Pasión por la lectura

Hoy se celebra en Argentina del Día Lector y la Lectora, fecha en la que se recuerda el nacimiento de Jorge Luis Borges quien alguna vez dijo: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído”.
Desde Babilonia nos sumamos al festejo a partir de las voces de quienes integran diferentes grupos de lectura en cada punto de nuestro país.

La lectura es una acción solitaria, de esas que pueden acompañarnos en las situaciones más cotidianas, distendidas o angustiantes. Libros en un viaje en colectivo, libros en la fila de un banco. Libros en la playa durante las vacaciones, libros en el hospital mientras pasamos la noche cuidando a un enfermo. Es que leer es algo único que nos permite “viajar a todos lados”, parafraseando a Dickinson. Nos traslada, nos evade, nos emociona, nos interpela, abre nuestra cabeza y nuestro corazón. Hay algo único que se experimenta en la lectura. Ya lo decía Jorge Luis Borges:  » De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo… El libro es una extensión de la memoria, de la imaginación». 

El amor de Borges por los libros fue tal, que hoy se celebra en nuestro país el Día del Lector y las Lectoras, por recordarse un nuevo aniversario de su nacimiento. 

De lo individual a lo colectivo

Esa acción solitaria de leer también tiene su dimensión colectiva. Los grupos de lectura han existido desde siempre (imagino que incluso en las civilizaciones más primitivas, el hecho de narrar historias frente al fuego podría considerarse como un antecesor de estos grupos de hoy). Las redes sociales extendieron los alcances de estos espacios. Ya no son solo como aquella novela “La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey” de Mary Ann Shaffer, donde habitantes de un mismo pueblo comparten el amor por la lectura, sino que de pronto las fronteras se derriban y la virtualidad permite otros modos de acercamiento.

Algunos mantienen el rito de la presencialidad (obviamente antes de la pandemia), otros han sumado al soporte digital como medio de encuentro e intercambio. En todos los casos las historias y los/as autores/as son ese denominador común que las y los une. Vale aclarar que la mayoría de sus integrantes son mujeres y que cumplen infinidad de funciones: leen y debaten un libro de manera mensual y utilizan sus redes para recomendar diversos títulos y comparten novedades. Un trabajo permanente que hacen con enorme compromiso y amor, y -hay que decirlo también- ad honorem.  

Son lectoras, son amigas. Son aliadas absolutas de los autores y autoras. Las primeras en promocionar, las más entusiastas a la hora de recomendar. 

Es difícil entender como se tejen las relaciones de quienes leen y escriben. Pero lo cierto es que la palabra tiene el poder de unir, y por eso en esta jornada en la que se celebra el Día del Lector y la Lectora  hablamos con diferentes representantes de estos grupos que se extienden a lo largo y ancho del país.

Ellas, las lectoras

Paola Calandria integra el grupo Lectoras Marplatenses, que comenzó a funciona en abril de 2015. Ellas tienen una Fan Page, realizan reuniones presenciales y durante la cuarentena organizaron un ciclo de charlas on line  con autores nacionales e internacionales. Frente a la experiencia lectora en estos tiempos de pandemia, Paola cuenta: “Hicimos muchas reuniones por zoom con escritores, algunos de otros países que no conocíamos, y otros que eran de muy difícil acceso a las reuniones presenciales. Realmente le sacamos mucho provecho a este contexto”.

Luz Gabás, Alejandro Palomas, Eduardo Sacheri y Claudia Piñeiro fueron algunos de los nombres que marcaron estos encuentros virtuales a los que incluso podían sumarse personas ajenas a Lectoras Marplatenses.

Rosa Grigioni de La Plata forma parte de distintos espacios: el Grupo de Lectura María Teresa Beretta de La Plata y otros sitios virtuales como Lectoras Casañistas y Barzanistas, Mundos de Papel y  plataformas internacionales.

“El grupo de La Plata cuya centralidad es reunirnos a debatir lecturas suspendió sus reuniones presenciales y comenzamos a reunirnos por Zoom. Como de costumbre, una vez por mes. Además, incorporamos un grupo de whastapp para compartir información literaria (publicaciones, entrevistas, vivos de Ig, etc.) y de películas, series, etc.”, explica Rosana quien, al igual que Paola, asegura que la pandemia no fue un impedimento para seguir compartiendo el interés por los libros. 

“En tiempos de pandemia, nos juntamos una vez a la semana de manera virtual pero al libro lo debatimos cuando todas lo hayamos terminado”, cuenta María José Zaldívar de Lectoras Amigas: Las Juncos, que funciona desde 2001. Todas son de Buenos Aires. 

En Córdoba también funcionan varios grupos virtuales y presenciales, uno de ellos Spa Literario que también trabajan sobre la lectura de un libro al mes. La coordinación de cada encuentro va rotando entre sus integrantes. “Somos todas de Córdoba y la modalidad que adoptamos desde el inicio es elegir un libro al mes de cualquier género, el libro lo elije quien va a coordinar el encuentro, preferentemente algo que ya haya leído, porque antes nos pasaba que elegíamos libros que la coordinadora no había leído y nos encontramos con obras que terminaban defraudándonos. Es por eso que la coordinadora del mes elije qué vamos a leer y en el transcurso del mes lo leemos.  Nos reunimos, por lo general, un día sábado. Allí se hace el debate, análisis, juegos, merendamos, puede ser en una casa o en un bar”, cuenta Mónica Gaido integrante de Spa Literario quien también explica algunos cambios a los que debieron hacer en este período de aislamiento primero y distanciamiento después.  “Desde marzo los encuentros se hacen de manera virtual, por Zoom o Meet. La modalidad es la misma solo que on line. Creo que fuimos uno de los primeros grupos que iniciamos con las reuniones virtuales y no hemos parado hasta ahora. Después del encuentro en nuestras redes hacemos una reseña sobre el libro y si nos gustó lo recomendamos”.

 

Algo más que libros….

Todas ellas aseguran que aquello que comenzó con los libros ha terminado forjando grandes amistades. Cuando se les consulta sobre qué es lo mejor de integrar estos grupos, no dudan en poner en valor el vínculo afectivo que las une. “Este es un grupo de amigas que se fue amalgamando con el tiempo. Tenemos un grupo de WhatsApp, en donde la comunicación es diaria y muy fluida, no se habla solo de libros. Tenemos una conexión muy fuerte. Somos mujeres trabajadoras, emprendedoras, madres… Juntas hemos pasado por muchas cosas fuertes, algunas hemos pasado por momentos difíciles y este grupo es contenedor, somos muy unidas, porque la amistad está, ante todo. Estamos en las buenas y en las malas…También hemos hecho viajes juntas de fin de semana, visitas a ferias y presentaciones. A todo eso lo disfrutamos mucho, nos encanta, es nuestro momento donde nos olvidamos de la rutina, nos desconectamos” narra Mónica Gaido. En relación a esto Rosana Grigioni agrega: “Lo mejor que me dio integrar estos grupos es el contacto directo con amigas lectoras. Amplié mis lecturas no sólo en variedad de escritores/as sino en géneros literarios. Por otra parte, antes de ‘la nueva normalidad’ asistía a eventos y ferias de libros que me permitieron conocer escritores/as y lectores/as”.

“El grupo me permitió conocer gente maravillosa con la que tengo una relación muy fluida, además de compartir opiniones sobre libros, recomendaciones. También conocer a los escritores y hacer lecturas conjuntas”, expresa Paola Calandria algo que reafirma María José Zaldívar quien pone en valor “la mistad, el respeto y la camaradería de estos espacios”.

Los libros no solo crean mundos increíbles en sus páginas, sino que cambian, nutren y abren nuevos horizontes para quienes se sumergen en ellas.

Como decía Federico García Lorca: «¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir ‘amor, ‘amor’ y que debían los pueblos pedir como piden pan». 

¡Feliz días a nuestras lectoras y lectores! 

 

Fernanda Pérez

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