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5 razones para leer «Amantes de Buenos Aires»

El escritor portugués Alberto S. Santos publicó recientemente con Editorial El Ateneo “Amantes de Buenos Aires”, peculiar novela basada en la historia de dos maestras gallegas, Elisa y Marcela, que huyeron de España a comienzos del siglo XX y llegaron a Argentina, pagando el precio por amarse como no estaba permitido en la época. En esta nota, 5 razones para no perderla de vista.

La historia de Elisa y Marcela es única, original e inolvidable por varias razones.

En primer lugar porque si bien no es sorpresa que dos mujeres se amen y decidan pagar (incluso con su vida) por ese “pecado” establecido por la sociedad, sí lo es que resuelvan engañar a todo un pueblo y sobre todo al cura de una parroquia para conseguir la “bendición” católica, pensando que así podrían lograr cierta tranquilidad. Y en segundo lugar, porque su osadía llega hasta nuestros días, 100 años después. 

La historia (real) de Elisa y Marcela es la que la da vida a esta novela de Alberto S. Santos (Portugal-1967), autor de otras historias (como “La esclava de Córdoba” o “La profecía de Estambul”), que comienza en España en 1901 y llega hasta el presente en Buenos Aires, pasando por Portugal, narrando un relato coral y familiar atravesado por un amor prohibido.

Desde Babilonia, te damos 5 razones para no perderlo de vista.

1.

La primera, por supuesto, sus protagonistas. Elisa y Marcela fueron dos maestras gallegas que huyeron de Europa en 1901 cuando fueron perseguidas por haber engañado al cura de su pueblo en Dumbría (La Coruña), haciéndose pasar una de ellas por varón bajo el nombre de Mario. Elisa y Marcela existieron, como también su eterno amor, aunque hay muchos que hasta el día de hoy eligen pensar que solo eran dos maestras muy amigas que inventaron un plan para escapar de una situación violenta. De hecho Marcela al casarse estaba embarazada producto de una relación no consentida.

Elisa y Marcela se casaron en España, se escaparon a Oporto, Portugal, y luego terminaron viajando a Buenos Aires donde finalmente se radicaron no sin seguir huyendo de quienes la perseguían. Y su huida no solo tuvo que ver con salvarse de la cárcel segura, sino también con darle a la criatura que traerían al mundo, un destino de paz.

Elisa y Marcela son los personajes principales donde se anclará este relato pero no los únicos, ya que justamente la novela toma la historia de ellas para tirar del hilo y traerla a la actualidad (2009) buscando hilvanar la vida de toda su descendencia.

2.

Constelaciones familiares. Hay una rama de trabajo dentro de la psicología (muy moderna por cierto) que propone pensar a las personas como parte de un esquema de vínculos y acciones que las anteceden y preceden y, por tanto, las condiciona. Es decir, somos nosotros con la decisión de nuestras acciones, pero también parte de un entramado genético y sobre todo de memoria corporal/emocional que nos permite repetir patrones de conducta o replantearnos cuestiones existenciales una y otra vez, hasta que descubrimos el origen de las mismas. “Amantes de Buenos Aires” parece tomarse de esta terapia para estructurar la novela, presentando 100 años después la historia de Raquel Contrera, nieta de Cleide y bisnieta de Marcela, quien sin tener un solo dato de su árbol genealógico, atraviesa una crisis de identidad buscando descubrir por qué ciertos aspectos de su vida nunca terminan de encajar. Raquel es librera y trabaja en la hermosa Gran Splendid de Capital Federal. De un día para el otro alguien se comunicará con ella para plantearle un enigma que parece tocarla de soslayo. Ese otro es un abogado portugués que encontró un documento que involucra una herencia y sobre el que hay varios litigios familiares. Raquel, quien por otro lado está a punto de casarse y decidir abandonar el sueño de toda su vida de hacerse cargo de la gerencia de la librería, de repente se topa con esta noticia que pondrá su mundo patas para arriba. Ese pasado, del que mucho no sabe, le hará replantear muchas cosas.

Alberto S. Santos

3.

Narrativa original, ágil y atrapante. La pluma de Alberto Santos se destaca por varias cuestiones. En primer lugar por ser sumamente original su forma de narrarnos la historia. Planteada en tercera persona, pero con un narrador omnisciente sumamente cercano a los protagonistas, la novela acompaña palmo a palmo a los personajes, retratando y reflejando sus emociones desde sus fibras más íntimas. Por eso somos capaces de estremecernos con el amor de Elisa y Marcela, pero también con su dolor y su temor de ser atrapadas. Sabemos de la búsqueda de Cleide y de  la desorientación de Raquel un siglo después. Y no sólo eso, sino que Santos elige narrar también desde la mirada de Mario, esa invención de Elisa para engañar a todo un pueblo, convocando así al lector a un contrato de lectura peculiar que redobla su código entre lo ficcional y real. Amantes de Buenos Aires va y viene en el tiempo y es esa otra de sus fortalezas, por darle dinamismo y agilidad al relato. De repente estamos en Buenos Aires en 2009, de repente en La Coruña en 1901 y de repente en el teatro Tabarís en 1918 sin perder el hilo de los personajes ni la secuencia de la historia, todo un trabajo de edición y montaje literario que refleja una labor minuciosa de escritura.  

4.

Rigurosidad histórica. Dice Alberto Santos que comenzó a escribir sobre Elisa y Marcela luego de escuchar en un bar su historia. “Un autor tiene el radar siempre atento”, dijo a Babilonia en su oportunidad. Y a partir de lo que el viento le trajo, Santos se puso a investigar exhaustivamente para desarrollar luego esta novela que se ajusta, como un reloj, a la documentación de época. 

Se aprecia en cada página el trabajo de recopilación de datos, la búsqueda de fuentes orales y sobre todo la visita a lugares que fueron determinantes en la historia de base. Si bien su novela se desprende de la real, desarrollando un relato ficcional para la ocasión, lo cierto es que el autor apoyó las estructuras del libro en conocimientos puntuales y sólidos sobre la vida de estas dos maestras, logrando así conseguir un texto sin fisuras.

4.

Intertextualidad. Para los amantes de la literatura, “Amantes de Buenos Aires” no deja de ser una novela que también nos movilizará por la gran cantidad de intertextualidad con otros libros, autores y pasajes universales.

De hecho, sus primeros párrafos son una invitación sin tapujos a embarcarse en una historia escrita por quien es amantes de los libros. Dice así: “Siempre que podía, Raquel Contreras se encerraba en su oficina para revisar las novedades. Era un ritual que repetía desde el primer día en que la habían tomado como vendedora en la librería El Ateneo Gran Splendid. Cada vez que llegaba algún título nuevo de sus autores preferidos, se emocionaba. Acariciaba la tapa, recorría con la vista la sinopsis y abría una página al azar. La leía y se quedaba pensando qué manera el texto se relacionaba con su vida y también en las enseñanzas que podía extraer de él (…) Esa mañana de marzo de 2009, cuando desembaló las novedades, sintió que el corazón le daba un vuelco. Se estremeció, deslumbrada ante la tapa de la reimpresión de la primera edición de Cien años de soledad, de su autor predilecto”.

La librería Gran Splendid de Argentina, como así también la firma Lello en Oporto, Portugal, espacio emblemático en esta ciudad por ser una de las librerías más bellas del mundo, como así también la figura de Gabriel García Márquez son protagonistas (secundarios) de esta novela, y la sobrevuelan de principio a fin, entrando a jugar en momentos claves e inolvidables.

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