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Industria editorial: desafíos de producir, hacer circular y difundir libros en Córdoba

En el marco del Séptimo Encuentro de Gestión Cultural organizado por la Red de Gestión Pública, Babilonia organizó un Lab. Virtual convocando a diferentes actores del ecosistema del libro. Lo desarrollado en la charla será el primer paso para una propuesta que buscar generar políticas culturales para el sector.

En el marco del Séptimo Encuentro de Gestión Cultural organizado por la Red de Gestión Pública, Babilonia organizó una mesa debate convocando a diferentes actores del ecosistema editorial para charlar sobre desafíos en tres ejes básicos: Producción, Circulación y Difusión.

En este sentido, el pasado jueves 25 de diciembre, de manera on line, tuvo lugar este Lab. Virtual, del cual participaron Soledad Graffigna Fernández (librera Volcán Azul), Carlos Ferreyra (editor de Recovecos), Mariana Windingland (traductora), Javier Quintá (Escritor – docente) y Gabriela Margall (Escritora).Desde Babilonia propusimos disparadores para abordar problemáticas que –creemos- son necesario solucionar.

Los interesantes temas desarrollados en la charla serán la base para realizar luego propuestas concretas y avanzar hacia la generación de políticas culturales para el sector.

A continuación resumimos y compartimos parte del material audiovisual registrado en la charla, el cual se puede ver de manera gratuita en nuestro canal de YouTube.

El primer disparador de esta charla se vincula con la Producción, y la dicotomía que muchas veces se plantea en cuanto a la (sobre)oferta que suele haber en la industria editorial. Muchos libros publicados para un mercado de pocos lectores. ¿Qué piensan al respecto? ¿Creen que hay una sobreproducción?

-Soledad: Me parece que sí, definitivamente. Nosotros por ser una librería pequeña tenemos una selección y hay cosas que no traemos, pero lo noto a que hay mucha producción, y quizás no de calidad, sobre todo en los sellos grandes. No conozco cómo es la dinámica de esos grupos, pero siempre me pregunto cómo pueden publicar tantos libros, algunos muy malos, y que tampoco apuesten por ellos (…) Hay mucho dando vueltas, las librerías tampoco podemos tener todo, y es cierto que lo que no se vende ocupa espacio también. También es cierto que hay contenido que está muy bueno, y que no se vende o no se lee mucho, pero es importante tener porque se vincula con el derecho del acceso a contenidos, que es algo a lo que apostamos. Poesía, por ejemplo, hay poesía que tiene que leerse. Y de a poco fuimos construyendo público.

Soledad Graffigna es librera y responsable de Volcán Azul.

Carlos: Para mí la postura de estas grandes editoriales es súper cool y lo hacen porque pueden hacerlo. Cada libro que se hace es para vender. En mi caso, estoy de los dos lados: hago libros para Recovecos y para las colecciones de La Voz y la producción es muy diferente en editoriales independientes. En los últimos años ha subido, hay un público que se va formando, en eso estamos de acuerdo y está genial que cada librería, como Volcán Azul, vaya eligiendo, editando del catálogo de un sello. Uno produce en relación a la medida que tiene. Nosotros somos una empresa de la cual trabajan 15 familias y por eso no es que publicamos cualquier cosa, pero sí nos abrimos a la auto publicación que es lo que más ha crecido en la pandemia.

Javier: Desde mi lugar puedo agregar que cuando se habla de editoriales grandes se piensa en Bs. Aa. y no se analiza lo de Córdoba, que es un mercado mucho más chico que sí tiene el desafío de construir lectores. El campo editorial de Córdoba, con sellos como Caballo Negro, está teniendo una especie de profesionalización enorme que antes no existía. Editoriales que piensan que tienen que tener corrector, editor, y no solo la edición como una militancia, sino como un proceso empresarial -por horrible que suene-. 

Gabriela: Pienso dos cosas en relación a la idea de sobreproducción. Primero que parece que es un error en la matriz, cuando creo que no es un error, sino un modelo de producción en exceso. Y sobre esto, me preguntaba si podía sobrevivir ese modelo en Argentina.

No sé si la pregunta es si hay lectores para tanta cantidad de libros, sino si hay mercado para tanta cantidad de libros.

Luego como autora me ha pasado de ver la otra cara de ese modelo cuando te escriben desde el sello para contarte hay una nueva edición de tal título o saldrá un bolsillo de tal otro, y te llega otro mail que te dice van a destruir 2000 ejemplares porque no se vendieron. Es muy difícil de entender y aceptar incluso, que no podés rescatar esos libros.

Yendo al debate sobre Libro papel / Libro digital, ¿creen que sigue habiendo una tensión entre ambos soportes? ¿Cuánto se ha avanzado en eso? ¿Qué mirada hay desde cada uno de sus roles dentro de la industria?

Mariana: Yo creo que conviven perfectamente, creo que esa discusión de vs. es demodé. Creo que el libro papel siempre va a estar ahí. Yo hace 10 años que coordino una librería on line con prensa de universidades latinoamericanas, también EEUU y es increíble la velocidad de producción, se acortan muchísimos los tiempos editando en digital. Yo soy una entusiasta del libro digital. Hay un mito también de que son diferentes los costos, y no es tan así, porque no hay tinta ni papel, pero hay que invertir en grandes servidores, en el DRM, en recurso humano que lo pueda producir, son distintos modelos de producción, pero los costos son idénticos. Me gustaría ver un fortalecimiento en Argentina de los libros digitales, ni te digo de las bibliotecas virtuales.  

Carlos: Nosotros editamos algunos libros virtuales, funcionan, pero nos interesa el papel, nuestro proyecto está ahí.

Es fantástico el libro digital, pero no hemos tenido un volumen de venta que nos haya permitido pensar en una plataforma en ese sentido. (Carlos Ferreyra)

Javier: En Bardos, que es un desarrollo digital, el sueño es también llegar al libro, pero papel. Si bien nacemos desde lo virtual, los talleres y charlas son virtuales, y nuestros libros se venden virtuales, la idea es hacer libros en papel.

Sin dejar de decir que pueden convivir tranquilamente. Y aquí lo que se mete en la discusión es la posibilidad de adquirir un dispositivo que haga factible y en de buena calidad la lectura on-line. Hasta que en Argentina no haya una posibilidad real de tener Kindle, el aparato pensado para eso, los e-book no tendrán un crecimiento de venta. Podemos desarrollar plataformas de venta, pero leer en una compu o un teléfono es incómodo.

Javier Quintá

-Soledad: Me parece interesante decir que hay dos cosas, por un lado la lectura utilitaria, cuando necesitamos leer para una carrera, por ejemplo, donde está genial el libro digital. Pero luego está la lectura como experiencia, que tiene que ver con el contenido y también con el formato. Nos pasó a nosotros en pandemia que la gente estaba deseosa de venir a la librería cuando se abriera, porque tenía que ver con eso. La experiencia de estar en la librería, de charlar con nosotras, de hecho los mismos clientes lectores son recomendadores de libros.  

-Javier: Me parece que el desafío, incluso para nosotros como periodistas es generar experiencias a los lectores. Y creo que eso el libro papel también te la brinda, sino estoy buscando solo el contenido. Si yo necesito un libro lo leo como puedo, pero creo que el desafío para todos es cómo se va a leer ahora. Yo soy docente, formador de lectores y es un GRAN tema. Los chicos leen en un celular y nadie quiere comprar un libro y leen mal, y se pierden todo. ¿Cómo van a entender si leen mal? Eso le digo yo a los padres que vienen a quejarse cuando el chico no aprueba. Por eso les respondo: cómprele el libro papel.

Pasando de la lectura on-line a la venta on-line de libros papel. ¿Cómo se activó eso en la pandemia? ¿Es algo que llegó para quedarse?

 

-Soledad: Fue una (hermosa) locura. La librería tenía tienda y redes, pero muy abandonada. En pandemia estuvimos hasta altas horas de la madrugada subiendo libros y fue impresionante cómo la gente se abocó a la compra. Para nosotros la pandemia fue de un gran crecimiento, paradójicamente. Pudimos profesionalizar muchas cosas y también fue muy positivo en relación a que estrechamos el vínculo con los lectores. Pero después de la cuarentena, la mayoría quiso volver a comprar en la librería, aunque hay público para todo. 

 

A la hora del envío de fletes y traslados de libros, ¿cómo solucionar el problema de los altos costos?

Carlos: Hay discusiones que hace 15 años que se llevan a cabo, algunas se materializaron, como el Barón Biza o la compra de la Legislatura, pero el tema de la tarifa siempre se mantiene porque nunca se resolvió. Hubo una vez una tarifa solo para libros, pero se sacó. Y ahora el gran problema es la estandarización de envíos que hace Mercado Libre. Te doy un ejemplo: Nosotros en el diario hacemos envíos por esa vía porque por fuera no te conviene, y hasta que no se rompa esa hegemonía, va a ser muy difícil para otro tipo de editoriales o librerías con precios más razonables. Un caso: Un coach escribió su libro en pandemia y vendió 6000 ejemplares por Mercado Libre, y cuando lo puso en librerías no le convenía por el descuento que le hacían. Por eso tiene que ver con varias cosas: a quién le vendes, contra quién peleas, el volumen de venta que tengas. Por supuesto que hay que seguir dando la discusión de las tarifas para cada situación editorial, pero debería ser debatido por Municipalidad, Provincia, Nación.

En cuanto al tema traducción, ¿por qué cuesta tanto internacionalizar los libros hechos en Córdoba, en particular, y de Argentina en general?

Mariana: Es un gran desafío. Es una pena que no se haya titulado la traducción literaria en la Facultad de Lenguas, por ejemplo, que tiene una o dos materias nada más relacionadas con el oficio. Es un gran tema a futuro. No hay manera de llevar a otros mercados la producción vasta y diversa si no se hace un simple traslation, una muestra de traducción de sinopsis, bio del autor, perfil de la editorial, lo que se llama ficha técnica para mostrar a otros países.  Primero hay que hacer un estudio de mercado, pero sabemos que la lengua franca es el inglés, y es necesario dar ese paso porque no se puede presentar un trabajo sólo en español, por más que sea un idioma muy hablado. Es una práctica que se hace en todo el mundo y de hecho el programa Sur, de Cancillería, que justamente exporta nuestra literatura hacen esto.

En tema de traducción, en Córdoba, está todo por hacerse (Mariana Windingland).

Gabriela Margall es escritora e historiadora.

Gabriela: No es fácil salir. La pregunta es si del otro lado quieren leernos. O qué están deseando leer, de nosotros en general. Uno piensa en España, pero también hay que pensar en América Latina: Chile, Paraguay, Uruguay, no tengo la menor idea de cómo es con Brasil, pero deberíamos tener una relación porque es nuestro vecino más poderoso, ni te digo México, dentro de la región. También porque tenemos temas en común en los que estamos reflexionando desde la literatura. Poder reunirnos y preguntar: de novela romántica, ¿qué les gustaría leer? Por ejemplo.

Javier: También pienso en esta necesidad de los autores best seller de Córdoba que para salir han tenido que irse a Bs. As., por ejemplo. Y que tiene que ver con esa falsa dicotomía de literatura de Argentina y literatura del interior. También que en Cba. son muy pocos los escritores que tienen agentes literarios, y cuando consiguieron que países les prestaran atención, les cambió el panorama.

Soledad: Creo que tiene que ver con lo poco profesionalizado que está el tema editorial en Córdoba. Fijate el caso de Luciano Lamberti o de Federico Falco que publicaron en pequeños sellos locales y hoy publican en Anagrama y son traducidos.

También con la percepción que tienen los lectores locales de las editoriales cordobesas.

Vos les decís que un libro de un sello local sale $1500 y te dicen que es re caro, y después pagan a $2500 un libro de Tusquets de la misma autora. Nosotros mismos desvalorizamos el laburo que hacen otros en el mismo circuito local.

¿Cómo se construye un lector?

Por último, yendo a la difusión, ¿cómo se construye un lector? ¿Dónde están los lectores?

Javier: La respuesta es complicada teniendo en cuenta las redes. Nos quedamos en la presentación del libro y hay que hacer más cosas. Y volviendo al tema de la gratuidad ahí es fundamental la política de estado, que en Córdoba hay un vacío en ese sentido. Más allá de algunos espacios ganados, siempre estamos llegando tarde.

Pienso también en la escuela como el gran formador de lectores, que está en crisis y que no se adapta, que la pandemia le ha pegado fuerte y que no se pregunta cómo esos chicos van a leer mañana (Javier Quintá).

Carlos: Se lee de manera muy diferente y con los chicos pasa lo mismo. Hubo un cambio cultural muy importante. ¿No les llama la atención que de repente hay mucho clásicos que se reedita con los diarios en grandes colecciones? La Divina Comedia, Cervantes. Todas esas colecciones la compran los padres para los hijos. Yo estoy convencido que se venden mucho más libros de los que se leen.

Soledad: Creo que tenemos que pensar que la literatura está en todos lados, que hay que pensar en el libro como un punto de partida. Quiero pensar que las redes son parte de la circulación, y capaz que ese chico que leyó algo en IG, puede pasar después al papel o que se encuentre con un librero, un docente, un editor que los guíe.

La charla completa se puede ver en el siguiente link.

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