Córdoba ha crecido muchísimo en su cartelera teatral infantil, y por eso las vacaciones de julio son un verdadero abanico repleto de opciones, donde los días no alcanzan para elegir entre tantas obras de títeres, escena, shows musicales, ferias infantiles, etc ,etc, etc. Textos originales, versiones de clásicos universales e híbridos son tomados entonces por elencos locales, que con trabajo y dedicación ofrecen al público local interesantes puestas que permiten a los más chicos ir construyendo sus perfiles como espectadores.
De todas, hoy me detengo en especial en la obra “Pinocho y su amigo Grillo”, musical que se presentó en la Sala Mayor de Ciudad de las Artes, y que se presentará el próximo 17 de agosto en Teatro Luxor, con actorxs locales (Ana Castro – Nicolás Martínez – Jeremías Di Filippo- Boris Sojak – Patricio Hubert – Sasha Vanegas y Pilar Novillo) y dirección de Alejandro Vanegas.
Tomando el cuento infantil que narra la historia del muñeco de madera convertido en niño de verdad, la historia de esta puesta comienza justamente cuando culmina aquel cuento que todos recordamos, como una forma de re-construir finales
y de hacer de un relato los mil y un relatos posibles.
En escena aparece en primer lugar Gepetto –como narrador de la historia- quien en retrospectiva intenta escribir en un gran libro todo lo ocurrido con su hijo Pinocho, desde que lo construyó hasta que el Hada Azul le regaló la vida. Luego, se suman José –el grillo ya no tan pequeño- amigo de Pinocho y Pinocho, el protagonista del cuento, quien algo avergonzado por el viejo Gepetto que lo sigue mirando como un tierno muñeco, ya se siente todo un niño de verdad para salir a descubrir el mundo. Es que, justamente, el musical rondará entonces en las dificultades a las que se enfrentará Pinocho como niño más, los deberes y derechos que deberá aceptar, tratando de no volver a caer en las desventuras que vivió cuando desobedeció a su padre siendo de madera.
Siguiendo las líneas del tradicional cuento, Pinocho será también alumno de la escuela, donde tratará de aprender a ser buena persona, y es aquí quizás donde más trabajo creativo realizó el director para jugar con el texto original de la obra. La señorita Belkis entra en escena, personificando una mezcla entre maestra ciruela y madres comprensiva o, tal vez, mofándose un poco del sistema escolar conservador y la inteligencia emocional que rige en las aulas hoy por hoy. Belkis, entonces, reprende las ocurrencias del adolescente grillo José y el tímido Pinocho, pero a su vez se esfuerza por lograr que se convierta en un hombre de bien. En parte porque lo aprecia, y otro poco porque ha caído en la cuenta que Gepetto no sólo es un hombre trabajador, sino que sigue soltero. El humor, por supuesto, es una constante en este musical cordobés, que logra así un importante guiño con los padres que también son espectadores dentro del público y acompañan a sus hijos al teatro.
Como aquel muñeco que fue, el Pinocho ya niño sigue siendo tan leal como inocente, y por lo tanto caerá en la trampa una vez más. Esta vez el mal vendrá de la mano de Tragafuegos y sus secuaces, que pergeñan un plan para quedarse con dinero del bondadoso Pinocho. Habrá que ver, entonces, si es capaz solo y sin la presencia del Hada Azul -como él piensa-, de reconvertir sus errores y hacerse cargo de sus mentiras.
Con apuesta de música original para la obra –de Pablo Flores-, abundante vestuario, cuadros de baile y despliegue escénico variado y entretenido, “Pinocho y su amigo Grillo” es una apuesta que atrapa tanto al público adulto como al infantil, consiguiendo mantener la tensión, sobre todo de los más chicos, hasta el final.
Para quienes no la vieron y quieran disfrutar de este musical, la obra se presentará también en agosto en la previa del Día del Niño, el próximo viernes 17 en el Teatro Luxor de Carlos Paz en doble función, a las 11 y 17, y las entradas se consiguen en boleterías.