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Espectáculos en época de crisis: altibajos de público, apuesta por lo conocido y buena proyección

La crisis no ha salteado al rubro de espectáculos en vivo, y si bien la mayoría de quienes producen música y teatro en Córdoba coincidieron en una «buena» afluencia de público, fue marcada la baja que sintieron tanto aquellos espacios preparados para mega shows internacionales como los sitios pequeños que apostaban a lo independiente. El ejemplo más concreto es el cierre del bar «Los 7 Locos» en Güemes. La clave para seguir en pie, coinciden, está en seguir programando aun cuando las ganancias sean menores y apostar a una cartelera conocida o “taquillera”.  

 

 

 

 

En una coyuntura nacional marcada por una fuerte crisis financiera, donde la inflación, el aumento del dólar y la falta de poder adquisitivo son moneda corriente, salimos a hablar con productores, encargados de salas y programadores locales, para  hacer foco sobre el consumo cultural de los cordobeses en materia de espectáculos de música y teatro en este primer semestre del año. 

 

¿Cómo se sintió en esta primera parte del 2018 esta realidad que golpea a todos los bolsillos? ¿Cuántas bajas y altas hubo en la convocatoria del público? ¿Cuáles fueron las variables que modificaron algunas dinámicas de los cordobeses frente a grandes espectáculos o carteleras que no vuelven a repertirse? Más aún, ¿Sobrellevan de la misma manera la crisis las salas privadas que las oficiales, las que tienen espectáculos con elencos nacionales a aquellas con una programación local? ¿Quiénes sintieron más los impactos, los productores, los consumidores o los artistas?

 

Hacer un informe panorámico sobre la realidad que viven quienes están detrás del mostrador de las propuestas en vivo de la ciudad no es tarea sencilla, y la muestra siempre deja gente afuera. Sin embargo, nuestro propósito fue tratar de describir de la manera más completa  posible la coyuntura tanto en salas y espacios oficiales como privados, comparar datos con el período similar el año pasado y hacer una pequeña proyección para el segundo semestre.

 

Buena convocatoria… de un público habitué

 

La afluencia de público a los eventos tanto musicales como teatrales ha variado sobre todo en relación a la oferta en cartelera, ya que, como señalan algunos productores, en tiempos de crisis la gente opta por ver aquello que sabe que es de su agrado o espera hace rato.

 

El primer ejemplo lo marca Maximiliano Pita, productor teatral local, quien confió en que grandes nombres podían hacer la diferencia y apostó por obras fuertes como “Puentes de Madison”, “Escenas de la vida conyugal” y “Un rato con él”. Así señaló: “El balance es altamente positivo quizás a contramano de la realidad del país, porque el 100% de los espectáculos que pusimos a la venta se han agotado y creo que se debió a que todas las propuestas fueron  con nombres importantes  e incluso  desembarcos por primera vez o después de 20 años”. Es que, justamente, Pitta está convencido que haber traído a “rutilantes” de la escena nacional ha sido la causa de su éxito, ya que –explica- los cordobeses tienen la particularidad de consumir aquello que ya es “reconocido”.  “Es lo que ha pasado con Darín, Chávez, Suar o Arana”, recalca.

 

Algo similar plantea en otro segmento de consumo, la gente de El Vecindario, espacio de Güemes ligado a las propuestas musicales y de teatro más independiente, quienes notaron sin embargo la misma respuesta del público en tiempos de crisis. Mariano Salinas, señaló entonces que en su caso se destacaron en este primer semestre “los espectáculos que ya tenían un público fijo y que no hubo crecimiento de un público que apuesta a conocer cosas nuevas”. Así lo explica: “La gente está muy reacia a gastar en lo desconocido. La situación nos hizo girar la programación a propuestas que tengan asegurado un público y quizás dejar de lado muchas producciones que veníamos apostando a generar un nuevo público”.

 

Dejando de lado el circuito privado, buena también ha sido el calificativo usado desde el sector oficial para calificar la convocatoria en boleterías, tal cual lo señala Raúl Sansica, director del Teatro Real de la provincia. Hemos tenido un balance “bastante positivo”, explicó el director, “porque se cumplió más o menos con los parámetros de los ejes programáticos que tenemos previstos”. Y en esta cartelera programada, dice Sansica, vale destacar lo variado de cada una de las propuestas, lo que evidentemente ha generado  una tracción mayor en cuanto a la afluencia de público. De hecho, a entender del director, programar obras de elencos tanto públicos como independientes, de la escena nacional  o internacional, además de sumar la programación del Teatro Libertador (que está cerrado) y la presencia de una compañía de teatro, artista o musical del interior, generó un interesante “cruce de público”.   

 

Recitales y conciertos, con marcados altibajos

Pimpinela en Orfeo. Gentileza

 

En materia de música, dos de los espacios más conocidos en la ciudad –Orfeo y Quality-, señalaron planteos dispares, donde la variable que más afectó los resultados fue la diversidad en cuanto a producciones programadas (locales, nacionales o internacionales) y la capacidad de la sala. Es decir, Orfeo, que siempre funcionó muy bien con mega eventos de altos costos, sintió en mayor medida  la crisis, por el simple hecho de no poder costear semejantes espectáculos.

En este sentido, desde el lugar, Juan Manuel Rodríguez dejó en claro que este primer semestre el espacio tuvo un nivel “muy inferior con respecto al mismo periodo del 2017 -decayó hasta un 25%- debido a que hubo una menor oferta de shows acordes a nuestra escala (10.000 asistentes). El año pasado vinieron todos los “tanques “, cosa que no se vuelve a repetir de un año a otro ya que el elevado nivel de tipo de cambio pospone la planificación de probables shows internacionales”.

Desde Quality, en tanto,  sala que alberga espectáculos de menor producción, dejan en claro que el semestre dejó un saldo “sumamente positivo, tanto en calidad como cantidad” ya que han podido “sumar más y nutridos shows para todos los públicos”.

 

Volviendo a la zona de Güemes y haciendo foco en una propuesta ligada a consumos menos masivos y una fuerte presencia de artistas nacionales o latinoamericanos, desde Cocina de Culturas coinciden en la mirada de algunos de sus pares, y se muestran sorprendidos por la satisfactoria presencia del público. En este sentido, Susana Guzmán –responsable del lugar- señaló  que la convocatoria ha sido muy buena  (incluso mejorando un 20% con respecto al 2017), manteniéndose alto en aquellos espectáculos ya conocidos por el público como José Luis Aguirre, Cecilia Todd, la Jam de Folklore con invitados especiales.

 

Pero, como anticipamos, no a todos les fue como esperaban y tanto como los grandes espacios, fueron también los más pequeños -que abrieron hace tiempo con el propósito de sumar carteleras con música independiente y nueva- los que más sufrieron la crisis. Debido quizás a la gran oferta de espacios que se han generado en la zona -otra vez el ojo lo ponemos en Güemes-, debido a la crisis macroeconómica o a varias razones a la vez, lo cierto es que hay dos lugares que marcaron una gran baja en cuanto a la afluencia en el público, incluso debiendo cerrar sus puertas uno de ellos. Así como lo lee, tuvieron que bajar la persiana hartos de no llegar ni siquiera a cubrir gastos. Estamos hablando de “Los 7 Locos”, que decidió apagar las luces después de varios años ofreciendo espectáculos en vivo con artistas locales y nacionales porque parece que hoy la música contemporánea cordobesa ya no convoca como convoca la cerveza en la zona, y por eso de bar con música en vivo pasará a ser bar con barra incluida, copiando el destino de tantos espacios de las seis cuadras a la redonda que es el Paseo de las Artes.

A pocos metros, quienes no cierran pero aguantan como pueden son los responsables de “El Vecindario”, quienes destacaron la preocupación que sienten ante la baja de público. En este sentido, Mariano Salinas apuntó: “Bajó muchísimo el consumo cultural, tanto la cantidad de asistentes  como el consumo per cápita. Tuvo una caída importante, sobretodo, en la segunda quincena de todos los meses. El 2017 ya fue malo en relación a otros años, este año fue similar al año pasado, pero con costos mucho más caros”.  

 

El teatro independiente resiste

 

El circuito independiente ha sabido adaptarse a las crisis económicas del país de las últimas décadas. Las diferentes salas que transpiran la camiseta ofreciendo una cartelera renovada año tras año con elencos propios y propuestas de calidad, saben de ajustar el cinturón en tiempos difíciles, tratando de seducir a los espectadores sin tocar demasiado su bolsillo. 

 

“Resistimos”, señala Mónica Nazar desde La Chacarita, emblemático espacio de barrio Pueyrredón, dejando en claro que si bien los valores de presencia de público fueron buenos, la situación se torna difícil porque los costos son cada vez más elevados. “Tenemos un promedio de espectadores de 35 por función y un promedio de entrada de $120, explica Nazar, después de haber dejado en claro que su política es no trasladar los costos a las entradas (ver más abajo).

Por su parte, Karen de María Castaña califica de la misma manera la actividad en esta sala del centro de la ciudad, aportando el dato no menor de que los fines de semana son los días de mayor respuesta del público. “La gente ya no viene tanto los jueves o viernes”, cuenta satisfecha al menos de poder seguir con la programación propuesta para todo el año. “En comparación al año pasado hemos mantenido el número de espectadores y de ventas, con una  deserción ínfima en algunos talleres. Por supuesto que nuestro objetivo es seguir creciendo y por eso  vamos a comenzar a hacer mayor difusión para captar otro tipo de público”.

 

Las claves: entradas accesibles y ahorro en costos

PH. Ricchie Ferrero

 

Traslados, hoteles, subcontratos por iluminación o sonido, publicidad, cachet, etc, etc, etc. Cualquier producción tanto de teatro como de música genera muchos gastos y lo cierto es que el aumento en el dólar inevitablemente recayó en cada uno de estos puntos. Muchas veces, el hilo se corta por lo más fino, pero cuando la crisis se prolonga en el tiempo, la solución para que no decaiga la convocatoria es cuidar el bolsillo del espectador, tratando de seducirlo con una entrada no tan cara.

 

“A la hora de ver Darín, por ejemplo, no pusimos entradas muy caras”, cuenta Maxi Pita, “quizás si hubiésemos puesto las localidades a $ 1400 lo hubiéramos vendido igual, pero hay cosas que tengo  en claro y voy en dirección de mis colegas: cuando vienen épocas de incertidumbre el entretenimiento sufre una retracción. Veo los números,  se lo que les pasa y no se puede tirar demasiado de la cuerda”. Lo mismo opina Mónica Nazar, responsable de la sala independiente La Chacarita, que desde otro circuito escénico, entiende también que alivianar el costo para el espectador es fundamental: “en nuestro caso no se ha trasladado todo el índice inflacionario al valor del tickets, ya que tomando un 30% como indicador, subieron aproximadamente un 20%”. En sintonía con sus colegas plantean su punto de vista desde Quality y apuntan: “Será cuestión de una ingeniería artesanal para reformular las variables que hagan posible que el público pueda seguir asistiendo, que los artistas no vean reducidas  sus posibilidades económicas y que la industria cultural del espectáculo pueda seguir gozando de buena salud”. 

 

La proyección: mantenerse

 

Cuando la coyuntura se presenta complicada y las olas son difíciles de surfear, le mejor muchas veces es simplemente mantenerse en pie. Continuar trabajando, ahorrar energías y dinero en lo que se pueda y sobre todo, seguir generando alternativas.

“Las proyecciones pasan, desde nuestro punto de vista, por un semblante anímico. Por supuesto que la cultura es un aspecto importante, pero si la economía no ayuda, seguramente será difícil para el público poder acomodar el bolsillo”, señalan desde Quality. En el sector oficial, piensan de la misma manera y así lo comentó Raúl Sansica desde el Teatro Real: “Apuntamos a seguir trabajando de la misma forma. Dentro de todo, la idea de visibilizar un teatro más céntrico nos está dando un resultado y es un proceso que venimos trabajando hace muchos años”

Susana Guzmán de Cocina, por último, cree que se podrá continuar con “un buen año” a pesar de que está “muy complicado poner en escena cada una de las producciones”. “Estamos haciendo todo lo posible para que podamos mantenernos -al menos- en el mismo nivel que el primer semestre”.

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