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Hoy leemos a… Roberto Lapid

Abriendo nuestra sección de lecturas de verano, el escritor cordobés nos regala una muy buena crónica sobre el Hotel Viena y el Mar de Ansenuza. Un territorio plagado de belleza pero también de historias y enigmas. 

Un texto que nos invita a recorrer esta región de nuestra Provincia.

 

 

 

 

 

Llegamos temprano, queriendo descubrir historias; el paisaje es extraño, el pueblo aparece seco, bochornoso, el sol parece lanzar llamaradas.

La laguna se nos presenta imponente y majestuosa, un espejo gris plata, un charco gigantesco de 90 x 100 km. con una profundidad promedio de poco más de tres metros.  La mayor laguna argentina, quinta del mundo, nos muestra su soberbia y su paciencia.

 

Intentaron dominarla, pero los murallones y los canales no pudieron detenerla, reclamó y obtuvo finalmente la tierra que le pertenecía. Ansenuza, “la diosa del agua” le prestó su nombre, era según la mitología una mujer bellísima, pero extremadamente cruel con aquellos que entraban en sus dominios.

 

Hoy descansa, guardando toneladas de escombros, barros curativos, mucha sal, pocos peces, algunos cuerpos, y cobija en un extremo del poblado el imponente edificio del Gran Hotel Viena. Misterioso, derruido, fantasmal, demolido en parte por el trabajo de la laguna, se erige allí ignorado por los habitantes del lugar, a quienes durante su corta vida él ignoró.

Un inmigrante alemán lo construyó durante la época de la Segunda Guerra Mundial, 25 millones de dólares para una fastuosidad inexplicable rodeada de pobreza y vacío. La parte posterior, más antigua, ostenta adornos Art Decó que aún resisten el paso del tiempo, el resto nos presenta un estilo racionalista, propio de los proyectos y la constructora germánica de la época.

Al terminar aquella gran guerra su dueño lo abandonó a su suerte, se alejó para nunca regresar; el rumor dice que el Fuhrer caído, ya no podía enviarle los fondos para sostenerlo.

 

Los grises tiñen sus muros, las grietas lo adornan, el desorden lo envuelve, todo ello da cuenta del abandono y el saqueo.

El lugar nos habla de un tiempo de dinero que llegó fácil transitando enigmas ocultos.

Funcionó pocos meses tras su inauguración, con escasos huéspedes, todos alemanes; con bastantes empleados, también alemanes, con un ejército privado de hombres ataviados con largas sacas negras y botas al mejor estilo de las SS nazis, con un jefe de seguridad llamado Carl Martin Krüeger, hosco y taciturno, que muere envenenado tras el abandono del lugar; quizás atesoraba secretos que no debían ser contados.

 

Centro de comunicaciones, sistemas de aire acondicionado, radios, correo, surtidores, enfermería, generadores de energía; el orgulloso complejo era autosuficiente; una maravilla a mediados del siglo XX.

Las leyendas, los mitos y también algunos testigos, nos hablan de la poco creíble presencia allí de Adolf Hitler, del Gral. Perón, de ignotos personajes alojados en el subsuelo al finalizar la guerra, atendidos por el ario jefe de los guardias. La presencia de algunos vecinos, como los Eichhorn, dueños del Hotel Edén, colabora en acrecentar las intrigas. Los extraños ruidos nocturnos y las marcas que aparecen en sus muros, son señales de espectrales siniestros visitantes.

 

Hoy un puñado de vecinos lo cuidan, nos enseñan su contenido y tratan de desentrañar la verdad histórica de entre sus restos. Recuperados con esfuerzo, encontramos unos pocos muebles y apenas dos lámparas con caireles. La enorme voluntad, el cariño y conocimiento de quienes están a cargo le permiten al Gran Hotel Viena abrir sus puertas a todos, también a los habitantes de Miramar a quienes antes rechazó. Museo, visitas diurnas y nocturnas, conciertos, arte, charlas, el deseo de compartirlo todo y saber más, se conjugan en el lugar con el afecto de quienes nos reciben y la magia de un sitio especial, extraño y enigmático.

 

Sobre Roberto Lapid

 

 

Roberto Lapid, nació en Córdoba, Argentina. Ha publicado artículos, notas editoriales y crónicas en diarios y revistas de Argentina y España. (La Voz del Interior, Comercio y Justicia, y otros)
Recibió su título de arquitecto de la Universidad Nacional de Córdoba. Estudió Bellas Artes en la Escuela Provincial Figueroa Alcorta, y en la Universidad Nacional de Córdoba. Entre 2002 y 2006 fue Presidente de la Filial Córdoba de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas).

En 2012 publica “Dizna, Mensaje desde el Pasado” y en 2014 “EL ENIGMA WEISS”. En 2017 “Pasión Imperfecta” su tercer libro ya agotado y reeditado. Todas novelas históricas, basadas en casos reales.
Actualmente se dedica a escribir y brinda charlas sobre temas literarios y sobre asuntos relacionados a los Derechos Humanos en Universidades, Escuelas y Fundaciones. (Universidad Nac. De Cba., Universidad de Chile, Fundación Oulton, y otros)
Su libro “Dizna, Mensaje desde el Pasado”, agotado y reeditado a los pocos meses de su publicación, ha recibido el Premio “Ozik Rosenblat 2012” que otorga la Asociación por el Progreso de la Educación junto al Inadi (instituto nacional contra la discriminación) y al Ministerio de Educación.

 

 

 

 

 

 

 

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