de las enfermedades, de los cambios de vida… Habla de cuestiones más profundas y esenciales que a veces son tapadas a fuerza de tinturas, cortes, peinados, alisados, rizados y hasta rapados extremos. 

 

Bajo ese recurso, «El rizado camino de la felicidad» (Nappling ever after) construye una linda comedia que tiene como protagonista a Violet (Sanaa Lathan), una atractiva y exitosa mujer de raza negra que desde muy pequeña es obligada por su madre para alcanzar cánones de belleza que poco y nada tienen que ver con ella. Así, vemos a Violet de niña tolerando estoicamente un peine caliente de acero para camuflar sus rulos. Ya de adulta, el rito sigue con alisados, pelucas,  extensiones, peinados…. Y obviamente esa figura materna que ha hecho de la supuesta belleza un modo de tiranía.

Violet no se expone al agua, tampoco a la humedad ni a nada que pueda alterar ese pelo lacio y perfecto con el que cree que podrá conseguir a un hombre ideal. Cuando ese hombre llega nada sale de acuerdo a lo previsto. Entonces, la protagonista sale a la búsqueda de nuevos looks y horizontes que terminan en una rasura total de su cabellera.

Pelada y sola inicia un camino de autoreconocimiento. Para ello será clave su cruce con la pequeña y auténtica Zoe y con su padre, un peluquero que tanto en su profesión como en su vida personal apuesta por lo natural y lo auténtico. 

 

Basada en el best seller de Trisha R. Thomas, la historia está narrada a través de 5 capítulos:»Alisado», «Extensiones», «Rubia», «Calva» y «Nuevo crecimiento». En cada uno de éstos, Violet va trazando un recorrido que habla de nuevas libertades y renuncias. En paralelo su actividad laboral -dedicada a crear campañas publicitarias de productos de belleza para mujeres «perfectas»-  también se ve trastocada. 

 

Obviamente que en el medio hay amores, desamores y otros cruces familiares que completan la trama, pero el eje tiene que ver con eso de «cambiar la cabeza» no solo por fuera sino también por dentro. 

 

No es una película ambiciosa, más bien se trata de un relato simple y sin artilugios, pero cumple a la hora de entretener y deja algunas reflexiones de quién somos realmente cuando nos miramos al espejo y quién queremos ser. 

 

¡Una buena opción para pasar el rato! 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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