Los espacios culturales de la Ciudad de Córdoba merecen ser visitados y disfrutados. Hoy te invitamos a hacer un recorrido express y virtual por el Museo Municipal de Bellas Artes Dr. Genaro Pérez, ¡esperamos que puedas ir a verlo más de cerca!
El Museo Genaro Pérez está ubicado en Av. General Paz 33, en la Ciudad de Córdoba, Argentina, y ofrece en carácter permanente una colección de pintura argentina y en particular la cordobesa que abarca desde 1868 hasta el arte contemporáneo, además de muestras temporales. Puede visitarse de martes a domingos y feriados, de 10 a 20 y la entrada es libre y gratuita.
El Museo abrió sus puertas el 1 de mayo de 1943 en el local de la calle Caseros 244, ocupando finalmente el palacete de estilo francés que alberga hoy el Museo Genaro Pérez; la construcción fue sucesivamente casa de familia, Gobernación de la Provincia y Municipalidad, también fue Concejo Deliberante.
El nombre del espacio es en honor a Genaro Pérez, quien fue un pintor, abogado y Doctor en Teología cordobés, que nació en 1839 y falleció el 29 de junio de 1900. Considerado como uno de los precursores de la pintura de Córdoba, Genaro Pérez se dedicó especialmente al retrato y a la pintura de asuntos religiosos.
Actualmente el Museo expone la Colección permanente Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa y la Colección permanente Museo Municipal de Bellas Artes Dr. Genaro Pérez. En el marco del programa Diálogo de Colecciones del Mercado de Arte 2019 que se desarrolla por tercera vez consecutiva en las salas del Genaro Pérez, se expone la muestra “Una Mirada Situada o de cómo un domicilio deviene morada”, curada por Claudio Ongaro Haelterman, que incluye a las colecciones invitadas: Colección Capellino Puccio, Colección Familia Damia, Colección H.A.B. Córdoba, Colección Isaías Goldman, Colección Alejandro Londero y Colección José Luis Lorenzo.
Pueden realizarse visitas con acompañamiento, que tienen por objetivo dar a conocer la colección del museo y otras expresiones artísticas a través de un recorrido pedagógico, que busca lograr que el visitante se apropie del espacio y lo incorpore a su vida cotidiana. Las visitas pueden realizarse de martes a viernes de 10 a 18, la duración es de acuerdo al grupo etáreo (entre 45 minutos y una hora y media) y el contenido incluye la colección, la historia de la casa, del nombre y su fundador y las exposiciones temporarias. Los grupos no pueden superar las 25 personas y las visitas guiadas para las escuelas son sin costo, aunque se reciben colaboraciones voluntarias.
Por reservas e información comunicarse al +54 0351 434 1646 o vía mail mgpeducacion@gmail.com. Se recomienda reservar como mínimo con dos semanas de antelación.
TEXTO CURATORIAL de “Una Mirada Situada o de cómo un domicilio deviene morada”
por Claudio Ongaro Haelterman
Pensar la posibilidad de poner en acción e imagen un Diálogo de Colecciones bajo la perspectiva de un Domicilio Existencial y su Mirada Situada presupone un gran desafío: el del intercambio e intersecciones de operaciones artísticas que en su conjunto demoren la in-tensión bajo el mismo desamparo y en un mismo suelo que a su vez las cobije.
Es un lugar común pensar el diálogo, desde la tradición de la cultura europeo-occidental-judeo-cristiana, como esa puesta en común de la palabra tras la búsqueda de un sentido y las colecciones como aquellos conjuntos de elementos significantes que albergan la posibilidad de una magna visión. Pero también es cierto que no hay continuidad a tradición alguna sino por medio de la traición a la lengua, como la misma palabra nos lo indica.
Es por eso que nuestro diálogo, más que ir tras una búsqueda, intenta generar un espacio que desdibuje todo a priori particular de cada obra de arte y se instale en su suelo común para hablar y hablarnos, leer y leernos, cual cadáver exquisito. Del mismo modo que nuestra colección no hará más que conjugar y conjurar la ficción de un narrador que nos hospeda para ser mirados por los infinitos renglones de una escritura tejida para un lector común.
El Coleccionista de Colecciones supone así, abrir paso a los infinitos sentidos de las palabras y los signos que se yerguen de pie en un mismo sitio, legitimando su mera estancia de pertenecer sin saber porqué.
Un Domicilio nos abre sus puertas para permitirnos estar en su casa, su morada como transeúntes de trayectos en los cuales poder quedarnos, es decir demorarnos y arrojar interpelaciones e interpretaciones, creencias y creaciones.
Una situación nos aguarda para permitirnos dejar de ver y abandonar la percepción en pos de ser mirados por las obras, para ser fieles memoriosos, sabiendo en nombre de qué vale la pena lo sacro de una identidad.
Abrir las puertas de la Colección de las Colecciones para dar cabida a nuestros valores es el trágico mérito de nuestra identidad; las llaves y sus combinaciones, nuestra responsabilidad y nuestra deuda.
Quién es el verdadero Coleccionista? Tras él se esconde quizás la Identidad como telar de la esperanza, entre el misterio del fuego y el tejido, entre el texto y el pretexto, en el paisaje metafórico entre lo crudo y lo cocido, entre los hilos y las manos, entre los gestos y los rostros, siendo el deseo de saber singular que habla de lo más propio y que paradójica y sensiblemente es lo más común a todos. Porque entre las palabras y las cosas siempre habrá una diferencia, un hiato: la del cuerpo-símbolo que da qué pensar.
En definitiva, porque la sensibilidad transforma la utopía en compromiso.
Un Diálogo como pura ética: porque no es posible el sentido ni la palabra sino desde esos lugares compartidos que hacen al morar de lo humano y su identidad, que en tanto que habla, habita.
Una Colección como pura estética: porque no es posible la sensibilidad ni la vivencia sino desde esos tiempos compartidos que hacen a la experiencia de cuerpos y sus identidades, que en tanto que gestan, gestionan y en tanto expresan, exponen.
Inter-rogarnos es nuestra propuesta.
Cómo es posible involucrarse con lo frágil sin romperlo y con lo sagrado sin violarlo?
Quizás sabiendo poder desear, es decir construyendo un proyecto común.