Esta es una de las primeras novelas de Lucía Baquedano que la llevó a ser finalista del premio Gran Angular en España.
El relato tiene como protagonista a Muriel, una maestra que quiere generar grandes cambios en un pueblo que se resiste a las cosas nuevas.
Muriel es una maestra, de solo 21 años, destinada a trabajar en Beirechea, un pueblito de las montañas del Pirineo en España. Terminó sus estudios con excelentes notas y recomendaciones. Ella siempre ha soñado con una escuela moderna, bien instalada, alegre. Pero en Beirechea la espera una realidad distinta: una escuela destartalada, gente sencilla, cerrada e insensible ante el aprendizaje. Así comienzan los días de maestra para Muriel, con una sensación profunda de desaliento.
Lucía Baquedano, autora española que ya ronda los 80 años, es sencilla pero firme en su relato. Esta novela debut de la escritora, narrada en primera persona, va describiendo las aventuras de la docente con mucha frescura y naturalidad, propias de la juventud de la protagonista. Con esa misma espontaneidad refleja también los momentos de tensión. El lector se decepciona, se entristece con la maestra y se admira al mismo tiempo. Sus personajes son afables y agradan en su silencioso accionar para con Muriel, algunos más alegres y alentadores, como el padre Don José Marí y otros más reservados como Javier Aribe, el “misterioso” del pueblo.
“Cinco panes de cebada”: es una historia de autosuperación con algo de romanticismo. Pero una autosuperación palpable, como esa que siente la maestra al despertar el interés de un pequeño alumno por un libro o una nueva actividad. Lo poco va convirtiéndose en mucho, es algo así como el “granito de arena” o la “gota de agua en el mar”.
Muriel va discerniendo su destino, y si uno se toma el tiempo para apreciarlo, también puede coincidir con ella en sus desventuras y, sobre todo, en sus pensamientos. Muriel se enfrenta a largos silencios incómodos, a prejuicios desalentadores, a desprecios, a desánimos, al cansancio del día a día y a sí misma. Se permite ser instrumento de Dios, como diría el cura Don José Marí.
Baquedano narra pausadamente y con calma, nos lleva a la vida en Beirechea, puede que a veces esto canse y disuada en la lectura, pero hay que darle tiempo. Sobre todo, tiempo al después, a lo que esta novela nos deja además de un buen entretenimiento.