Comentario de “Balada”, de Marcelo Cohen

 

 

¿Qué haría usted si el día de mañana apuesta un número que escucha al azar por la boca de una mujer y perfecta desconocida en un ascensor y luego se convierte en millonario?

A) Se dispone a disfrutar de los billetes ganados gracias al destino.

B) Paga deudas y construye un nuevo futuro ya que –es bueno decirlo- usted acababa de perder su empleo 

C)Sigue su vida normalmente.

Bueno, la opción que elige Marcelo Cohen para desandar “Balada” no son ninguna de las anteriores y –quizá- posibles acciones que tomáramos algunos de nosotros tan comunes mortales, y por eso su universo creativo se vuelve tan especial al leerlo.

 

Lerena Dost –así el nombre de la protagonista- lo primero que hará al saberse merecedora del premio millonario de la lotería sale corriendo en busca de su ex pareja Suano Botilecue, un psicólogo que ha perdido no sólo su corazón tras la ruptura con ella sino también su trabajo y el eje de su existencia, y ahora anda trastabillando   “asesorando” a los sin techo como empleado del Estado. Lerena vuelve, entonces, a buscar al que antes dejó sin ninguna culpa de la noche a la mañana, solamente para que la acompañe a encontrar a Dielsi Munava, la extraña mujer que le dictó ¿azarosamente? el número 29 mientras compartían el ascensor, para devolverle el favor que extrañamente le hizo, con generosos billetes. Lerena quiere darle su recompensa porque ese acto, dice, compensará las maldades que generó durante toda su vida.

 

“Balada” es entonces un viaje, un camino que se va desandando de a poco y con lectura paciente, ya que cada palabra, frase, oración es una escena que siempre es parte de lo otro que está a punto de venir. Un micro-paisaje que después nos permitirá descubrir el panorama completo. Y este viaje comienza con una primera escena que es el motor de arranque, y que le dará combustible suficiente para llegar hasta el final: el reencuentro entre Lerena y Botilecue “Boti”, después de aquel adiós sin sentido. Ella, arrogante, desmedida, altanera, calculadora, vuelve sólo para estar acompañada por alguien como “Boti” que cuando cree estar saliendo de  una angustia interminable y se siente en paz al darle aliento a los desgraciados, es capaz de caer una vez más en la tentación de volver a empezar.

Así comienzan esta andanza por el Delta Panorámico –universo ficcional donde el autor ubica el relato- que por momentos es aventura, pero otras tantas  peregrinaje y calvario, hasta encontrar a la santa Dona Munava, cantante devenida en guía espiritual de una secta –La secta de los Atinados- que de santa no tendrá nada.

 

¿Qué es el dinero? ¿Qué es el amor y el odio? ¿De qué depende que estas tres cosas se combinen a favor o en contra? “Balada” ha decidido llamar Cohen a este libro, y su nombre nos lleva directamente a la composición musical que se cantan los enamorados. Creo que el título no fue elegido porque sí. Es que por momentos esta trama dramática, de espacios sórdidos y diálogos asfixiantes, de escenas tragicómicas, se desnuda de frases complejas, neologismos y personajes que parecen yuxtaponerse y deja a la vista una simple y apasionante historia de amor. La de una mujer arrepentida de todo y la de un hombre, que a después de haber soportado, aun no sabía que seguía esperando.

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