Babilonia Literaria Florencia Vercellone y Fernanda Pérez presentarán sus libros «La Cocina es puro Cuento» y «La piel no olvida», respectivamente, en el marco del Festival de la Palabra.
Previo a estas actividades, cada una de las coordinadoras de Babilonia da sus motivos por los que vale la pena leer la obra de la otra.
Siete razones para leer “La piel no olvida” (por Florencia Vercellone)
1. Desde que sacó su primera novela “Las maldecidas”, Fernanda Pérez no ha dejado de demostrar lo que ha crecido como autora, generando tramas cada vez más complejas y a la vez sencillas de leer, equilibrio que no muchas veces encontramos en el género de novela histórico-romántica. Aquí, en un trasfondo político y social convulsionado, injusto, violento, la historia de amor entre dos personas será el bálsamo que nos invitará a seguir leyendo página tras página.
2. Interesante desafío toma la escritora cordobesa, al saltar de siglo y llevarnos esta vez a las primeras décadas del 1900, cuidando –al mismo-, los detalles de vestimenta, transporte, usos y costumbres, retratando la sociedad del norte santafecino y sur chaqueño de manera certera.
3. Una vez creado el marco perfecto, con una paleta de colores representados por disímiles personajes, nos pinta una historia de amor cruzada por tragedias, pasiones, venganzas y tradiciones donde todos los integrantes tienen un papel importante que cumplir. ¿Te gustan los culebrones? La piel no olvida sin dudas entra en esta categoría, ya que no pierde detalle para que cada escena, por mayor o menor que sea, tenga un ingrediente esencial para dejarnos con las ganas de seguir leyendo el próximo capítulo.
4. “La piel no olvida” toma de los clásicos románticos esa infalible fórmula de un amor imposible que lucha por ser, a pesar de las contradicciones de su tiempo. Por supuesto que la historia entre Dimas y Magdalena se sostiene, y no sólo eso, sino que la autora se permite jugar con los demás personajes, logrando otros romances que salen de la lógica clásica y se acercan a los relatos más modernos.
5. Otra razón sumamente importante para no perderse la lectura de “La piel no olvida” es que, al igual que sus otras tres novelas anteriores, Fernanda Pérez hace una investigación sumamente exhaustiva, en este caso de La Forestal, un capítulo casi olvidado de la historia oficial argentina. Catalogada por referentes como Osvaldo Bayer como una de las tres matanzas de trabajadores más terribles del siglo XX en nuestro país (junto a la Semana Trágica en Buenos Aires y Patagonia), la novela recorre los complicados días en pueblos como Villa Guillermina, y hace una interesante descripción del perfil de los obreros y de las condiciones de trabajo en estos lugares.
6. El vínculo entre los protagonistas de la trama sin dudas nos llevará de principio a fin en la novela, pero también es cierto que hay otras relaciones secundarias entre padres e hijos, hermanos y en especial entre Magdalena y Lucrecia que le dan un tono al libro que lo hace inolvidable. La amistad entre las jóvenes, ese vínculo que atraviesa emociones bellas y dolorosas, que por momentos parece desvanecerse y vuelve a resurgir de las cenizas y que crece mientras ellas toman decisiones en su vida, no sólo es un anclaje indispensable del relato, sino también otro de los motores que lleva la historia a buen puerto.
7. Por último, y quizás sí como diferencia con sus anteriores obras, en esta novela Pérez se anima a fusionar de manera más directa el género de novela romántica con otros como el drama y el policial, dando elementos de cada uno a los personajes creados por ella y resolviendo de manera acertada cada idea. Pérez escribe novela históricas, eso lo sabemos, sin embargo le gusta jugar constantemente con otros registros literarios. ¿Será que tiene en mente alguna historia lejos de las coordenadas a las que nos tiene acostumbrados?
Siete razones para leer “La Cocina es puro Cuento” (por Fernanda Pérez)
1. El libro reúne tres registros: en primer lugar uno que recrea el universo gastronómico de la cultura piamontesa (con recetas sencillas y un trabajo estético impecable que atrae e invita a incursionar en esos platos); por el otro un anclaje historiográfico lleno de detalles significativos, esos que nos llevan a (re)descubrir a esos inmigrantes que se afincaron en la zona rural de Córdoba; y un tercero de perfil más literario que, en una exquisita mezcla de ficción y relato familiar, despliega personajes cargados de ternura con situaciones que en su cotidianeidad adquieren fuerza dramática.
2. Desglosando sus tres ejes, me atrevo a decir -con poco conocimiento del arte culinario- que aquí hay mucho más que recetas, ya que en cada plato hay una ocasión, en cada postre un sentido, en cada condimento un sabor que habla de cosas más profundas. La comida aquí no es solo un cuento, es el reflejo de una cultura, de una forma de vida y un camino para rescatar esa tradición oral que se guarda en toda familia.
3. Lo historiográfico es significativo. El foco está puesto en cómo fue la llegada de esos inmigrantes piamonteses en noreste de nuestra Provincia. Lo que dejaron atrás, lo que empezaron a construir aquí, lo que exportaron y lo que recrearon en el quehacer de cada día. La voz que lo narra (abuela y madre de las autoras) tiene un dejo de nostalgia que se mezcla con esa lucidez de quien sabe que esta nueva tierra es ahora su casa. Cada texto es un viaje en el tiempo. Y no solo vemos allí a los piamonteses, sino que esos relatos sirven para imaginar el esfuerzo, la añoranza y la valentía de los tantos que bajaron de los barcos y se instalaron en el territorio nacional.
4.En cuanto a los relatos, es como si ante nosotros se abriera una ventana que nos invitara a mirar hacia aquellas primeras décadas del siglo XX. Allí emergen mujeres que sortean el viento frío del invierno en sus caballos atravesando obstáculos, sorteando los caminos. También personas comunes atravesadas por avatares políticos de la época o jóvenes enamoradas a la espera del primer beso de amor. Son cuentos breves, donde la trama narrativa teje con arte recuerdos reales con recuerdos inventados. En estas páginas no solo hay oficio en la escritura, hay sobre todo corazón, vivencia y una fuerza visceral que conmueve al lector.
5. La narración generacional que invade estas páginas. Es que aquí están presentes los recuerdos de la abuela Elva, las recetas y ese proceso de recuperación de la historia personal que hace su hija Elva Beatriz, y el armado y aporte literario de Florencia Vercellone. Abuela, madre e hija van uniendo las piezas para crear y recrear un mundo de relatos, sabores y costumbres. De esos libros que invitan a ser degustados.
6.También el lector o la lectora cumple un rol activo en este libro. Cada capítulo tiene un espacio en blanco denominado «Mis notas». Todo da a entender que quien compra el libro puede sumar allí su propia receta o posibles variantes de cada comida. Pero también puede ser que en esa nota estén presentes otros recuerdos de quien recibe en sus manos «La cocina es puro cuento» Es un texto que se sigue reescribiendo y reescribiendo, como todo aquello que tiene su raíz en la tradición oral y familiar.
7.El diseño del libro, sus fotos, el cuidado de su tapa… Todo funciona en este viaje hacia nuestros orígenes, hacia nuestros recuerdos, hacia esa comida que habla no solo de cómo nos alimentamos sino de quien somos.
Presentaciones
Ambos libros se presentarán en el marco del Festival de la Palabra que, desde mañana, acompañará la propuesta del Congreso Internacional de la Lengua CILE 2019.
«La cocina es puro cuento» será protagonista de una charla que sus autoras Elva Beatriz Mazzola y Florencia Vercellone, compartirán con Fernanda Pérez. La actividad será el sábado 23 de marzo a las 18 en el Domo Gastronómico ubicado en la Plaza San Martín.
Por su parte, Fernanda Pérez hará el lanzamiento de «La piel no olvida» el lunes 25 de marzo a las 18 en el Salón Rojo del Cabildo. Acompañarán integrantes de la Biblioteca Mariano Moreno de La Calera. Será un espacio de entrevista abierta en donde el público podrá hacer preguntas a la autora sobre su nueva novela.
