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EGOS, veinte años creando teatro para niñxs

El grupo cordobés cumple dos décadas desplegando en escena obras para toda la familia. Referentes de propuestas conceptuales que plantean temáticas y problemáticas sobre la niñez, han sabido recorrer un camino de trabajo comprometido, que les ha permitido tener reconocimiento nacional. Alejandro de la O y Cecilia Di Marco, sus fundadores, hoy cuentan para Babilonia cómo es escribir pensando en el público infantil.

Cuentan las crónicas sobre su fundación, que la primera aparición pública del grupo fue allá por el 2000, cuando sus integrantes -siendo apenas estudiantes de la carrera de teatro-, desplegaron con entusiasmo una performance callejera en el marco del festival del MERCOSUR. Que sus pasos eran tan incipientes que ni siquiera habían elegido un nombre como elenco, y que por interpretar el texto “Los siete egos”, del escritor libanés Khalil Gibrán, la prensa comenzó a llamarlos así: el grupo EGOS.

Y así fueron bautizados de allí en adelante, iniciando un camino de aprendizaje, compromiso y muchísimo trabajo en el teatro infantil y juvenil.  

         

    De esa primera exhibición callejera, pasaron luego al teatro propiamente dicho, presentando diferentes obras que, desde el primer momento, buscaron poner sobre escena temáticas, gustos y problemáticas relacionadas con la niñez. “No queríamos hacer didactismo, eso lo teníamos muy claro, ni minimizar la capacidad de entendimiento de los niños”, dirá Alejandro de la O, uno de sus fundadores en esta nota, subrayando así que para ellos fue muy importante desde el minuto cero plantear un teatralidad diferente, con textos y narrativas que supieran reflejar de la manera más real posible las coordenadas que atraviesan a los niños y sus distintas realidades.

    Por ello sus integrantes dedican muchísimo tiempo a investigar, analizar y elegir aquellos textos que luego serán adaptados para el público infantil. Por sus manos pasaron relatos como «Chau señor miedo», de María Inés Falconi, autora referente de la literatura infantil y juvenil, pero con el tiempo también tomaron como desafío reconvertir clásicos universales en tiempos actuales. Así nacieron, por ejemplo “El fantasma de Clownterville”, «Romina Hood», «Alicio en un mundo maravilloso», «Caperucita feroz y el lobo rojo» o “El Conde DráScula”, su última producción, que tenía previsto estreno para este año, y ahora deberá aguardar nueva fecha debido a la pandemia.

    Con entusiasmo, una trayectoria que les ha permitido visitar diferentes ciudades del país,  premios y reconocimientos locales, provinciales y nacionales, EGOS celebra por estos días sus veinte primeros años y desde Babilonia los contactamos para que cuenten sobre su interesante labor. En esta entrevista, Alejandro de la O y Cecilia Di Marco, sus fundadores, recuerdan cómo comenzaron en este sueño de conformar un elenco, los pilares que levantaron en aquel momento y que aún hoy sostienen como actores y docentes, y el compromiso de proponer un teatro infantil comprometido con el tiempo que le toca vivir.  

– El grupo comenzó a dar sus primeros graias a una performance callejera en el marco del festival del MERCOSUR del 2000. ¿Cómo recuerdan esos inicios? ¿Recuerdan cuáles fueron esas motivaciones iniciales de abrirse al público infantil?

Ale De La O –  Éramos un grupo de estudiantes de la carrera de teatro con todos los sueños a cuesta, muchas ganas de hacer, de llenar espacios, crear, esa energía y entusiasmo fue captada por muchos docentes nuestros y fueron aportando ideas a eso  que estaba latente, Graciela Mengarelli (La Menga)  nos invitó a promocionar el festival de teatro del Mercosur que volvía hacerse después de muchos años, preparamos con ella una hermosa performance callejera y recorríamos en un camioncito desde la mañana hasta la tarde, de barrio en barrio, plazas y lugares característicos de córdoba haciendo la promoción del festival, fue nuestro primer trabajo como grupo, después cursando  la catedra de Marina Abulafia ,donde ella perfilaba la materia  hacia el teatro infantil, y la casualidad o causalidad a todes nos gustaba esa línea de trabajo y para el cierre de año preparamos una obra  corta, que al año siguiente como grupo decidimos darle forma y hacer nuestra primer obra de teatro:  “Las princesas tramposas”. 

– ¿Recuerdan qué quería aportar EGOS al teatro infantil cordobés que no haya existido en ese momento?

Ale De La O–  Algo que no existiera no lo sé, no había mucho dando vuelta en ese momento, pero teníamos muchas ideas y, sobre todo, queríamos que nuestro teatro alcanzara a todo el público, que nadie quedara afuera, que aquel que decidiera sentarse a vernos, disfrutara de la función. No queríamos hacer didactismo, eso lo teníamos muy claro, ni minimizar la capacidad de entendimiento de los niños, trabajábamos dando clases a niñes como en la actualidad, algo de entender ese público estaba en nosotres.

– En 20 años el grupo creció acompañando también el crecimiento de sus integrantes, de ser estudiantes o recientes egresados, a ser docentes y actores con años de experiencia. ¿De qué manera esas miradas que brinda sólo el paso del tiempo se proyectó y fue reflejando en las obras propuestas por EGOS?

Cecilia Di Marco– Empieza picarte ese bichito de transformación, de cambio. Crecimos con el grupo y así fueron madurando nuestros pensamientos, nuestras ideologías. Fue hermoso hacer obras de grandes referentes del teatro para niñxs. Pero la adrenalina de hacer algo propio tiene otro gusto, si bien son versiones libres, no deja de ser un enorme desafío. Te tiras a la pileta, te arriesgas, todos somos docentes, la mirada sobre los niñxs cambia. Ellos te van mostrando lo dinámico de esta nueva era. Y nosotros observamos, atendemos, investigamos, escuchamos. Nuestras miradas fueron variando con estos cambios.

En todos estos años y con todos los avances a los que hay que adaptarse, el teatro sigue siendo algo vivo, esa magia entre público y espectador. Eso que no logra la tecnología. Esa emoción de ver la reacción de ellos sentados en las butacas.

«tener ganas de contar esa historia en ese momento»

    Desde “Las princesas tramposas” hasta “DraScula”, el grupo EGOS siempre se preocupó por subir a escena textos que generaran empatía con el público, que divirtieran, pero que jamás perdieran el sentido mismo de la teatralidad: la necesidad de hacernos reflexionar sobre lo que somos y queremos ser. Por eso sus narrativas son seleccionadas con especial atención, buscando que ese ritual de encuentro entre actores y público sea también la posibilidad de mirarnos e interpelarnos.

De eso habla Alejandro de la O cuando dice “cualquier tema puede tratarse en una obra para chicxs, solo hay que encontrar la metáfora con lo que puede arribarse”.

– Desde un comienzo, el grupo buscó anclarse en textos referentes de la literatura infantil y juvenil para llevar a escena (como «Chau señor miedo») y luego también se desafió (re)construyendo algunos clásicos desde una perspectiva moderna, como “Romina Hood”, “Caperucita feroz” o “El fantasma de Clownterville”. ¿Cómo surgen esas elecciones? ¿Cómo es el trabajo de selección de las narrativas?

Cecilia Di Marco– Tienen que ver con un gusto personal. Caperucita fue pensada desde un lobo víctima. De un lobo bueno y sin intenciones de comer a nadie. Romina, fue pensada desde una mujer luchando por los derechos del pueblo, sin necesidad de estar enamorada. El fantasma hace hincapié en el trabajo colectivo, colaborativo. Son cosas que me interesan. Cuando me engancho con el título que elijo lo planteo en el grupo para ver que opinan y le damos para adelante.

El Conde DráScula surgió de lo mucho que les gusta el terror a los chicos. Verlos contarme pelis que a mí ni se me ocurriría ver, porque capaz que no te duermo, ellos te la cuentan como si nada. Les encanta el miedo, y lo que les genera en el estómago. Pensé en manejar eso en la nueva puesta, buscar efectos especiales (A cargo de Federico Tapia) que te pongan la pile de gallina y después relajar con algo gracioso.

– ¿Qué tiene que tener un texto para que EGOS decida llevarlo a escena?

Ale De La O– Primero gustarnos a nosotres, que algo suceda en pensar hacer una versión libre de ese cuento o novela, si trabajamos la dramaturgia de otro como hicimos muchas veces que nos movilice, tener ganas de contar esa historia en ese momento, el grupo fue mutando mucho en 20 años, y en ese recorrido también optamos por hacer cosas que realmente tengamos ganas y no traicionar nuestros intereses, sabemos que si nos gusta a nosotros algo va llegar de eso a nuestro público, nos gusta mucho el humor en nuestras obras, pero también nos sumergimos en textos más sensibles con temáticas difíciles de abordar.

-Siempre plantearon que sus obras son para toda la familia, y sus obras en escena así lo demuestran, ¿cómo se trabaja un texto, se adapta, para que la atención se mantenga tanto en niños como en grandes?

Cecilia Di Marco– Nosotros somos niños, nos gusta eso. Disfrutamos la niñez, nos motivan, nos alienta. Pero ya estamos casi todos en las cuatro décadas también sabemos divertirnos entre nosotros. Tenemos esa dualidad. Ese espíritu. Si no nos reímos nosotros, no tiene sentido. Si no lloramos nosotros, no tiene sentido. Nuestras emociones son fundamentales.

Así como también sabemos que hay escenas que son mesetas y decimos: «Acá hay que remarla». Y también nos damos el permiso de ir modificando la obra, a medida que pasan las funciones las cosas se modifican, se asientan, y vamos modificando. Mejorando.

-Diversidad, lenguaje inclusivo, ESI, violencia y abuso infantil, ¿cuáles creen que son los desafíos en cuanto a temas que debería absorber y reflejar el teatro pensado para chicxs?

Ale De La O-  Los desafíos son muchos y en estos temas, el teatro para niñxs viene más lento que la literatura que transita más libremente y crece más aun en muchos de ellos, en el teatro cuesta un poco más, cualquier tema puede tratarse en una obra para chicxs, solo hay que encontrar la metáfora con lo que puede arribarse, el prejuicio siempre viene del adulto, y este adulto es el que decide llevar al niñx al teatro, a medida que la sociedad avance  va ser mucho más sencillo, a medida que se respeten las leyes, que las personas mayores podamos de-construirnos y aportar a la causa, que los involucrados, artistas, docentes, seamos capaces de dar un paso más el aporte va ser mayor y se van a encontrar muchos de estos temas en diferentes puestas. Se están haciendo muchas puestas interesantes, pero todavía falta. 

-Supongo que ya debieron posponer el estreno de “El conde DráScula”, pero, ¿cómo se preparan para el año de los 20 años? ¿Cuáles son los proyectos para este año?

Cecilia Di Marco-Este año nos dio un volantazo. Vamos con la marea. No estamos a la deriva pero vamos sobre esta marea de cambios. Creemos que no vamos a poder estrenar este año, así que probablemente hagamos festejo 20-21 en el año 2021. Y para este año, ensayar la obra, cuando nos habiliten, poder afinar todos los movimientos con respecto a los efectos especiales que tenía la obra. Y tal vez ensayar otra obra, para estrenar el año que viene. Veremos. Estábamos preparando todo para tirar la casa por la ventana en el 2020. Pero bueno será desde casa con barbijos alcohol en gel y por zoom.

Por último, desde EGOS quisieron subrayar a las diferentes actrices y actores que forman y formaron parte de las obras del grupo en estos veinte años.  «Con nosotres están personas sumamente necesarias que trabajan en nuestras obras y a la par nuestro, que muchas veces se suman o bajan depende los proyectos y los tiempos de cada uno. En este tiempo, por ejemplo, para la producción del Conde DráScula se encuentran Clara Segura, Federico Malamud y Florencia Demonte». 

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