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Soledad González: "El teatro es un reservorio de la poesía"

 

Esta tarde, la dramaturga, docente y traductora presentará el libro “Obras reunidas. 2000-2014” editado por el Instituto Nacional de Teatro (INT). El material reúne nueve piezas que fueron estrenadas a lo largo de estos 14 años.

 

 

 

 

Algunas de estas obras pudimos verlas en salas cordobesas. Otras se volvieron trashumantes, y llegaron a diversas provincias y países. Tal vez recordemos personajes, escenas, palabras. Tal vez descubramos que en esa otra apuesta literaria que es el teatro, un dramaturgo tiene mucho para decir. En este caso se trata de una dramaturga: Soledad González. En su rol de escritora, docente, directora y traductora es una realizadora y creadora prolífica, de ésas que saben encontrar los climas y las palabras exactas para narrar, mostrar y decir sobre las tablas.

Editado por el Instituto Nacional del Teatro, esta tarde Soledad González presentará “Obras reunidas. 2000-2014”, un compendio que rescata nueve piezas de su autoría.

“Sarco”, “La Luna”, “Ana María estuve pensando a pesar mío” y “La balsa de la medusa” son algunas de las que conforman este exquisito material que se repartirá en todas las sedes que el INT tiene en el país, así como en otros puntos del Mercosur. “Para esta selección la condición fue que las obras hayan sido estrenadas. Creo que es algo muy bueno llegar a estas representaciones del INT. Y también pienso que estos libros tienen que llegar a las librerías. Se trata de un material de lectura como cualquier otro y no son difíciles de leer”, afirma Soledad González quien alienta esta posibilidad de que un lector -no necesariamente vinculado al mundo teatral- pueda descubrir el valor de este género.

Previo a la doble presentación que se desarrollará hoy (a las 10 en el Auditorio Cepia y a las 18 en Casa de Pepino), Soledad González dialogó con Babilonia Literaria sobre ese andamiaje en el que se sostiene la escritura de una pieza teatral.

 

-¿Cómo fue el proceso de reencontrarte y reunir obras elaboradas y estrenadas a lo largo de 14 años de trabajo? – El proceso de trabajo fue muy lindo, me encantó estar en contacto con el corrector Fernando Montes Vera, fue muy productivo. También el trabajo de la estética de la tapa, la edición en general. Por otra parte, una retrospectiva siempre tiene un componente de nostalgia, el recuerdo de cómo fue la realización de cada puesta. Con las plataformas, y a través de Facebook, comenté sobre la salida de este libro y mucha gente respondió. Se sumaron recuerdos de actores de Buenos Aires, Entre Ríos. Me parece que las plataformas abrieron un diálogo interesante con respecto a las obras. Es decir: es una retrospectiva pero a su vez está todo muy presente. Esa es la magia del teatro, es como si el tiempo se detuviera.

 

-El teatro es una expresión literaria, de hecho muchos de los clásicos están escritos en género teatral. Pero a la hora de vincularlo con la narrativa o la poesía, ¿cuál creés que es el punto que tienen en común?

-Hay dos puntos muy importantes. Uno, es que a partir de los años ’80 muchos escritores teatrales reclaman la poesía. Me atrevo a decir que el teatro es un reservorio de la poesía, y no solo desde el texto sino también desde lo visual, lo musical… Y por otra parte, me encantó una devolución que me hizo una vez Federico Falco sobre “Aire líquido”. Me dijo: “puede ser una nouvelle”. Hay una gran tendencia de novelas cortas sostenidas a partir del diálogo y con escasas descripciones … En eso tiene un punto común con el teatro.

Este es un momento de mucha hibridación, los dramaturgos se permiten muchas cosas: juegos en el lenguaje, experimentación… Es bueno que al teatro se le restituya ese estatus literario, es un tipo de texto que cabalga entre la literatura y la escena.

 

-A la hora de comenzar con la escritura de un texto teatral, ¿desde dónde partís: un personaje, un tema, una imagen, una palabra?

-Habitualmente a partir de una imagen sonora. De pronto hay mucho recorte de diálogos, frases que me quedan grabadas. No los escribo en el momento, pero esos diálogos que tal vez escucho entre la gente suelen abrirme ciertos interrogantes. Lo que sí escribo y transcribo son textos que leo y me interesan. Me gusta pensarlos, tomarlos en algún punto de la trama de la obra… Pero sobre todo me baso en la imagen sonora y en la literatura.

 

-A la hora de traspasar las obras teatrales al libro, ¿hiciste algunas modificaciones?

No, a la única que le hice una pequeña modificación -por sugerencia del corrector- fue a “Aire líquido”.

 

-Vos escribís, pero no necesariamente después dirigís esa obra. En esos casos, ¿qué te pasa cuando la ves en escena? ¿Alguna vez te disgustó la propuesta que hizo determinado director sobre un texto tuyo?

-En mi escritura trabajo con muy pocas indicaciones. Son más bien detalles espaciales, sonoros, climas…. No indico al director el ánimo, dejo que eso quede entre el actor-director. Dejo una traducción muy libre.En líneas generales todas las obras que vi me gustaron, y también hay otras que se estrenaron y que no vi. Pero creo que cuando uno termina un texto, que de alguna manera es como parir a un hijo, ya te deja de pertenecer. Y es interesante que otro pueda darle su impronta.

 

-De estas obras seleccionadas, ¿hay alguna que fue más complicada de escribir o que te generó un desafío particular?

-Lo que te puedo decir es que “Sarco” me llevó casi 5 años entre escribirla y reescribirla. Yo tenía la idea de que actuaran Paco Giménez, Marcelo Castillo, y todo ese proceso fue extenso… Por otra parte a “Ana María estuve pensando a pesar mío” la escribí en tres días. Era un monólogo muy verborrágico. Cada obra tiene su tiempo.

 

 

Presentación

 

“Obras reunidas. 2000-2014” de Soledad González tendrá a lo largo de la jornada de hoy una doble presentación. A las 10 en el Auditorio Cepia, oportunidad en la que estará acompañada por Ricardo Bertone, Lilian Mendizábal y Mariela Serra. A las 18 será en Casa de Pepino, donde la autora mantendrá una charla abierta con Eduardo Del Estal y Alejandra Migliore. Acompañará el músico Luis Obeid.

La entrada, para ambas actividades, es libre y gratuita.

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