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Cuando lo “no dicho” puede arrasar con una familia

Alejandro Palomas construye un relato intimista que bucea sobre las pérdidas irreparables, las mentiras que se vuelven verdades y las verdades que necesitan salir a la luz.

“El secreto de los Hoffman” es una novela conmovedora y profunda.

“Entonces, como es costumbre entre los que vamos quedando, nos situamos alrededor de la enorme losa de piedra y esperamos a que alguien diga algo. No sé por qué lo hacemos ni de dónde nos viene la costumbre. Lo hicimos cuando enterramos a Fernando y a Emma, aunque entonces todo era distinto. Todos más jóvenes, menos curtidos en el dolor. Papá y mamá rotos por la pérdida de un hijo, los padres de Emma también. Verónica y Lucas, dos niños encogidos y ausentes, vacíos de padre y madre. También entonces, primavera”

Este es uno de los primeros párrafos con los que abre esta novela. Una postal: un abuelo, una hija y dos nietos, despidiendo a la abuela. En el medio el recuerdo de otras muertes, lejanas en el tiempo pero aún con heridas abiertas. Las palabras no han sido suficientes para hablar de lo que duele, y en medio de ese silencio se han ido tejiendo secretos, mentiras, suposiciones y vacíos irreparables.

Ese es el pretexto del autor catalán para construir esta novela breve, intimista y conmovedora, sostenida en 4 personajes centrales.  Por momentos parece una pieza teatral con escenas que poco a poco van armando un rompecabezas en el que conviven el pasado, el presente y el futuro.

En ese pasado los Hoffman eran una familia especial: un padre artista (cantante), un hijo también artista que abrazó el éxito en el mundo del cine, una madre que tiene adoración por ese hijo y una relación difícil con su esposo, una hija que quedó un poco fuera de ese triángulo y que solo siente cobijo en cercanía de su padre. También hay dos nietos (en aquel entonces niños y ahora adultos) que quedan huérfanos de la noche a la mañana. La tragedia quiebra ese mundo, lo dispersa e instala entre ellos resentimientos y dolor contenido.

En el presente, la abuela ha muerto. El abuelo -quien se alejó de todos y se instaló en Argentina para seguir adelante con su carrera musical- regresa. El entierro es la excusa. La verdad es que los años pesan y quiere estar cerca de esa hija que ha llevado a cuestas las cargas más pesadas: se hizo cargo de su madre -una mujer difícil y enojada con la vida- y también de sus sobrinos. Vio como su padre se marchó al otro lado del océano y se transformó tan solo en un contacto a la distancia y en algún encuentro furtivo cada año. Por eso él vuelve. Por eso y porque también hay cosas para decir, recorrer los hechos que los marcaron a la luz de una verdad que fue construida en base a mentiras.

Palomas elabora una novela que transcurre en unos pocos días de convivencia, los suficientes para que se digan todo aquello que callaron por años y los necesarios para redescubrirse en ese amor invisible y duradero.

Fiel a su estilo, el autor elige el entorno familiar para desplegar la trama- Desde allí construye todo lo demás en base a reflexiones profundas y a silencios que, sutilmente, nos develan la esencia de cada uno de los personajes.

El escritor catalán trabaja sobre tres dimensiones: el afuera (lo que ven los demás), el adentro (lo que ocurre en esa casa que cobija a los protagonistas) y lo íntimo (lo que siente cada personaje en lo más hondo de su ser). Transita cada territorio con naturalidad. Rompe con la cronología y casi sin querer somos testigos privilegiados de una historia que, pese a su simpleza, es exquisita y conmovedora.

Una novela sobre los que somos antes y después de una tragedia. También una novela sobre los miedos y el dolor. Pero sobre todo una novela sobre la fuerza del amor y el coraje de abrazar la verdad y las nuevas oportunidades.

¡Un libro hermoso! ¡Para emocionarse!

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