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Cinco razones para leer Los días del venado, de Liliana Bodoc

A partir de una lectura compartida con mi hija de 10 años, les dejo 5 razones para disfrutar el primer libro de la "Saga de los confines" de la gran escritora argentina Liliana Bodoc, que recrea el fantasy a partir de la cosmovisión latinoamericanista, de pueblos aborígenes y precolombinos. Una bella propuesta de lectura para grandes y chicxs.

Liliana Bodoc ha sido (y sigue siendo, aunque la hayamos perdido tempranamente) una de las grandes escritoras argentinas. Docente de lengua y literatura durante años y enorme lectora del género que luego escribió -(re)construyéndolo originalmente-, irrumpió en la escena literaria allá por el 2000 con “Los días del venado”, libro que abre la «Saga de Los confines”. Se trata de una saga que se ubica en el género fantástico, pero que lo toma simplemente para desarmar inteligentemente sus tradiciones “eurocéntricas, patriarcales, arias y eclesiásticas”, como supo decir Bodoc en alguna oportunidad, para ofrecer al lector una historia absolutamente original.

Nacida en Santa Fe, pero radicada en Mendoza desde la juventud, Bodoc ha indagado durante años en la cultura precolombina y latinoamericana, para luego volcarla en sus bellas creaciones literarias.

A “Los días del venado” le siguen “Los días de la sombra” (2002) y “Los días del fuego” (2004), y en esta nota -luego de una lectura compartida con mi hija de 10 años- les dejo cinco excelentes razones para que no desaproveches sus lecturas, y que te animes a hacerla junto a niñxs y/o adolescentes, ya que Bodoc pertenece a esa literatura “sin adjetivos”, como dice María Teresa Andruetto, que se disfruta en cualquier edad.

El mapa de las Tierras Fértiles inicia el libro para ubicar al lector.

1. La (re)creación de un género.

Como dijimos, Bodoc ha sido una gran lectora del género fantástico. Incluso ella misma ha señalado en varias oportunidades, ser tan fanática de Tolkien por ejemplo (luego ella sería llamada la “Tolkien del sur”), que leía este autor a sus hijos una y otra vez. Sin embargo, Bodoc se resistía al planteo eurocentrista y/o anglosajón de estos relatos, siempre ligados a un pasado histórico de clanes que muy poco tenían que ver con nuestra historia americanista. Es por esto que a la hora de sentarse a escribir, Bodoc lo hizo sabiendo exactamente qué piezas mover en este género para hacer de lo conocido, algo totalmente diferente. Y es por esto que la Saga de los Confines ha calado tanto en la literatura argentina y regional. Ubicada en un tiempo pretérito (una América sin invasiones ni conquistas), la historia comienza a narrarse desde el lugar más austral del continente, en la voz de alguien que describe las andanzas de un simple guerrero Huisihuilke (Dulkancellin), que ha sido elegido para combatir una gran batalla. Contraponiéndose así a los diferentes fantasys que conocemos, con personajes que veneran a un único Dios y que pertenecen a clanes que buscan conquistar tierras peleando contra el enemigo, aquí la raíz del conflicto será la defensa de todo un continente que sabiamente elige unirse, a pesar de sus (grandes) diferencias, para combatir un enemigo que se avecina del otro lado del mar. Conjugando historia, poesía e imaginación, Bodoc ha trasladado el género fantástico a las costumbres latinoamericanas de manera elevada, ofreciendo a lectores a partir de los 10 años, un recorrido por nuestra historia prehispánica. 

2. Aprendizaje de la historia latinoamericanista.

Memoria y territorio, tradición y diversidad cultural son algunas de las coordenadas donde se ubica la Saga de los Confines y que conforman una cosmovisión ajustada a nuestro continente. El planteo en la trama es coral y abierto en abanico, donde cada personaje (ver en particular en el próximo punto) será el encargado de alumbrar las costumbres del pueblo al que pertenece. Como dijimos, la historia comienza cuando un guerrero del sur es elegido por un sabio para comandar una batalla. Batalla que nadie sabe de dónde vendrá, pero que desencadenará Misáianes, la criatura tenebrosa que habita del otro lado del mar y tiene un ojo puesto en las “Tierras fértiles”. Para escribir esta saga, Bodoc estudió muchísimo las culturas precolombinas, mayas, aztecas, incas, como así también los grupos aborígenes del sur, como tehuelches, araucanos, mapuches porque justamente lo que hará en la trama será reunirlos, a pesar de todas sus diferencias, para que encuentren una solución ante el conflicto que se avecinan. Así, en el Concilio de la primera parte, conviven los guerreros con los pastores, los habitantes del mar y los señores del sol, los sabios y los comunes, indagando sobre cuál será la mejor estrategia para defenderse de ese enemigo que llega con trajes de metal, animales imposibles y de larga cabellera. En ningún lado está escrito, pero el imaginario mundo de Bodoc nos lleva página tras página a la historia de la conquista, conjugando tiempos y espacios que no se conjugaron en la realidad, pero con el noble anhelo de encontrar, aunque sea en la literatura, una justicia para el horror de lo que fue el desembarco español en América.

En Los días de la sombra las Tierras Antiguas cobran protagonismo.

3. Personajes entrañables.

Para ser sincera, casi todos los personajes que aparecen en la saga son entrañables, pero aquí hacemos una selección de algunos de ellos por la fuerza con la que irrumpen en la trama, por sus mensajes y por protagonizar escenas inolvidables.

Dulkancellin. El guerrero huisihuilke de origen araucano. El elegido por los sabios y brujos para que libre la batalla que todavía nadie sabe dónde ni cómo será. Es un hombre común de Los Confines. Ha perdido a su mujer y junto a su madre (Vieja Kush) cría a sus hijos, sobreviviendo como puede. Es humilde y valiente, y sabe honrar su memoria.

Vieja Kush. La madre de Dulkancellin. Una mujer sabia que anticipa con su cuerpo y sentidos todo lo que ocurrirá. A veces habla, otras no, pero eso no significa que sepa el destino que se le presentará a los suyos. Tampoco le hace falta viajar, como lo hará su hijo, al centro del conflicto, para saber que se avecina una guerra entre el bien y el mal.

Liliana Bodoc

Cucub. Al comenzar la novela es un simple artista, de aspecto muy diferente a los guerreros, que pertenece al pueblo zitzahays. El será el mensajero que los Supremos Astrónomos eligen para ir a buscar a Dulkancelin a los Confines. Sumamente diferentes, Cucub y Dulkancellin trenzarán una amistad y un vínculo de una nobleza que atravesará toda la saga.

Kupuka. Uno de los 6 brujos de las Tierras Fértiles. Es el que guiará a Dulkancelin y Cucub hasta el concilio en la ciudad de Beleram. Es el estereotipo del hombre sabio, el que habita desde miles de años y conoce cada piedra en el camino. Es una especie de oráculo que puede anticiparse a los hechos y el que obra desde el silencio y la ausencia. 

Kuy Kuyen. Hija de Dulkancellin. Sufre por la partida de su padre, pero luego tendrá una participación especial en la gran batalla. De espíritu rebelde, refleja la actitud combativa en el universo femenino sin perder la gracia y la belleza.

4. Épica colectiva vs. Épica individual.

Volviendo a hacer foco en el género, podemos decir que una de las grandes diferencias entre el fantasy europeo y el planteado por Bodoc se encuentra en que la autora elige la épica colectiva sobre la épica individual. Si nos ponemos a revisar un poco el contexto de publicación de “La saga de los confines”, vemos que co-existen historias como las de Tolkien (en realidad publicadas mucho antes, pero llevadas al cine en esa época), Harry Potter o Las crónicas de Narnia, todos relatos donde si bien hay un grupo que defiende un pueblo o comunidad, la gloria (si es que la hay), recaerá en uno solo, aquel que sea capaz de vencer fuerzas extrañas o impulsos personales, y alcanzar la victoria que luego se convertirá en colectiva. Bodoc, en cambio, plantea lo contrario. Ya desde “Los días del Venado”, se ve que el triunfo nunca se buscará de manera personal, sino grupal, algo que incluso confunde por momento. Bodoc no quiere héroes, de hecho, quiere todo lo contrario, y muestra en sus personajes, seres comunes y corrientes que sí estarán al servicio del bien común, pero nunca se encandilarán por los lauros. Y allí radica otra de las grandezas de su literatura fantástica.

5. Literatura sin adjetivos.

Para chicos y grandes. Como dijimos al principio, y retomando el concepto de Tere Andruetto sobre la literatura sin adjetivos, o sea, una literatura que no sea infantil o para adultos, Los días del venado es una propuesta para lectores desde los 10 a los 99 años, para poner un (amplio) margen. De hecho, esta columna nace a partir de una lectura conjunta con mi  hija de 10 años, con quien durante un año leímos el inicio de la saga, reflexionando capítulo tras capítulo sobre los nudos de la trama, las descripciones de sus personajes y la estética de sus oraciones. Descubrir a Bodoc debería ser (porque de hecho lo es) una aventura familiar, una ocasión lectora que invita a sumergirse por un estilo personalísimo que (re)construye un pasado continental.  

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