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Entrevista a Camucha Escobar

La escritora de Pergamino publicó recientemente la novela «Tierra en sombras». Habla de este proyecto y también de la continuación de esta historia. 

 

 

 

Acaba de debutar en el mundo editorial con su primera novela titulada «Tierra en sombras». Lo hace de la mano del sello Plaza & Janés y con el aval de una de las autoras más representativas del género histórico-romántico: Cristina Bajo. 

Camucha Escobar irrumpe en las librerías con esta atractiva historia de personajes que están sumidos en la oscuridad y que deben sobrevivir al complejo contexto de la lucha entre unitarios y federales.

 

– «Tierra de sombras» es tu primera novela. ¿Cómo fue el recorrido que hiciste desde su escritura hasta la publicación?

– Mi proceso en la creación de la novela es hermoso, y digo es porque todavía no finalizó. Hace unos días terminé la continuación de «Tierra en Sombras» y ya estoy diagramando el tercero.

Cuando tenía aproximadamente 40 años comencé un taller literario y me dediqué al cuento corto con el cual tuve muchas gratificaciones.

Sin embargo, la historia de Facundo Godoy rondaba desde hacía muchos años en mi cabeza y gracias a los talleres literarios pude ir dándole forma.

La idea de las tierras de Pergamino y sus conflictos me interesó desde pequeña, ya que fui prácticamente criada por abuelos de ambas partes, hijos de inmigrantes y hacedores de todo tipo de anécdotas, que yo, desde muy pequeña las expresaba dibujando historietas.

Los abuelos Godoy, por parte materna vivieron siempre en el campo de Villa Cañás en donde no sólo aprendí a andar a caballo sino también a empaparme en todo lo concerniente a las actividades campestres y como broche de oro me casé con un hombre de campo.

Cuando leí «Como vivido cien veces», de Cristina Bajo, supe que quería escribir algo así.

 

– De hecho, el libro cuenta con la recomendación de Cristina Bajo y sale por un sello importante como P&J. ¿Cómo viviste todo ese proceso vinculado más bien al tema de la edición?

– «Tierra en Sombras» tuvo por suerte dos etapas. La primera, fue cuando terminé de trabajar con Carla Pandolfo, que es editora de la revista Quid, de Yenny, y me decidí a auto publicarla. Me fue muy bien. La tapa estaba basada en un cuadro del pintor pergaminense Tomás García que reflejaba Pergamino en el 1838 y que luego se usó para la nueva publicación.

La segunda etapa se desencadenó cuando le mandé un ejemplar a Cristina Bajo y a ella le gustó mucho. No solo lo publicó y recomendó en su página, sino que me puso en contacto con Florencia Cambariere de Penguin Random House con quienes firmé contrato por «Tierra en Sombras» y su continuación.

Estoy asombrada del nivel de profesionalidad de P&J, posee un equipo de trabajo impresionante, responsable y atento a cualquier duda o requerimiento.

Decidieron cambiarle la tapa al libro y me sorprendió la respuesta, el diseño se acercaba más a mi idea de la época de la novela.

Ahora el libro está en todas las librerías del país y es realmente increíble.

 

– ¿Qué tuviste en cuenta a la hora de crear a estos personajes que a su vez tienen muchos matices?

 

– No fue fácil. En un primer momento el personaje masculino, Facundo, era muy débil como protagonista. Entonces los trabajé con Carla Pandolfo, y recién en ese momento pude profundizarlo. Otros personajes nacieron de la investigación propiamente dicha.

En nuestra ciudad había un Archivo Histórico muy valioso, en el cual pude informarme libremente. Había libros de la época, cartas, documentos, mapas que señalaban el camino Real. La directora del mismo, Marita Fekete, siempre me ayudó con la tarea como así también usé el material de historiadores como Giménez Colodrero, Libera Gill y Restaino.

Pergamino, debido a su puesto fronterizo en aquellos años, fue testigo de hechos oscuros, intensos, crueles, alguno de los cuales trato de plasmar en Tierra en Sombras.

El amor y el odio siempre estuvieron presentes en mis escritos, en mis cuentos y ahora en «Tierra en sombras».

La ambigüedad de los personajes es muy interesante y como te mencioné anteriormente tengo que agradecérselo a Carla Pandolfo que fue quien me ayudó a jugar con las distintas facetas de ellos. Recuerdo que, para escribir sobre María de la Cruz, que es una muchacha ciega, me ponía un pañuelo en los ojos y lo tenía el mayor tiempo posible para entender lo que significaba no poder ver.

Ahora bien, esa ambigüedad se expresa solo en las personalidades de los personajes, no así en la ideología de la obra, cuyo sustento tiene base en una cruda guerra civil entre unitarios y federales, y cómo en el seno de las familias criollas se proyectaba esa realidad.

Los personajes no solo tenían que tomar partido por una u otra idea, sino vivir además su propia realidad rodeada de celos, contradicciones, muertes y amores.

 

– Si tuvieras que definir en pocas palabras esta novela, ¿qué le dirías a los lectores? 

– Básicamente diría que es una novela de amores y traiciones en el seno de familias criollas. Me encantaría que la compren y la lean y se acerquen como yo a una ficción con demasiado sustento en la realidad que muchos desconocemos.

Como dice Saramago “Hay que transmitir la memoria histórica porque se empieza con el olvido y se termina en la indiferencia”

 

– ¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto? 

– Si ya terminé de escribir la continuación de «Tierra en Sombras», y ya voy diagramando mi tercer libro.

La continuación es un paralelo prácticamente en tiempo:  «Tierra en sombras» se desarrolla desde 1828 hasta 1842. La continuación comienza en el año 1836 hasta 1854.

Se centra también en la época de Rosas y la división de los federales con Justo José de Urquiza a la cabeza, de cómo esta realidad se instala en las familias criollas de Pergamino, el ataque de los malones y la vida de los indios y gitanos nos muestra una cara de la realidad poco vista. La medicina avanzaba contra el curanderismo. El poderío de la Iglesia peleaba con sus conceptos e ideales, así como la ley, contra la sensibilidad de la gente.

Como decía Goethe “La maldad no necesita razones, le basta con un pretexto”. Así los  personajes  de esta novela también son ricos en luces y sombras, la historia de amor entre Piedad Iriarte y Ernesto Salvadores se ve teñida por la maldad de personajes siniestros que buscan poder a cualquier precio; en el seno de la familia de Piedad se ve reflejado por su madre, Doña Augusta, y en el ámbito nacional por Juan Manuel de Rosas.

 

 

 

 

 

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