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Novedades editoriales (#8M)

En la semana donde conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, tres novelas escritas por autoras contemporáneas. "Mi padre" de la austríaca Monika Helfer + "El amante polaco", de la mexicana Elena Poniatowska + "Los jazmines de la muerte", de la cordobesa Fernanda Salguero.

Título: “Mi padre”. Autora: Monika Helfer. Editorial: Edhasa.

Esperada novela de la escritora austríaca, que se ha convertido en los últimos años (sobre todo con “Los últimos”) en referente de la literatura alemana contemporánea a partir de una narrativa que propone desarmar los vínculos familiares a través del paso del tiempo.

En “Mi padre”, Helfer se basa -en parte- en su propia historia con una trama tejida a partir de los secretos, las delicias y las tragedias de una familia. Escribe como hija: reconstruye a su padre y con él al tiempo que le tocó vivir en la Alemania posterior al nazismo.

Relata desde una memoria que la ilumina, la engaña y la consuela. No quiere idealizarlo ni dejarlo caer, quiere leer todas sus versiones, aunque la verdad se resista. Navegando en ese delicado equilibrio, Helfer bucea en sus orígenes, se desengaña, se enternece con los recuerdos, se frustra.

Su escritura directa, su belleza despojada, es la prosa de su vida. Efecto de ese estilo es Mi padre, una obra a la vez emotiva, tersa y exquisita.

Antonia y Manuel son dos jóvenes llenos de ilusiones y decididos a dejarse guiar por la aventura y la libertad. Un día, el destino los une y comienza su historia.

Título: “El amante polaco”. Autora: Elena Poniatowska. Editorial: Seix Barral.

La vida de Elena Poniatowska es, en sí misma, una novela. Nació en 1932 en París (su nombre original es Heléne), su madre se llamaba Paulette, era francesa pero de familia exiliada tras la revolución mexicana, quien en París se casó con otro exiliado, el heredero de la corona polaca Jean Evremont Poniatowski Sperry. Por lo tanto, Heléne o Elena, heredó el título de princesa de Polonia, la «La Princesa Roja», título que nunca le importó demasiado porque vivió muy poco en Europa ya que en 1942 debió emigrar a México (la tierra de su madre) debido a la Segunda Guerra Mundial. Recién en 1969 obtuvo la nueva nacionalidad que le permitió convertirse en una de las voces referente del siglo XX en toda Latinoamérica.

“El amante polaco” es, poco más, poco menos, la historia de su vida contada a través de dos tiempos narrativos: el de las cortes europeas del siglo XVIII y el de la Ciudad de México en plena ebullición, el de las intrigas palaciegas y las tertulias literarias de la década de 1950, el de los romances prohibidos y el de una vida volcada a la escritura, tan llena de momentos intensos como dolorosos. Y en esta oportunidad, se presenta reeditada de manera completa, ya que años anteriores se publicó en dos libros diferentes. 

Es 1743 y mientras escucha atento las históricas hazañas de su familia, el pequeño Stanislaw recorre en compañía de su madre un deslumbrante paisaje invernal. Lejos está su pasión por Catalina la Grande y la convulsa llegada de los Poniatowski al trono de Polonia.

Dos siglos más tarde y con tan solo 10 años, Elena mira por última vez caer la nieve sobre París. La espera un largo viaje a México, el país de Paula Amor, su madre, en el que encuentran refugio muchos perseguidos por la guerra que asola Europa.

Elena Poniatowska, de 91 años, ganadora del Premio Cervantes 2013, nos entrega su novela más personal, donde el lenguaje íntimo y las emociones se enlazan con la épica historia de un reino a punto de desaparecer. 

Título: Los jazmines de la muerte. Autora: Fernanda Mariel Salguero. Editorial El Emporio.

Primera novela de la autora local (docente de literatura) que nos sumerge en un policial contemporáneo.

¿Cuántas muertes se deberán suceder para dar con el culpable? La respuesta se encuentra en pequeños fragmentos de flor de jazmín. Los jazmines de la muerte imploran justicia…

La protagonista de este relato, Greta Izvecolcavi, deberá investigar una serie de asesinatos, entre los cuales se encuentra el de su hermano Abelardo y donde ella será una de las principales sospechosas.

 “Durante un viaje, pensé en una frase que podría funcionar en una historia y desde allí comencé a imaginarla. Luego, durante la pandemia encontré el tiempo para hacerlo. En ese momento mi mamá estaba un poco angustiada por toda la situación que estábamos viviendo y se me ocurrió compartirle mi escrito para entretenerla, ya que le encantan las historias policiales, y conectarnos a la distancia. Es así que nace el primer borrador de Los jazmines de la muerte. Posteriormente, comencé a pensar en la posibilidad de llevar mi escrito a una editorial e inicié este camino”.

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