Es inevitable llegar a esta altura del año y no hacer un balance (pequeño-mediano-grande) de lo todo lo que hicimos. Una especie de mirada retrospectiva donde pretendemos poner, en el debe y el haber, aquello que estuvo bien y lo que no, lo que faltó o sobró o lo que dejaremos simplemente para otra oportunidad, como si nuestros sueños o anhelos fueran meros elementos compositivos de una operación matemática.
Desde Babilonia, sin embargo, te invitamos a tener una mirada quizás un poco menos exigente. Te invitamos a pensar este año como un tiempo de construcción en un largo recorrido, que no nos ubique ni en el éxito ni el fracaso, en la cima o en la base, y, sobre todo, que no nos haga sentir ni completos ni vacíos. Nosotras, a pesar de lo complicado, elegimos hablar de años donde se aprende más que otros o años donde el esfuerzo se llevó demasiada energía y devolvió poco, pero que tarde o temprano dará sus frutos.
El 2018 fue uno de esos años, donde tuvimos que re-pensar una y otra vez el lugar que ocupamos en el mundo y las decisiones que tomamos al respecto. Y sabiendo que todo paso, por pequeño que sea, suma, elegimos hablar de seguir caminando con la vista al frente y, como dice el poeta, de no salvarnos nunca.
Así, con el poema de Mario Benedetti, te deseamos un hermoso cierre de año y un feliz comienzo de 2019, lleno de energía para levantar la vista y mirar lo que nos depara el horizonte.
NO TE SALVE
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te quedas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti