babilonia logo

"Llámame por tu nombre", una filosofía de amor que atraviesa los géneros

 La historia entre Elio y Oliver es la trama central de esta novela del escritor egipcio radicado en EEUU y a la vez el disparador para pensar nuevas formas de sentir deseo y placer por el otro. Delicada, incisiva, profunda, inmensa en sus  descripciones, «Llámame por tu nombre» es un relato que nos lleva de la mano hacia lo más profundo de nosotros mismos.

 

Decir que esta novela del escritor egipcio es una historia de amor, sería caer en un simplismo imperdonable. Catalogarlo como ha sido catalogada la película homónima de Luca Guadagnino que llevó a la pantalla el libro, como temática LGBT, también. Porque si bien la trama narra con detalles y abundancia la pasión y el despertar sexual que siente un adolescente de 17 años por un joven algunos años mayor que él, que se hospeda en su casa de verano para trabajar con su padre, lo cierto es que la lectura de “Llámame por tu nombre” nos tocará fibras íntimas que tienen que ver no sólo con el amor, la pasión y el deseo, sino con todo nuestro ser.

 

Ambientada en algún lugar al norte de Italia en la década del `80, donde el calor lo embriaga todo y despierta los sentidos más ocultos de nuestro cuerpo, el relato comienza y termina en primera persona, contando acerca de Elio, un joven tímido, sumamente inteligente y con un universo personal superlativo, que vive en una atmósfera intelectual que los estimula continuamente a nuevos conocimientos y formas de entender el mundo. El día a día de Elio, su cotidiana rutina de transcribir música, textos, leer infinidad de historias y nadar en el mar o la pileta de su casa de verano, se verá alterada un buen día, cuando reciba como huésped a Oliver, un estudiante algo mayor que él, quien trabajará con su padre durante toda la temporada estival. Oliver, norteamericano con modos y vocabulario de “muvi star” –como lo llamará la madre de Elio-, no tarda en enamorar a todos en el lugar, inclusive al propio Elio, que caerá poco a poco como indefensa presa.

 

Primero será la indiferencia como estrategia de contacto, luego los puntos en común como eruditos en temas culturales. Elio no sabe qué le sucede, ni siquiera puede manejar ese vértigo que siente cada vez que lo ve sumergirse bajo el agua, hablar con destreza sobre temas académicos, comer albaricoques o andar en bicicleta. El sólo siente que algo corre por su cuerpo y aún no decide si hacer caso o dejarlo pasar. Pero será justamente ese ambiente de sol abrasador, de cuerpos al desnudo, de ocio permanente y de paréntesis mundano, el que le susurra al oído cada tarde que indague un poco más sobre eso nuevo que siente.

 

¿Es entonces una historia de amor? Sí y no. Sí, porque página tras página la tensión entre ambos protagonistas avanza de manera irreversible y como lectores no hacemos más que fantasear con aquello que podría ser un encuentro íntimo entre los dos. De hecho, Elio paralelamente mantiene una relación con una de sus vecinas, Marzia, pero es tan distinta la forma de vincularse con ella, que justamente es allí donde el autor quiere hablarnos de amor o amistad. Los roles se invierten. Con Marzia debería haber amor, pero hay amistad, y con Oliver hay amor, pero no debería haberlo. La prosa tan precisa y profunda de Aciman no da lugar a la equivocación, no hay forma de entenderlo de otra manera. Es tan natural la pasión entre ellos, que lo heteronormativo se vuelve un cuestionamiento. El amor cono Idea abstracta, sin géneros, sin sexualidades definidas, sin prejuicios ni juzgamientos, se eleva ante todo, interpelándonos a nosotros, como seres humanos. Lo instintivo juega un papel fundamental a la hora de entender aquello que les pasa a los protagonistas.

 

A poco de comenzar, Elio nos hace partícipe de su mundo personal, pero es interesante cómo el relato de “Llámame por tu nombre” logra cruzar el puente de esa primera persona gramatical, porque luego de entender qué le sucede al protagonista será necesario saber qué siente también ese sujeto de deseo. Como lectores, entonces, nos desesperaremos por aquello que le sucede a Oliver y que no logramos descifrar. Miradas, contactos, evasivas, cada detalle cuenta a la hora de proyectar posibles encuentros íntimos, y jamás descansaremos hasta saber si es posible o no una cruzada de ambos para dar rienda suelta a lo que sienten.

 

 A diferencia de otras historias donde dos hombres se encuentran amándose, esta no tiene costados marginales. En el universo de Aciman, en ese especie de Olimpo de verano, no hay juzgamientos para quienes desean lo prohibido, donde no hay leyes que sortear ni miradas que ocultar, aquí no importa el qué dirán, ni la vergüenza. Entonces, el deseo pasa a ser lo positivo y no lo negativo, lo que une y lo que está por encima de todo.

 

“Llámame por tu nombre” fue publicada en el 2008 pero recién este año tomó reconocimiento mundial y llegó a editarse en diferentes lenguas, en parte por la excelente respuesta que tuvo en el cine la puesta dirigida por Luca Guadagnino y el guión de James Ivory, quien ganó el Oscar a los 90 años por esa labor. Tanto película como libro son interesantes de ver y leer, y nos invitan a despertar nuevos sentidos y a sentirnos libres de pensar y sentir el amor en otras dimensiones. 

 

Uno de sus protagonistas lo define en un fragmento del texto: “Algo inesperado pareció ocurrir entre ambos, y por un segundo, parecía no haber diferencia de edad sino solo dos hombres besándose, e incluso esto parecí disolverse, al comenzar a pensar que ya no éramos ni tan siquiera dos personas sino dos seres. Me encantaba la igualdad de aquel momento”.

 

Es posible que no hayamos nunca sentido una pasión parecida a la que sintió Elio por alguien del mismo sexo, sin embargo es imposible no emparentarse con ese deseo irrefrenable de una persona hacia otra más allá del género. Amar sin conjugarlo ni cultural ni políticamente, a eso se nos invita esta historia. 

Read Previous

Libros que traspasan el papel: "A todos los chicos de los que me enamoré"

Read Next

La amistad entre Francella y Brandoni, la verdadera "obra maestra"