babilonia logo

Mauricio Dayub: “En teatro el mundo es de quienes se animan a subir sus ideas al escenario"

 

Como parte de la programación del Festival Internacional Teatro MERCOSUR 2019, Mauricio Dayub sube a escena mañana con “El equilibrista”, unipersonal que lo tiene como protagonista, autor y productor. Abriendo un abanico donde compone diversos personajes, interpreta un instrumento y hasta camina por una cinta, el actor se anima a reflexionar sobre la constante búsqueda de ese eje existencial que nos permite estar en el lugar que queremos ocupar en el mundo.

 

 

 

De relatos heredados que nos permiten dar un giro a nuestras vidas y de mandatos familiares que nos inmovilizan. De sueños que nunca se abandonan y de fuerzas que faltan para conseguir aquello que queremos. De momentos en los que es mejor caer, que seguir sostenido por nada. De todo esto se compone “El equilibrista”, obra que llega mañana a Córdoba en el marco del Festival Internacional Teatro MERCOSUR, de la mano del actor  y dramaturgo Mauricio Dayub, con libro de Patricio Ababi y Mariano Abad y dirección de César Brie.

 

Inquieto y multifacético, Dayub cuenta al comenzar esta nota con Babilonia, que mientras realizaba las miles de funciones con “Toc Toc” (éxito teatral que lo tuvo en escena durante 9 años) algo en su interior le pedía construir nuevos personajes. Y que de a poco, junto a quienes luego serán guionistas de la obra, fueron armando el rompecabezas de un relato que venía de lo más profundo de su ser, revindicando el camino que había logrado recorrer desde que decidió convertirse en actor hasta hoy.

Por eso la obra va y viene en el tiempo y saca -cada tanto- y de la galera personajes con voz propia, que cuentan lo que arriesgan y ganan aquellos que viven la vida que quieren vivir.  

 

Cuenta Dayub que su abuelo decía siempre que “el mundo era de los que se animaban perder el equilibrio”, y esa anécdota que se mantuvo latente en el universo del relato oral familiar, y que no se cansa de repetir el actor, es el disparador que abre el juego para que él entre a escena y rinda homenaje a una forma de hacer y decir en teatro.  

 

La obra parece hablar de vos, pero también de historias familiares que se cruzan, de personajes que marcaron tu vida y te ayudaron a tomar decisiones existenciales. ¿Cómo se construye la idea de esta obra?

– Vengo de hacer Toc Toc después de nueve años y 2700 funciones, y siempre creo que ningún actor sueña con perpetuarse haciendo un solo rol. Y digo esto porque tal vez en todo ese tiempo tenía envasado al vacío mi deseo de hacer otros personajes. Siempre me interesó del teatro la transformación, entonces en el último año junto a Patricio Abadi y Mariano Saba, fuimos construyendo una historia donde yo me iba transformando de un rol a otro, hasta que me di cuenta que esos roles tenían que ser roles fundamentales de mi propia familia. Y empecé a contar mi propia historia a partir de una frase que decía mi abuelo de que “el mundo era de los que se animaban a perder el equilibrio”.

 

Frase movilizante si las hay…

– Tal cual. Y eso me llevó a pensar, que cuando yo tenía entre 18 y 20 años era muy elogiado pero precisamente por ser todo lo contrario, o sea, por ser muy equilibrado. Me decían que era muy cauto, educadito, buen alumno, reflexivo. En aquel momento  me di cuenta que ese elogio iba en contra de mi deseo, porque me decían que era muy educado justamente porque me acostumbraba muy fácil a hacer lo que no me gustaba. Estudiaba una carrera que me había elegido mi papá, porque lo que a mí me gustaba, que era el teatro, no me animaba a decirlo y vivía en una ciudad donde se podía estudiar esa carrera, pero que era bastante hostil. Fue un momento en que me tenía que decidir y esa frase de mi abuelo me fue muy significativa. Y decidí perder el equilibrio y dejar la ciudad, mis amigos, la carrera, mi familia e intentar ser lo que a mí me gustaba o sentía que tenía que ser.

 

Fue el comienzo de tu yo actor

– Y en este momento, después de 40 años de ese hecho, sentí que quería resignificar mi vida y también esta vocación constante de amor al teatro de tantos años, y decidí cómo quería que fuera el espectáculo, ese teatro que a mí me representaba y me representa. Y me acordé cuando yo empecé a ver teatro, que la obra me duraba una semana en la cabeza, que me transformaba e incluso me ayudaba a tomar decisiones. Y que, desde entonces, el teatro se había deformado mucho: se había creado el micro teatro, la corriente del stan up, los periodistas con sus espectáculos, los humoristas de radio, los filósofos, las sexólogas, los psicólogos, hasta los economistas como Milei tienen su espectáculo… Que no dejar de ser bueno -porque obras como Toc Toc con 1800000 espectadores obras no existirían si el teatro argentino no fuera tan heterogéneo y no trajera público de lugares tan diferentes-, pero en ese momento me di cuenta que yo tenía que aportar mi granito de arena al teatro que yo deseaba. Entonces pensé: si lo digo no es, si lo muestro con imágenes no es, si lo cuento no es. Es el teatro que yo quiero si logro hacérselo imaginar a la gente. Para eso empecé a trabajar con más de 35 objetos, haciendo cambio de vestuario frente al público como un pequeño de magia.

 

Un guiño al viejo teatro, puede decirse…

– Sí, y compongo varios personajes, aprendí a tocar un instrumento, aprendí a caminar arriba de la cinta para hacer equilibrio casi por encima de la cabeza de los espectadores. Creo que así homenajeo a tipo como Buster Keaton o Charles Chaplin, que eran actores que a mí me maravillaran porque eran multifacéticos. Tengo la suerte que ese objetivo que me puse se logró, pero podría no haber sido así, porque hacer teatro es como tirar un dardo a oscuras, que recién cuando llega al público uno puede ver si el dardo llegó al centro un poco más cerca del suelo.

 

¿Es tu salto al vacío?

– Absolutamente. Es la sensación que tengo cada vez que voy a salir al escenario. Pero a los pocos segundos de estar allí siento que estoy donde tengo que estar. Es mi lugar en el mundo.

 

Hablar de uno mismo

 

Una dramaturga cordobesa, Soledad González, divide el teatro en dos: aquel que uno va a ver, sale y habla de lo bien que estuvieron los actores, y otro que uno va a ver y sale hablando de uno mismo. ¿Hacia eso apuntàs con la obra, a que hablemos de nosotros mismos?

– Nunca escuché una expresión que plasmara tanto lo que creo que pasa con esta obra. Es exactamente eso. Conté mi historia y di como un tiro por elevación de esa cosa borgeana que dice: pinta tu aldea y pintarás el mundo. Y te cuento algo curioso que me dijo un amigo con el que trabajé mucho: “es la obra en la que más se te ve a vos” y fíjate que yo en El Equilibrista compongo más de seis personajes y hago otros tantos sugeridos, o sea, un total de más de diez. Primero no lo sentí como un elogio, porque pensé que capaz los roles no estaban bien hechos, pero él me habló de lo que se veía era la identidad, la personalidad, la esencia.  

 

Un equilibrista trabaja todo el tiempo para mantenerse en eje, ¿Cómo se mantiene ese estado tan difícil por cierto?

– Yo te podría decir que si uno no se anima por miedo a caer, es lícito. Pero si uno se arriesga, es probable que en el aire aparezcan las claves que nos sostengan y que nos hagan concretar la experiencia que nos propusimos. Creo que nadie no debería animarse a ser lo que quiere ser por miedo al vacío. Creo que hay alas invisibles que nos sostienen, porque ser feliz no es más que ser de grande lo que uno imaginó cuando era chico. Y si uno tiene claro eso, tiene que ir por eso sí o sí. Yo tuve la suerte de tener esa percepción y de arriesgarme y es algo que puedo recomendar porque, en definitiva, si no ocurre el éxito, si no se llega a buen puerto uno se habrá pasado la vida haciendo lo que le gusta, sin más.

 

Siempre parece haber igual un mundo que nos exige determinadas cosas y mandatos sociales que hacen lo suyo

– Con tanta seguridad te puedo decir que hay cien razones para que uno no haga lo que tiene que hacer, pero se tiene que tener una sola que sea más fuerte que las cien. Y con mucha experiencia digo que el mundo siempre se opone, pero cuando uno expresa su idea clara, con una rapidez el mundo te entiende y empieza a generar las condiciones. Mientras uno no lo intenta o dice, se bloquean todas las posibilidades, pero cuando uno arranca el mundo cambia. Es que hay que arrancar, caminar distinto, moverse.

 

Un actor sin contactos

 

Tu obra es parte de un Festival que se sostiene a pesar de la crisis y reúne obras de diferentes lares y con elencos y artistas que trabajan muchas veces de manera autogestiva. Sabemos que tenés tu propia productora, ¿es esa militancia la que también de define como actor?

– Tengo una productora de hace muchos años que se llama Sin contacto Producciones. Porque yo me tuve que hacer sin contactos y pasé de ser actor a ser autor, director, dueño de sala y productor. En este espectáculo llevo adelante tres de esos rubros y creo que así como mi abuelo decía que el mundo era de aquellos que se atrevían a perder el equilibrio en teatro el mundo es de quienes se animan a subir sus ideas al escenario, a producirlas a actuarlas. El festival del Mercosur creo que muestra una gran corriente del teatro argentino que expresa ese deseo enorme y que nos ha convertido en una de las potencias teatrales más importantes del mundo. El riesgo de los actores argentinos es admirado en muchísimos países del mundo.

 

El teatro está consumiendo todo tu tiempo, pero también sos un actor de cine y TV, ¿qué otros proyectos están en danza?

– Tengo varias cosas: estoy trabajando para la serie que cuenta la vida de Maradona y con un guión de cine de una película de Pablo Sorin. Por suerte tengo muchos proyectos que tienen que convivir con el teatro con los cuales estoy haciendo malabares.  

 

Al parecer tu equilibrio se sostiene haciendo varias cosas al mismo tiempo..

– Es que tengo una vocación tan fuerte… y ahora poder desarrollarlo en proyectos que me interesan, la verdad es que me cuesta mucho decir que no. Me gusta mucho actuar, no sólo en teatro, me gustan los buenos proyectos, y el cine y la tele me han hecho hacer cosas donde fui muy feliz así que me hago el tiempo para hacer de todo.

 

Cuándo y dónde

 

La obra «El Equilibrista» presentará una sola función mañana sábado a las 20.30 en la sala Carlos Giménez del Teatro Real, como parte de la grilla del Festival Internacional Teatro MERCOSUR 2019 que tuvo su jornada de inauguración ayer y presenta hoy la Noche de los Teatros. Seguí la grilla completa y nuestros recomendados en nuestra sección de #Agendalo para el finde.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Read Previous

Agendalo para el finde

Read Next

Lo que se viene