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Susana Romano Sued: "Para mí esta reedición es un regalo reparatorio"

Bajo el sello provincial Las Nuestras, se reedita «Verdades como criptas» tres poemarios de la reconocida escritora y académica cordobesa, que sobrevivieron a la dictadura, al exilio y a la desaparición. 

La presentación será el viernes 17 de noviembre, a las 18.30, en el Museo de las Mujeres. 

 

 

 

 

Las páginas de un libro siempre tienen algo que decir, algo que enunciar. Pero, todo proceso de creación guarda una historia en sí misma. Y si de historias se trata, “Verdades como cripta” de Susana Romano Sued lleva en su ADN las marcas de la memoria, del cautiverio, de la desaparición y del exilio.

 

Tras haber permanecido invisibilizado por más de tres décadas, “Verdades como criptas” es reeditado ahora por la editorial provincial Las Nuestras, como un modo de reparación no solo a la obra y su autora, sino también al acervo cultural cordobés.

 

“Fue como si este libro hubiera nacido muerto”, afirma Susana Romano Sued. Y así, con esa reflexión, comenzamos a desandar los pasos de este poemario (integrado por La Iniciación, Brida de amor y Verdades como criptas) que fueron escritos a partir de 1971 y que en 1980 se transformó en el ganador de la primera edición del Premio Luis de Tejeda.

 

Previo a su presentación oficial, programada para el viernes 17 de noviembre a las 18.30, Susana Romano Sued habla con Babilonia Literaria sobre aquellas otras verdades que se resguardan bajo el amparo de sus versos.

 

No comenzamos la entrevista con una pregunta, sino con una afirmación que esconde curiosidad y fascinación.

 

-El origen, proceso y todo lo que ocurrió con este libro es casi digno de una novela.

-Es una historia que tiene muchas vertientes.

Yo escribo desde muy joven y el movimiento de la escritora poética me fue llevando construir un libro para participar de un concurso. Empecé con esos textos en 1971. El primero fue La Iniciación, y no es casual que se llame así porque en cierta manera marcó la iniciación de una escritura para otro. En los años posteriores fui trabajando en Brida de amor (1974-1977) y en Verdades como criptas (1978-1980). Finalmente lo presenté en el concurso municipal Luis de Tejeda.

Por esa época yo vivía en Villa Marta, cerca del Cerro. Una noche, mientras cenábamos con amigos en casa, llamaron a la puerta. En ese momento me asusté bastante. Había sufrido la dictadura en carne propia: el secuestro, dos meses en Campo de la Rivera… Que alguien tocara la puerta de tu casa a esa hora de la noche atemorizaba. Finalmente me acompañó mi marido, abrimos y nos encontramos ante un señor -que era Mario Argüello- que me preguntó si yo era Susana Romano (en ese momento no usaba todavía el Sued). Mario me informó que él había sacado el segundo premio del Luis de Tejeda y yo el primero. Me quedé congelada.

 

– ¿Era la primera edición del Luis de Tejeda?

– Sí. Cuando la dictadura aflojó un poco, desde la Secretaría de Cultura  -donde trabajaban Lilia Lardone y Julio Castellanos- decidieron abrir una ventana de aire y armaron este premio.

Este reconocimiento fue algo impresionante para mí y para mi familia, porque veníamos de vivir cosas muy difíciles. A partir de ahí se empezaron a interesar por mi obra, a hacerme notas, a invitarme a encuentros de poetas, me convocarme para dar charlas en librerías, pese a que todavía el libro no estaba publicado

 

– Y la publicación, en especial la elaboración de la tapa, fue casi un capítulo aparte de esta historia.    

– Al principio, iban a hacer mil ejemplares del libro (finalmente fueron 200, creo). Yo quería que estuviera diseñado por Cachoíto De Lorenzi, quien en ese momento era el mejor diseñador de Córdoba. A él le encantó el libro, se entusiasmó y me propuso hacer una tapa que no fuera común. Recuerdo que me dijo: “a mí los textos me inspiran el paso del tiempo, una experiencia a lo largo de la vida…”. Entonces se fue para San Vicente y otros barrios, buscó muros, pintó símbolos y letras en esas paredes, las fotografió… Hizo un trabajo maravilloso y de allí surgió la primera tapa. Teníamos reuniones para avanzar sobre el libro, pero un día -poco antes de que saliera- nos llamaron a él y a mí. Creo que era el Secretario de Prensa de ese momento. Este hombre nos citó para decirnos que el libro tenía problemas.

 

– ¿Qué clase de problemas?

– El problema era que sospechaban que la tapa original (que tenía esa pared pintada con signos) era un mensaje cifrado para el ERP. Las opciones eran cambiar la tapa o someternos a los interrogatorios de los servicios de inteligencia. Yo, después de toda mi experiencia, estaba aterrorizada. Lo que menos quería era ser interrogada, así que con Cachoíto decidimos cambiar la tapa.

 

En ese punto, Susana Romano Sued nos muestra que si bien la actual edición aunque tiene una portada diferente, detrás guarda una falsa tapa que rescata a la original, aquella con la que finalmente salió publicado el libro en el año 1981.

 

– Y vos justo te fuiste a Alemania al poco tiempo que el libro se editó.

– Yo en ese momento estaba tramitando una beca para irme a Alemania, queríamos con mi familia exiliarnos pero con una propuesta profesional. Y este premio fue importante para tramitar esa beca. En ese momento me quedé con unos pocos ejemplares, creo que lograron rescatar unos 20 libros, y me los llevé para allá. Pero después no me quedó ninguno, porque el único que tenía me lo dejé en un taxi y nunca pude recuperarlo.

«Verdades como criptas» se presentó poco antes de que me fuera, tuvo buena prensa, salió en todos lados, pero como yo me estaba yendo fue un libro que nació como muerto, pese a que fue el primero que edité en Argentina.

Cuando volví al país,  el Premio Tejeda ya estaba institucionalizado. Pero en la lista de todos los ganadores de cada año yo no estaba, porque decían que había sido otorgado en la época de la dictadura y solo reconocían a los galardonados desde 1983 en adelante. Aunque Lilia (Lardone) siempre se esforzó por destacarlo, el libro fue invisibilizado y desaparecido por distintas razones.

 

– Es decir que el hecho de que se reedite ahora a través de Las Nuestras es una manera de rescatar el libro, tu obra y toda esa historia que se construyó en torno a “Verdades como criptas”.

– Para mí esta reedición es un regalo reparatorio, es algo que me ha conmovido mucho. Creo que es un reconocimiento espiritual, intelectual, sentimental y político.

El acontecimiento del libro vuelve a colocar mi propuesta poética inicial en el escenario de Córdoba. Que instituciones de la Provincia y personas como Griselda Gómez y Valeria Trecco se hayan preocupado tanto por la edición de este libro es una reparación importante no solo para mí, sino para la cultura cordobesa en general.

Además el enfoque de género de Las Nuestras es interesante también.

Para este libro,que quedó invisibilizado, la reedición es una oportunidad para existir de nuevo.

 

 

Sobre el dolor, el amor y la lucidez

 

 

 

 

 

“He acumulado las maldiciones de la lucidez / del raciocinio / sin tener derecho a optar / a envanecerme / a glorificarme / con la inteligencia”.

 

Así son estos versos. Muestran lo que no se ve a simple vista, imprimen emociones, conmueven, despiertan y gritan desde un lugar en el que el amor y el dolor convergen.

Exquisitos, profundos, con palabras nuevas y no tan nuevas, Susana Romano Sued propone un juego estético y rítmico que lleva al lector a mirar a través de esos muros que no son más que una metáfora.

 

-¿Cómo definirías a estos tres libros que conviven y dialogan entre sí en “Verdades como criptas”?

– Esta es una poesía invocativa, apelativa, muy dolorosa. De alguna manera, yo manifesté esos momentos de dolor de mi desaparición como una pena de amor. Fue como sobrevivir a una pena de amor gracias a la escritura.

Son poemas atravesados por esos avatares dolientes. La hipótesis que me llevó a esta escritura – muy elaborada, muy corregida y muy pensada-, fue encontrar un nivel enunciativo de la emoción del duelo.

La supervivencia del duelo puede tener dos caminos: la melancolía (esa bilis negra de la que hablaban los medievales, algo que te paraliza) o la vía del amor, la creación y la escritura. Yo opté por eso último.

 

-Sos una autora que escribe ensayos, narrativa, poesía… En relación a los otros géneros, ¿qué te permite la poesía como escritora? 

-Lo más importante en la estructuración del poema es el ritmo. Es un género que mueve el acto de pensar.

El lenguaje es material, hay una materia lingüística con la que hay que trabajar…. Como decía Da Vinci (tomando como referencia la escultura) es quitar a la piedra lo que le sobra y es darle a la piedra lo que no tiene. Ése es el  trabajo de la poesía.

 

 

Presentación

 

Esta reedición de “Verdades como criptas” -recuperado bajo el sello provincial Las Nuestras- se presentará el viernes 17 de noviembre a las 18.30 en el Espacio Cultural Museo de las Mujeres.

Entrada libre y gratuita. 

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