Como todos los fines de semana, el circuito teatral independiente de la ciudad propone una interesante cartelera en sus salas, pero desde hoy, una nueva obra se suma a las ya presentadas, que trae a escena –y después de muchos años-, a una actriz local.
Con debut esta noche a las 21 en El Cuenco, Marina Abulafia, directora y productora ligada en los últimos años al teatro infantil, regresa a las tablas con “La maldecida de Fedra”, con autoría de Patricia Suárez y dirección de Jorge Monteagudo, otro de los referentes locales, pero del género humorístico, que se suma desafiándose a él mismo.
Estructurada en forma de monólogo, Abulafia interpreta a Pelegrina, modriza de Fedra, quien comienza a narrar su vida como una serie de episodios dramáticos, mostrando las diferentes capas que puede tener un ser humano.
«La Maldecida tiene una poética el texto que me atrapó, apenas lo leí», comenta Marina en diálogo con Babilonia sobre la decisión de ponerse en la piel de la protagonista, mientras que su director, Monteagudo, señala cómo fue que terminó en el rol de director. «Marina fue quien se pensó para la obra y me propuso que la dirigiera. Los directores no somos los dueños absolutos de los proyectos, es un rol creativo pero a su vez técnico, de organización, de conducción del material escrito y de lo que surge directamente de la producción de la actriz, en este caso. Ella confió en mi mirada y para una persona que ha desarrollado su actividad desde la dirección y la producción es una tarea bastante compleja y difícil. A mí me tocó enfrentarme con el texto, descubrirlo y encontrar la hipótesis de representación, además de la búsqueda de un dispositivo escénico que lo potenciara».
Más allá de su rol como actriz y docente desde hace más de treinta años, a Marina se la vincula directamente con el rol de directora, a cargo de su propio elenco para público infantil. Sin embargo, ella asegura que si bien estar debajo del escenario la puso en otro rol, nunca perdió esa pasión de encontrarse con un texto y querer interpretarlo.
Así lo cuenta: «Nunca dejé de ser actriz, mi mirada sigue siendo ésa para dirigir. Lo que yo quiero decir, lo siento y desde ése sentir se lo trasmito al actor que dirijo. Siempre pasa por mí antes de marcar, más allá de la impronta del actor/creador que respeto, y que priorizo, obviamente. En realidad todo se alimenta constantemente desde el lugar que ocupes en el teatro. En este caso son adultos los que van a espectar y como siempre para mí es, que en el fondo el teatro te haga mirar desde otra óptica una realidad, te haga reflexionar, te sacuda, te atraviese y te conmueva».
Y hablando de cambio de roles, Monteagudo también tomó aquí una inquietante decisión, ya que siendo referente del humor cordobés (fundador y creador de Teatro Minúsculo), eligió tomar riesgos y embarcarse en un género que le exigiría otras dinámicas. «Me relaciono con la comedia pero porque es lo que “más fácil me sale” (no se interprete como que me sale bien, eso ya es otra cosa), digamos, lo natural. No incursiono en otro tipo de propuestas por cuestiones de tiempo, pero son las que más me interesan a nivel creativo», señala Monteagudo, y continúa: «Me gusta mucho dirigir, pero no es una tarea que desarrolle en proyectos más largos. El desafío de esta puesta fue, en principio, enamorarme del texto: el texto, Marina, me eligió a mí; creo más en las causalidades que en las casualidades. Estuve buscando y experimentando mucho tiempo en un dispositivo escénico que contuviera al texto. Me gusta mucho trabajar sobre la visualidad de la puesta y la búsqueda de recursos técnicos corridos de eje. En la actuación me interesa algo pequeño, sutil, mínimo y eso termina siendo el resultante de la obra: un equilibrio de silencios.En un sueño me di cuenta de que era una obra analógica: los recuerdos de Pelegrina aparecen desordenados, manipulados, no son exactos. Y esa fue la clave para encontrar la poética visual de la propuesta, la cual trabajamos en conjunto con Pablo Oliver. Los recursos sonoros, visuales y lumínicos son analógicos y contribuyen a la creación de un mundo falible y táctil.
Atraer al público a ver una obra no es tarea sencilla, sin embargo tanto Marina como Jorge están confiados en la impronta que lleva «La Maldecida de Fedra», que sin dudas impactará a quien vaya a verla. «A mi me pasó que al leerla, me inquietó mucho que la humanidad está atravesada por la mismas situaciones a través de los años y de los siglos como la soledad, el amor, el destino, el sometimiento, el destierro y la condicion de mujer.Es un texto y una historia intensa, fuerte, pero no ajena a la realidad», apunta Marina.
En tanto Monteagudo, agrega: «La Maldecida es un rótulo que la propia protagonista de la obra se pone. Ella se ve de ese modo, luego de los acontecimientos que se desarrollan en su casa. La autora, Patricia Suárez, escribió este texto inspirado en el personaje de Enona, nodriza de la obra Fedra (1677) de Jean Racine (quien se basó en la tragedia Hipólito de Eurípides). Este trabajo de análisis crítico está y estuvo en manos de Ana Yukelson, quien se encarga del asesoramiento dramatúrgico. Con ella buscamos las diversas capas de lectura de la obra.
Podemos reducir la obra a una simple anécdota: Pelegrina es una mujer que busca a su perro perdido. Pero ese es el detonante, la excusa, para que ella relate, con un texto bellamente poético, cuáles fueron los hechos que llevaron a ese desenlace. También vemos las diferentes Pelegrinas que habitan en ella; una persona no es una sola persona, son muchas, uno no es un individuo indivisible, es un “dividuo”, cada uno somos muchos y tenemos muchas aristas, estamos llenos de contradicciones y ellas son las que nos hacen humanos.
La obra habla de la soledad, de si somos responsables de nuestros destinos, de la maternidad. Es una obra atravesada por lo femenino».
“La maldecida de Fedra”, obra ganadora del premio Fondo Estímulo a la actividad teatral cordobesa (2016), estrena esta noche, pero continúa todos los jueves de mayo y junio a la misma hora, siempre con entrada general de $150 en El Cuenco Teatro (Mendoza 2063). La obra incluye además el asesoramiento Ana Guillermina Yukelson y asistencia de dirección de Luciana Mealla.
En el CePIA
En tanto, también hoy, repitiendo mañana la última función, a las 20 sube a escena en la Sala Jorge Díaz del CePIA (Facultad de Artes) de la Ciudad Universitaria, “Soliloquio a dos voces: Entre el ser y lo aparente, el amor”, de Coma Teatro. Se trata de un proyecto escénico basado en la reflexión sobre el trabajo del actor en las distintas y contradictorias voces que componen un mismo personaje. Dialogando en este sentido con la complejidad y contradicción del propio ser en el marco de las rotulaciones socio-culturales. La obra se cuestiona no solamente la complejidad del ser, sino también acerca de la compleja identidad del género en relación a los otros y al amor. En escena se presentan Antonella Calzetti, Paulo Suarez, el libreto adaptado y dramaturgia es de Coma Teatro, sobre un texto original de Giselle Olivieri.
Esta obra es fue seleccionada para la convocatoria CePIABIERTO 2016, siendo unos de los proyectos radicados en el Centro de Producción e Investigación en Artes, de la Facultad de Artes UNC, con asesoría de Paco Giménez y tutoría de Roberto Videla y Rodrigo Cuesta.
Para bailar y ayudar
Y el otro imperdible del jueves es el VII Festival Cultura solidaria, que desde las 21.30 propone en El Vecindario (Marcelo T. de Alvear 835), una noche para disfrutar de excelente música local, y colaborando con una buena causa. Esta séptima presentación contará con la participación de Vivi Pozzebón, La Viajerita (Mariela Carrera y Ornella Lanzilloto) y Escola de Samba União da Serra, y si bien la entrada es gratuita, se puede colaborar con una caja de leche en polvo o con un bono contribución de $50 o $100, destinado a sostener la copa de leche y los criollitos de más de 300 niños de los merenderos Corazón Contento de B° Amp. Renacimiento y Nueva Esperanza de Villa Boedo.
El evento es organizado por el colectivo Córdoba Cultura Solidaria, espacio formado por artistas, gestores culturales y trabajadores que se organizaron hace más de un año para aportar a la gran labor que realizan estos dos importantes espacios de contención social.
Teatro para cerrar el finde
Por último, el domingo se presenta en María Castaña (Tucumán 260), la obra “Extraño Juguete”, puesta de humor local con texto de Susana Torres Molina, actuaciones de Jimena Ghisolfi, Soledad Pérez y Luis Iglesias y dirección de Luciana Mealla Cincuegrani y Belén Castillo. “En un pueblo de sojeros de buen pasar, dos mujeres burguesas, aburridas de asumir la realidad, deciden ocupar su tiempo jugando, pero no a la canasta, ni al bridge… Ellas, junto con un misterioso hombre, se enredan en lo prohibido, destrozando una realidad en apariencia inocente, para desencadenar un final en donde ninguna máscara puede quedar en su lugar”.
Las funciones son dos domingos de mayo a las 21, con entrada general de $150 (Reservas: 0351-4235529)