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"La idea es que no nos quedemos siempre con los mismos diez autores"

El pasado lunes Saúl Sosnowski, docente, autor argentino y editor desde hace más de cuatro décadas de la revista «Hispamérica» pasó por Córdoba donde charló con colegas y estudiantes y recordó la publicación de su libro «“Cartografías de las letras hispanoamericanas: tejidos de la memoria”, por Eduvim. En el marco de su visita, Babilonia habló con él de varios temas, entre otros, la literatura en tiempos hiperconectados y el «canon» bajo las coordenadas del marketing. 

 

Si bien su nombre está emparentado con los ámbitos más académicos, ya que es Doctorado por la Universidad de Virginia y profesor titular de Literatura y Cultura Latinoamericana de la Universidad de Maryland, College Park –sólo por nombrar algunos de sus cargos-, su rol de fundador y editor de la revista Hispamérica desde los `70, lo ubican en un plano mucho más general a la hora de hablar de literatura. De referencia internacional, este suplemento especializado en letras que es publicado por la universidad de Maryland y hace foco desde allí en las letras hispanoamericanas, ha marcado desde hace cuatro décadas las coordenadas de lo que se lee y cómo se lee, de las conductas de estudiantes lectores y también del ritmo y las formas creativas que se fueron modificando en los autores con el correr de los años.

 

Autor de varios ensayos propios -como Julio Cortázar: una búsqueda mítica, Borges y la Cábala: la búsqueda del Verbo y La orilla inminente: escritores judíos-argentinos- y co-editor de trabajos sobre la represión de la cultura bajo las últimas dictaduras en el Cono Sur, Saúl Sosnowski ha recorrido como lector un extenso y vasto camino reconociendo el talento de inmensos escritores, y es justamente este trayecto el que le ha dado herramientas para saber mirar un libro bajo la lupa de todo lo que implica una buena publicación, sin perder ni el olfato ni el interés por aquello nuevo que se asoma en el horizonte.

 

En el marco de su visita corta pero fructífera en Córdoba, el docente y editor estuvo recordando la publicación de “Cartografías de las letras hispanoamericanas: tejidos de la memoria”, por Eduvim, y Babilonia se dio el lujo de hablar con él para consultarle no sólo por la historia de una de las revistas más importantes del continente, sino también por el mapa en que se ubica hoy por hoy la literatura, rodeada de nuevas tecnologías, mercado global y marketing en las artes.

 

 

– La revista Hispamérica ha cumplido ya 45 años, haciendo un mirada retrospectiva, ¿con qué finalidad nació a principios de los `70 y cuál es la finalidad que cree que tiene ahora?

– La línea se mantiene, y  sigue siendo mostrar las diferentes etapas de lo que constituye la creación literaria. Las diferencias es que establecí con Hispamérica cuando la lancé frente a las demás revistas académicas, era que casi todas estaban constituidas sólo por ensayos, notas críticas y demás, sin pasar de eso.  Y a mí lo que me interesaba era mostrar las diferentes etapas que llevan a esa última lectura crítica del lector, y por eso incorporé las entrevistas a los autores y la sección taller, por ejemplo. Y sobre la marcha incluí la serie Los Marginados, teniendo siempre en cuenta a mi lector universitario, donde fui incorporando materiales y textos que no eran estudiados en el circuito de los más consagrados. En mi revista sí puse siempre a los consagrados, ya que hay análisis que comparten el canon, pero junto con esto, y para atraer la atención, puse aquellas voces más nuevas que quizás sólo fueron conocidos en otros ámbitos o circuitos.

 

– ¿Se refiere a los autores nóveles?

– A los que recién comienzan, y a otros que sólo son conocidos en sus países, que quizá son fenómenos poéticos y literarios que es bueno conocer. O sea, analizamos el canon, pero junto con eso, ponemos aquellos no integrados, fenómenos no conocidos.

 

– Digamos que usted los trata a todos de la misma manera

– Pueden y deben ser tratados de la misma manera, ¿quién sabe si no estarán en esta ronda de nombres los autores de un próximo boom? La idea es que no nos quedemos siempre con los mismos diez autores, abriéndonos podemos ver qué difieren unos con otros.

 

– E books, autores que se autoeditan digitalmente, booktubers, blogs, foros, ¿cree que está bien que la literatura se meta por carriles que distan mucho de los tradicionales?  

– La literatura debe meterse por todos los carriles que existan. Si abrirse a las redes sociales lleva a la gente a discutir sobre literatura, si de esa manera van conociendo más autores, más textos, más fenómenos, mejor aún. Eso no le va a quitar lectores a lo tradicional.

 

– O sea que no tiene una mirada negativa de las nuevas tecnologías en el arte

– Es que no tenemos más opciones, ¿o vamos a dejar de consultar Facebook? ¿vamos a dejar de contactarnos y difundir por allí? No. Tendremos nuestra preferencia, pero hay que estar ahí también.

 

– Retomando lo que decía anteriormente, usted señala la diferencia entre consagrados y no consagrados, ¿qué es lo que permite a un autor ingresar en el “canon”? ¿Está directamente relacionado con la calidad literaria?

– Es una cuestión de marketing. No nos olvidemos que el clásico boom de García Márquez, Cortázar, José Donoso y Vargas Llosa, que estaba basado en una literatura de altísima calidad, fue gracias a la iniciativa de un muy hábil marketing desde Barcelona. Pero, ¿mantuvieron todos esos autores el mismo nivel? No, pero sirvieron para llamar la atención de lo que se estaba produciendo en América Latina y eso abrió puertas. Estos escritores le abrieron la puerta a nuevas figuras hacia adelante, y hacia atrás también porque mostraron de dónde provenían  sus lecturas, y de esa manera el mapa literario se fue ampliando. ¿Qué es lo que hace que un autor sea conocido o no? En parte por cómo se instala esa obra, y eso no lo hace un autor sólo, sino también el mundo de los lectores, editores, suplementos literarios, publicidad, tener buenos críticos con buen ojo para decir acá hay algo que vale la pena leer.

– De todas maneras hay autores que reniegan en cada salida de su libro con la “exposición” que dan los medios

– Es su decisión. Si quieren cultivar el margen está bien, pero sin queja. Que no se quejen después si no lo leen. Vayamos hacia atrás: cuando a Borges le decían “a usted mucha gente lo lee”, él respondía: “debe ser una exageración”. Y era porque en aquel entonces  el ser leído por muchos no era un valor positivo. Por suerte ahora eso cambió.

 

– Por último, como amplio conocedor de autores consagrados,  ¿qué nombres latinoamericanos podría distinguir  como referentes de los últimos 30 años?

– A esta pregunta te la voy a deber porque temo olvidar algún nombre.  Pero sí puedo decir que en materia de creación literaria gozamos de muy buena salud. Y siempre estoy buscando nuevos autores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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