La escritora uruguaya radicada en Argentina publicó hace algunas semanas “El peinetón de Trini”, un breve relato para niños ambientado en la época colonial. En esta nota, Chalar nos cuenta sobre esta interesante propuesta infantil anclada en nuestra historia latinoamericana que refleja momentos puntuales de aquella cotidianeidad.
“Hay algo que a Trini le encantaría: peinarse como su abuela Narcisa.
Narcisa es bajita, pero cuando usa su peinetón parece muy alta”.
Así comienza “El peinetón de Trini”, nuevo cuento de Laura Chalar con ilustraciones de Raquel Cané publicado por ediciones Del Naranjo (pensado incluso para niños muy pequeños) que llegó hace algunas semanas a las librerías, narrando una historia anclada en la época colonial.
En él se narra lo que ocurrió un día cualquiera, cuando Trini recibió de su abuela Narcisa un peinetón muy parecido al que ella usa, y que resulta demasiado grande para su estatura. Trini es muy coqueta, por eso al principio no le da importancia a eso y decidie lucirlo paseando por la ciudad. Como todos (o casi todos) los días va a misa de once, toma chocolate con Don Bartolomé y recibe al tío Manuel. Sin embargo las cosas no salen como había imaginado, porque -en el medio del recorrido- su peinetón rompió el barrilete de dos chicos, hizo trastabillar al aguatero y a la vendedora de mazamorra e incluso desordenó el peinado de su aya Cipriana sin querer.

El relato es sencillo, en apariencia pequeño (como todo relato infantil), pero que abre las puertas no sólo para que lxs niñxs comiencen a desandar –de a poco- el género histórico, sino también para reflexionar, a partir de él, de situaciones de la vida cotidiana de aquello que pasaba a principios del siglo XIX y, por qué no, poderlos traspolar también a la actualidad.
“En realidad, el cuento está ambientado en una ciudad colonial que podría ser tanto Buenos Aires como Montevideo. Yo soy montevideana y me gusta mucho recorrer la Ciudad Vieja, el casco antiguo de la capital”, cuenta Chalar en diálogo con Babilonia, invitándonos con su mirada a ampliar mucho más nuestras lecturas, ubicando a Trini donde más nos guste.
¿Córdoba? ¿Buenos Aires? ¿Montevideo? El lugar no importa, mientras sepamos observar todo aquello que describe sobre la cotidianeidad, tanto en esas calles de tierra como dentro de los grandes solares de las capitales virreinales.
“Quise crear un cuento que pudiera desarrollarse en cualquiera de las dos ciudades o, por qué no, en otras del Virreinato, ya que hay muchísimas que tenían –y siguen teniendo– una identidad o impronta similar. Me gusta muchísimo la Historia y creo que es bueno contar estos “microrrelatos” que nos acercan a las vidas de personas anónimas, por oposición a las de los próceres o a los grandes procesos históricos”.
No es común que la literatura infantil haga foco en épocas o procesos históricos –sobre todo para los primeros lectores-, por eso llama la atención y es tan bienvenida su propuesta. En esta nota, Chalar, que también ha escrito textos para adultos y poesía, nos cuenta un poco más sobre su nuevo libro.
– La historia se centra en Trini, una niña, pero también en un (gran) objeto: un peinetón. Un peinetón demasiado grande que complica el quehacer de la rutina en las calles coloniales. ¿Qué hay detrás de ese objeto tan tradicional y femenino que molesta?
– “Lo que es moda no incomoda”, dice el dicho. Pero a veces sí incomoda, como Trini comprueba muy a pesar suyo. Esos peinetones enormes, que tuvieron su auge en algunos años de la década de 1830, fueron satirizados por los caricaturistas de la época, que vieron rápidamente el potencial humorístico que tenían y le sacaron el jugo. Al igual que algunas prendas y accesorios de hoy (zapatillas, relojes, carteras, etc.), eran usados como símbolo de status, y a veces también para mostrar una afinidad política: hay peinetones con el perfil de Rosas, por ejemplo (el equivalente hoy sería una remera con un slogan político o la cara de un líder, sólo que el peinetón era un objeto mucho más lujoso que una remera; en eso, nuestro siglo se revela como más democrático).

– Hay otro lindo personaje en el cuento que es la abuela, una abuela en la que esta niña se espeja y se quiere parecer llevando el peinetón. ¿Qué buscaste retratar de ese vínculo entre generaciones?
– El vínculo entre niños y abuelos es uno de los más hermosos que existe. Pienso ahora que quizá sea por eso que no hay padres en la historia de Trini: para iluminar mejor la ternura y la complicidad entre abuela y nieta. También hay otra relación importante, de mucha dulzura, entre Trini y Cipriana, su aya. En la primera mitad del siglo XIX, la vida era quizá más breve, pero –como hemos aprendido en los últimos tiempos– todas las épocas tienen sus turbulencias, y esos vínculos intergeneracionales son una fuente de estabilidad y paz en medio de la incertidumbre.
Los chicos son naturalmente curiosos respecto del pasado, que, como dice L. P. Hartley, “es un país extranjero: allí las cosas se hacen de otro modo”.
– Has escrito cuentos para adultos, poesía y también el año pasado se editó «El señor de las baldosas», para público infantil. ¿Cómo surgió esa inclinación por narrar para los más chicos y pensando en el género histórico?
– Tengo una hija de ocho años y todos mis cuentos para niños han sido escritos pensando en ella, dedicados a ella, leídos junto a ella. Sus personajes ya son parte de nuestra familia. En cuanto a la inclinación por el género histórico, la tengo desde siempre, y me da lástima que no haya mucha literatura dirigida a niños que explote esa veta. Los chicos son naturalmente curiosos respecto del pasado, que, como dice L. P. Hartley, “es un país extranjero: allí las cosas se hacen de otro modo”.
– María Teresa Andruetto, referente de la literatura tanto para chicos como adultos, trabaja desde hace años por lo que denomina una “literatura sin adjetivos”, y señala que ella no escribe pensando en niños y grandes, sino que escribe para narrar el mundo, y que luego es el mercado el que rotula o jerarquiza. ¿Qué pensás al respecto? ¿Crees que muchas veces se subestima la literatura por ser para el público infantil?
– Qué linda casualidad que menciones a María Teresa: la revista inglesa Modern Poetry in Translation está por publicar varios de sus poemas en traducción mía, algo que me alegra mucho. Creo que tiene razón en cuanto a que el mercado tiende a encasillar (no sólo dentro de la categoría “literatura infantil”, sino creando subcategorías por edad o sexo, por ejemplo), y lo único que se consigue es que el libro tenga menos lectores de los que tendría sin esa forma restrictiva de comercialización.
Las grandes historias que los seres humanos se han contado a lo largo de los siglos tienen elementos valiosos para muchas edades diferentes. Pienso que esto se debe a que generalmente involucran aventuras, dilemas morales, encrucijadas, lo sobrenatural… ¿A quién no le fascina todo eso? Yo le hablo a mi hija de Dante y Beatriz, de Jean Valjean y Cosette, del príncipe Andrés y Pierre. Ya tendrá tiempo de conocerlos en versión original; espero que le interesen tanto como ahora.
* Si te interesa algo más de la autora, te contamos que ella fue la creadora de las Postales de la cuarentena, microrrelatos publicados el año pasado en redes, acompañados por ilustraciones de Lucía Franco. ¿Querés verlas?