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“Brasas”, abrigar la infancia con el calor de las palabras

En este libro, la autora aborda el mundo de la niñez (en especial de los más vulnerables) con un ojo crítico, con el corazón abierto y con una lucidez que emociona y a veces desgarra.

La narrativa de Marcela Alluz es visceral. Germina en las entrañas y luego, con la lucidez de los que saben ver y contar, crece y se despliega a través de relatos breves, cercanos, profundos.

La autora de las novelas “El dueño del río”, “La otra de mí” y “Mal de muchas”, nos presenta ahora esta selección de cuentos y textos breves que tienen al mundo de la infancia en el centro de la escena. Pero no es cualquier infancia, sino aquella que sufre la pobreza, el abandono, la soledad… La que carga con las constantes etiquetas que ha inventado el mundo de los  “psi” (psicólogos, psicopedagogos, psicquiatas), o la que debe sortear el trayecto escolar esquivando el bullying, el maltrato de docentes, el estigma de la miseria, la carencia del lenguaje, la ausencia del Estado y sobre todo la indiferencia social.

Cada uno de estos relatos nos sumergen en el mundo interior y exterior de sus protagonistas. Son personajes diseñados con una precisión que suena a verdad. ¿Cuánto de ficción? ¿Cuánto de verídico? No lo sabemos, pero todos están impregnados de un realismo que golpea. Por eso el “Brasas” es tan revelador. No es de esos textos pretencioso que nos inspiran a hablar de su arte, es más bien de esos textos sinceros que nos empujan a hablar de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Moviliza, y allí reside su belleza y valor.  

Tal vez su experiencia como psicopedagoga le haya permitido a Alluz conocer como pocos el terreno de la infancia y la adolescencia, como así también el de la maternidad, la paternidad y la escuela. Eso es también un valor agregado en estas páginas. 

“Mariquita, le dicen. Él se sienta solo. Pareciera que no le duelen las palabras de los otros, siempre está sonriendo….”, así comienza este relato de bulliyng, de amistad y de supervivencia. Y es allí donde descubrimos el dolor de esa infancia que sufre el desprecio de sus pares, la indiferencia de los adultos que no ven (o que prefieren hacerse los distraídos) y de esa otredad que salva cuando todo parece oscuridad.

De pronto La Perales, La Cuello, La Ramos y tantas otras y otros nos interpelan, nos obligan a pensar, a repensarnos, y a reflexionar sobre cuánto daño pueden hacer las palabras y cuánto cobijo pueden dar también.

En estas páginas hay madres que sueñan alto aunque pasen hambre, hay otras que callan ante los condicionamientos sociales. Están las que lastiman, las que cuidan, las que rechazan… También hay niños y niñas que sufren , que ríen, que bailan, que esperan…

Alluz crea un universo fascinante donde la palabra denuncia y arrulla. Sus textos le imprimen algo de calor a esas infancias desabrigadas.

Para empezar a leer: «Amistades que salvan…»

«Mariquita, le dicen. Él se sienta solo. Pareciera que no le duelen las palabras de los otros, siempre está sonriendo. Luciano tiene la voz suave y la mirada mansa. A veces, sólo a veces, se le sale la risa aguda y echa la cabeza atrás con una delicadeza de ave. No se queja cuando en gimnasia lo dejan a un costado porque el fútbol no le interesa, se acerca a las chicas que a veces le permiten entrar en los partidos de vóley. El profesor lo saca impiadosamente y pareciera no entender lo que le pasa. Confinado al costado de la cancha, prefiere rendir oral los reglamentos, en diciembre.

Un día se le acerca una niña, no le dice nada, le da una manzana y se sientan los dos en un banco a la sombra. Los desposeídos saben encontrar en otros la huella de la pena. Y algunos tienen la lucidez de hacerle frente.

Los dos atraviesan la neblina oscura que es a veces la escuela, se cuentan sus cosas, sienten que no están más solos.

Muchos años después se encontrarán en un museo, Luciano tiene barba y la misma delicadeza de ave, Ella, dos niños de la mano. Se abrazan, las lágrimas se quedan pecho adentro y se prometen llamarse. No importará nada si no vuelven a verse.

Saben, los dos, que hubo un tiempo en el que no hubiesen sobrevivido sin el otro».

(De “Brasas”, publicada por Editorial Sudestada).

Para agendar

Desde mediados de julio, puede disfrutarse en las redes de Forum Infancias Córdoba algunos de estos relatos. El ciclo se extenderá hasta mediados de agosto.

Compartimos la grilla y canales de difusión en el siguiente flyer.

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