Promediando la semana, vamos con una selección de filmes que valen la pena: el fenómeno “Argentina, 1985”, el drama “La chica más afortunada del mundo” y una nueva versión de “Emma” basado en el clásico de Jane Austen. De todo y para todos los gustos.

Miércoles, día de cine. Entradas más económicas, algunas promociones de 2×1 y una película como “Argentina, 1985” que merece ser vista en sala como experiencia colectiva (aunque desde este viernes estará en Amazon Prime Video).
Por otra parte, y para quienes están buscando opciones en plataformas, seleccionados dos títulos muy buenos disponibles en Netflix: “Emma” y “La chica más afortunada del mundo”·
Aquí nuestros comentarios y valoraciones.

“Argentina, 1985” 
¿Qué decir por fuera de todo lo que se ha dicho ya? El drama jurídico sobre el proceso del juicio a las juntas militares, a solo dos años del advenimiento de la democracia, se ha transformado en un fenómeno del cine nacional. Se trata de esos filmes en los que todo parece funcionar: un buen guión, una abordaje distinto frente a un hecho de público conocimiento, una dirección que maneja con sutileza el drama, el humor y el ritmo narrativo, una producción impecable, un buen elenco y un contenido de enorme impacto social.
“Argentina , 1985” no solo ha logrado ya superar el medio millón de espectadores en las salas del país, sino que en todos los festivales internacionales recibe ovaciones. Crecen las expectativas para los Oscar, aunque vale decir que con o sin estatuilla de la Academia, la película ha logrado lo que pocas: que los espectadores hablen y mucho sobre ella y que la gente haya retornado a las salas tras el proceso de pandemia que dejó resentida la venta de entradas.
La película recorre lo que, en la narrativa cinematográfica, se conoce como el “viaje del héroe”. Y para eso toma nada más ni nada menos que a Julio Strassera (interpretado magistralmente por Ricardo Darin). Un fiscal al que le toca llevar adelante el juicio a las juntas militares. La dupla Santiago Mitre-Mariano Llinás toma a este personaje y lo hace transitar por un camino de dudas, tropiezos, temores, certezas y audacias. El filme muestra al hombre detrás del fiscal. Un hombre que no ha buscado (y al parecer tampoco desea) estar en ese lugar. Su misión es difícil, casi al borde de lo imposible. En una época en la que aún no se habían desarticulado los sistemas represivos, donde el miedo a los “servicios” estaba latente, donde había un porcentaje de la población que se resistía a juzgar a la dictadura y donde los sectores conservadores mantenían su poder, juzgar a tipos como Videla, Agosti o Massera era casi una odisea. Y en realidad, así lo muestra el guión. Para esa odisea, Strassera contará con un co-equiper: Luis Moreno Ocampo (en un contundente Peter Lanzani). Él como ayudante de fiscal y un equipo de jóvenes abogados y estudiantes le imprimirán esa cuota de heroicidad al relato. Es que cuando ningún abogado de carrera quiso sumarse a la causa estos chicos y chicas idealistas decidieron salir a la búsqueda de los más de 800 testimonios que fueron claves en el proceso.
El personaje ficticio que encarna Norman Brisky (que vale decir que en sus pocas apariciones se luce y marca momentos claves de la historia), afirma que hay pequeñas hendijas que se abren, que el tiempo es corto, pero que es allí donde se debe aprovechar. Y eso es lo que hace Strassera y su equipo: en tiempo record logran las pruebas que luego serán contundentes.
Tanto se podría decir de este filme: la gran reconstrucción de la época, la audacia de sumar algunos momentos de humor, la fuerza conmovedora de los relatos de las víctimas… Sin embargo, hay algo aún más valioso que todo eso. “Argentina, 1985” es de esas películas que hacen que la gente finalmente no salga hablando solo de lo que vio en la pantalla , sino que salen hablando de ellas mismas. Al fin, toda creación artístico-cultural no debe promover solo el deleite sino también “con-mover”, mover lo que sentimos, generar cosas en nosotros, invitarnos a mirarnos hacia adentro, a mirar nuestra propia historia personal a través de la Historia colectiva.
Al finalizar la función el público aplaude, algunos de pie, la gran mayoría con lágrimas en los ojos. La gente mayor (muy mayor, en algunos casos), llora o despotrica contra los dictadores. Evoca. Los de mediana edad empezamos a recordar cosas que tal vez olvidamos o se nos habían pasado. Los más jóvenes comprenden, entienden el valor de esta democracia que les resulta tan natural. En definitiva la memoria se hace presente. Llama, se celebra. Aquel final del alegato resuena en nuestras cabezas, todos escuchamos esa frase, todos la conocemos, pero con “Argentina, 1985” se resignifica: “Nunca más”.
Vale decir que la película debuta este viernes 21 de octubre por Amazon Prime Video y, según se dio a conocer en los últimos días, los cines podrán mantener su exhibición en simultáneo a la plataforma.
“Emma” 
Basada en la novela de Jane Austen, “Emma” es una película británica dirigida porla fotógafa Autumn de Wilde, escrita por Eleanor Catton y protagonizada por Anya Taylor-Joy, Johnny Flynn y Bill Nighy, que hace algunas semanas llegó a Netflix.
La trama respeta a la obra original, aunque se enfoca principalmente en sus personajes: sus caprichos, sus deseos, sus obsesiones. Sobre eso, se despliega una comedia divertida, estéticamente impecable y cuya trama –aunque conocida- es entretenida.
Emma Woodhouse es una chica consentida que ha crecido rodeada de lujos. Y aunque pareciera no tener preocupaciones, esconde algunos dramas que –desde el humor y con sutileza- se reflejan en la historia: se siente obligada a cuidar a un padre hipocondríaco y está tan aburrida que se pasa gran parte del tiempo pensando en organizar la vida de los demás. Su institutriz, Miss Taylor, se ha casado con el señor Weston. Ella no solo pierde a su mentora sino también a una amiga por lo que para contrarrestar esa ausencia decide poner bajo su cuidado a la inocente Harriet Smith, una jovencita enamoradiza y con pocas luces. Emma pone en marcha su plan para encontrarle marido, pero nada sale de acuerdo a lo esperado. En el medio, ella descubririá un sentimiento nuevo e inquietante: el amor.
Linda historia, visualmente impecable, y con una Anya Taylor-Joy que logra refleja la esencia de este gran personaje de Austen. Los fans de este tipo de género la disfrutarán.
“La chica más afortunada del mundo” 
Dirigida por Mike Barker y basada en el bestseller de Jessica Knoll, el filme desembarcó en Netflix hace unas pocas semanas.
Son de esos títulos que se ven con pocas pretensiones y que finalmente superan nuestras expectativas.
El filme tiene como protagonista a Tifani (Tif en su adolescencia, Ani en su juventud). No es una historia fácil de seguir. No solo está narrada en dos tiempos, sino que además hay un relato que es el que está dentro de la cabeza de Tifani y otro que es el que ella expone públicamente. Así se va conformando una trama que ahonda en distintos dramas que se enlazan unos con otros, o que más bien que son consecuencias unos de otros.
La Tifani adolescente es una chica de clase media que logra una beca en un exclusivo colegio privado. Se esfuerza por pertenecer y en parte lo logra. Sin embargo siempre siente que hay cosas que no encajan. Tras una noche de fiesta, con mucho alcohol de por medio, todo toma un giro inesperado. Una violación grupal, una masacre estudiantil, muertes y un secreto que ha dejado en Tifani una marca imborrable. ¿Ella es una víctima? ¿Una heroína? ¿Una joven que busca venganza?
Ya de adulta, Tifani se ha transformado en una periodista exitosa, próxima a casarse con un muchacho rico y de futuro prometedor. Todo parece perfecto. Pero cuando un director decide filmar un documental sobre la masacre de su escuela, los recuerdos vuelven. Entonces ya no es tan sencillo ser la “chica perfecta”, y su vida parece no es tan afortunada.
Con un buen clima narrativo, el filme expone temas durísimos y muy bien tratados. Aunque el final es un tanto predecible y poco creíble, se trata de una buena opción para ver vía streaming.