Frida, en clave de danza

La pareja de bailarines integrada por Maximiliano Guerra y Patricia Baca Urquiza presentarán mañana a las 21 y 23 en la Sala Carlos Giménez del Teatro Real la obra “Fenómena Frida” que ahonda sobre la vida de la reconocida pintora y su relación con Diego Rivera. 

 

 

 

 

“Yo siempre digo que el sexo fuerte es la mujer, no el hombre”, afirma Maximiliano Guerra al iniciar la charla sobre Frida Kahlo, personaje que inspira a “Fenómena Frida” un espectáculo que el reconocido bailarín, coreógrafo y director presentará este fin de semana en el Teatro Real de nuestra ciudad junto a su esposa Patricia Baca Urquiza, la bailarina Magalí Baratini y elenco. 

 

“Esta obra es un desafío artístico maravilloso y creo que el público la va a recibir de una manera muy especial. Los va a dejar a todos pensando”, asegura Patricia Baca Urquiza en relación a la experiencia de interpretar a estos personajes reales (ella en la piel de Frida y Maximiliano en la de Diego Rivera).

 

Patricia respira el arte, como Frida. Pero a diferencia de ésta -que se expresaba por medio de la pintura- la bailarina lo hace desde muy pequeña a través de la danza. Aunque no nació aquí, se formó en Córdoba desde muy chica, y por eso es una ciudad  que tiene en su corazón. “Para mí bailar en Córdoba es como una fiesta familiar”, expresa. 

 

Maximiliano es uno de los grandes nombres de la danza argentina. Comenzó su trayectoria en el Instituto del Teatro Colón de Buenos Aires cuando decidió, a los 11 años, dejar el fútbol por el ballet. Su talento lo llevó a tierras internacionales y actuó como primer bailarín en prestigiosas compañías de todo el mundo.

 

La pasión por este arte unió a Patricia y a Maximiliano tanto arriba como debajo del escenario: Ahora asumen juntos el desafío de “Fenómena Frida”, una impactante puesta de la que hablan en esta entrevista compartida con Babilonia.

 

– ¿Qué los motivó a hacer una obra como ésta y cómo fue el desafío de mezclar en escena tantos componentes artísticos?

– Patricia Baca Urquiza: La obra combina mucho la plástica, tiene imágenes que son inspiradas en cuadros. A eso se le suma la danza y lo teatral.

La directora Marlen Puello enriqueció mucho este trabajo. Estos personajes son bastante terrenales. Estamos contando una historia de personas que existieron y ese fue el desafío más grande: estar acorde a lo que esto merece, respetándolo.

Creo que los va a dejar a todos reflexionando sobre esta conocida pareja, sobre la posición de la mujer y del hombre en la sociedad, sobre los pactos de amor que uno puede tener y  hasta adonde uno puede ceder. Reflexiona sobre hasta dónde se  puede decir sí sin comprometer el alma y el corazón. También indaga sobre si la exclusividad en la pareja funciona o si es algo cultural.   

 

 

        

 

– ¿Cómo se siente reconstruir la vida de estos dos personajes tan icónicos no solo en el arte sino también por sus historias personales y ese amor que los unió? 

– Maximiliano Guerra: Es muy enriquecedor. Porque eran artistas y, como nosotros, artistas y pareja a la vez. Aunque su historia fue muy diferente a la nuestra. A través de un proyecto así aprendés a tener otros sentimientos, otras sensaciones que no tenés naturalmente. Son dos personajes muy grandes. Uno se tiene que informar mucho para hacer una obra de éstas características. Hay que hacerlo con mucho cuidado y con mucha precisión en la búsqueda de cómo eran esas personas y cómo se llevaban entre ellos. Crear esta “face” coreográfica, digamos, era muy interesante y muy intenso también.

Por ejemplo, en el caso de Diego yo lo veía como un animal, porque era un animal que “comía mujeres”. Tuvo sexo con todas a las mujeres a las que pintó. Una cosa que él le dice a Frida, antes de casarse con ella, es: “yo te puedo prometer ser leal: fiel, no”. Ese era un pacto que tenían de entrada. No sé cuánto le gustaba a Frida eso, pero él era así. 

Después está otro aspecto, el de la connotación política que tenían.

 

– ¿Te sentís identificada con Frida y su postura feminista?

– Patricia Baca Urquiza: Sí, pero no sé si feminista es la palabra, me gusta el tema de la igualdad. Yo creo que el hombre y la mujer se pueden complementar, que no hay competencia, porque cada uno tiene sus herramientas y son diferentes, así como los roles que tienen en la sociedad. Esto está demostrado científicamente a nivel cerebral, a nivel sociológico. Pero sí me siento identificada con esto que tenía Frida de ser una mujer libre, de ser honesta con ella misma. Si quería algo iba a buscarlo, si amaba algo también, si se tenía que arriesgar saliendo de la cama despacito con un corset porque no podía caminar (aunque todos le dijeran que tal vez no volviera a caminar) ella lo hacía. La fuerza de Frida me impactó mucho. Ella volcó en las pinturas todo lo que sentía, todo lo que le pasaba en su corazón, en su alma. Y yo creo que eso la salvó.

 

– Así como Frida y Diego, ustedes también entremezclan el amor y el arte. ¿Cómo es compartir estas dos pasiones y el tiempo juntos en el trabajo?

– Patricia Baca Urquiza: Cuando comienza la función, yo digo: Patricia Baca Urquiza se quedó en el camarín esperando…

– Maximiliano Guerra: Y Maxi también dice lo mismo.

– P. B. U.: Y una vez que entramos en escenas está Frida…

– M.G.: Y Diego, y también los otros personajes.

– P.B.U: Es honesto porque realmente nos ponemos en la piel de esas personalidades y tratamos de preservar a Patricia y a Maximiliano. Pero, obviamente, como dijo una vez una gran actriz, Meryl Streep, todos los personajes que han pasado por ella le han dejado huellas. Siempre los personajes te dejan algo para aprender.

-M.G: Los personajes te modifican, te van llenando, te van enriqueciendo. Así como se va modificado el público después de una función. Porque asistir a una obra no es lo mismo que ver una película: el teatro vive y cada vez que subimos al escenario es distinto. 

 

 

 

– Maximiliano, habiendo trabajado como director, coreógrafo y bailarín. ¿Con cuál de estos trabajos te sentís más cómodo en la actualidad?

– Siempre bailando. No sé si es un lugar más disfrutable, pero es un lugar donde me siento más libre. Como coreógrafo o como director a veces me siento limitado justamente por las ideas que se me vienen, no? Pero, sí, para mí lo más cómodo es arriba del escenario, bailando.

 

– ¿Y para vos, Patricia?

– El escenario es adictivo. De hecho Marta Graham ha dicho que “la primera muerte del artista es cuando deja de subir al escenario”. La primera muerte es cuando uno deja de hacer lo que le gusta. Porque pasa a ser algo adictivo: la adrenalina, vivir este mundo de contar una historia.

El escenario es un templo para nosotros. Por eso, ahí tiene que pasar lo que tiene que pasar, honestamente. Y yo quiero seguir bailando y seguir reciclándome como artista, como también le pasa a Maxi. El escenario es un momento de libertad.        

 

– Ustedes suelen venir a Córdoba, de hecho Patricia es cordobesa de corazón, ¿cómo ven el ballet en esta Provincia?

– M.G.: Yo creo que la danza en Córdoba está muy bien. Córdoba siempre tuvo una danza de vanguardia, siempre estuvo como adelantada en algún punto. En el ballet clásico sacó a muy buenos bailarines, bueno…tenemos un ejemplo acá (apunta a Patricia con los ojos). Y también en la danza contemporánea y la danza teatro. Siempre estuvieron bien plantados. Y tienen muy buenas escuelas. Yo creo que es el lugar con mejor escuelas en el país después de Buenos Aires.

– P.B.U.: A mí me encanta. Cuando bailo en Córdoba siento que toco el cielo con las manos.  Para mí es una forma de agradecimiento por todo lo que aprendí. Es una forma de agradecer a mi familia, a mis padres y a mis hermanos que me ayudaron en esta carrera, me apoyaron desde chiquita. Es como bailar en casa.

 

– ¿Qué tipo de acciones creen que son necesarias para que el ballet llegue a cada vez más argentinos? 

– M.G.: Yo creo que para que el ballet llegue a más personas hay que tener una política cultural más definida. En nuestro país hace muchos años que falta una política cultural verdadera, con determinación de popularizar, de hacerle ver a la gente que el arte es para todos. Nosotros los artistas somos de todos. Pero somos una consecuencia de esta sociedad, entonces tenemos que llevárselo, tenemos que abrir las puertas de los teatros. Tenemos que sacarle el miedo de esta cosa que se supone que la danza o la ópera son solamente para un rango social. El ballet es para todos.

 

Función doble 

 

 

“Fenómena Frida” se presentará este sábado 7 de abril a las 21 (función cuyas localidades ya están agotadas) y a las 23 en la Sala Carlos Giménez del Teatro Real.

 

Las entradas se pueden adquirir en la boletería del teatro y por Sistema Autoentrada.

Los costos son los siguientes: plateas (fila 1 a la 5) $500; plateas (fila 6 a 16)  $400; silla de platea $350; primer nivel $350; segundo nivel $250; y tercer nivel $200. 

Babilonia Literaria

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