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Palabras pecadoras

“Ay, pecados” es una antología que reúne a 14 autoras cuya trayectoria literaria está vinculada al género romántico e histórico. En esta oportunidad ahondan sobre el “pecado”, ofreciendo una diversidad de miradas, géneros y estilos. 
En Babilonia, compartimos algunas cuantas razones para sumergirse en este libro publicado recientemente bajo el sello Plaza & Janés.
Babilonias

En el mes de mayo, Plaza & Janés publicó “Ay, pecados”, una antología que reúne 14 relatos de autoras argentinas. El libro sigue la línea de “Ay, amor” y “Ay, pasión”, y mixtura textos históricos y contemporáneos. Entre éstos se encuentran “El tren del alba” de Cristina Bajo, “La Aurora” de Gloria V. Casañas, “Contra todo pronóstico” de Fernanda Pérez, “El recuerdo que seremos” de Gabriela Exilart, “El mar a sus espaldas” de Gabriela Margall, “Autorretrato” de Camucha Escobar, “La pecadora” de Graciela Ramos, “Fuego indio” de Magda Tagtachian, “Heroína de dos mundos” de Mariana Guarinoni, “Lealtades” de Carlota del Campo, “Fuera de eje” de María Border, “La flor de la canela” de Mirta Pérez Rey, “6 p.m.” de Anabella Franco y “Siempre se vuelve al primer amor” de Andrea Milano.

Desde Babilonia, te damos 6 razones para leer “Ay, pecados”.

Razón 1: Descubir y redescubrir autoras

“Ay, pecados” reúne a 14 autoras argentinas vinculadas a las historias de amor. Muchas de ellas son muy conocidas (tal es el caso Cristina Bajo,  Gloria Casañas o Gabriela Exiart), pero también las hay otras que vienen pisando fuerte en el género. El acierto de este libro es que suma a todas estas voces, por lo que muchas lectoras y lectores tendrán la oportunidad de conocer a nuevas escritoras y adentrarse –de la mano de los cuentos- a su obra y estilo narrativo.

Razón 2: La deconstrucción del “pecado”

El “pecado” es un concepto complejo. Enraizado a las creencias judeo-cristianas, en los tiempos actuales es difícil definir o dar una respuesta certera sobre qué es o no es pecado. Y en este libro ese punto de tensión sobre el o los pecados pecados, se pone de manifiesto. Aquí están los pecados tradicionales (veniales y capitales) pero hay algo más de fondo que tiene que ver con esos “pecados” modernos: el deseo reprimido, los sueños postergados, la infelicidad, las traiciones, los celos, los prejuicios… Cada relato –más allá de sus particularidades- se atreve a deconstruir el término pecado para darle una nueva perspectiva. Sin dudas uno de los grandes aciertos de la antología. 

Razón 3: Ecos de la narrativa femenina

En varios de estos cuentos –tanto en algunos contemporáneos como en los históricos- cobra fuerza la narrativa femenina. Desde el conmovedor perfil de Anita Garibaldi que construye Mariana Guarinoni, pasando por la mujer que vuelve a conectar con el deseo sexual en la India de Magda Tagtachian. También está presente la abnegada esposa y madre que un día decide tomarse un respiro y conectar con ella y con la felicidad  perdida, tal como se refleja en “Contra todo pronóstico” de Fernanda Pérez. A la lista se le puede sumar “Fuera de eje” de María Border que si bien se concentra en un hombre al que le cuesta dominar sus celos, es esa mujer moderna y libre quien le ayudará a vencer esas barreras.

Razón 4: El amor siempre presente

El amor perdido, el amor pendiente, el amor que sorprende o el primer amor, tienen su protagonismo en esta antología. Los cuentos de Gloria V. Casañas, Gabriela Exilart, Mirta Pérez Rey y Andrea Milano ponen al romance en el centro de la escena. También Anabella Franco con “6 p.m.” uno de los relatos quizás más logrados de la antología, con un final que sorprende y contextualiza.

Razón 5: Audacias literarias y multigéneros

Pero no solo de amor se nutren estos textos. Algunas autoras se animan a transitar una línea fronteriza con otros géneros. En «La pecadoea» Graciela Ramos lo hace desde el descubrimiento del erotismo a partir de la ingenuidad, lo que por momentos expone situaciones muy graciosas que rozan el humor.

En otra línea, Cristina Bajo construye con maestría un  cuento más oscuro, con perros hambrientos, mujeres empoderadas y hombres brutales. Un relato atrapante, donde cada pieza funciona para dar vida a un texto fuerte e intrigante.

Camucha Escobar, coquetea con el policial y el thriller. Mientras que Gabriela Margall opta por un clima cercano a la leyenda para sumergirnos en el mundo griego de humanos, dioses y semidioses.

Aunque hay varios textos de corte histórico, Carlota del Campo es quien quizá más presencia le da a ese género, de la mano de una narrativa prolija, bien construida y con un gran cierre. 

Esa diversidad de géneros y temáticas le imprimen un plus valioso a esta antología.

 

Razón 6: La evolución del romanticismo

 Tal vez, los títulos antecesores a esta colección (Ay, amor” y “Ay, pasión”), tenían al género romántico en el centro de la escena. Pero lo cierto es que las formas de abordar y narrar el amor van mutando, van cobrando otras perspectivas o van reinventándose a partir de cambios en los paradigmas culturales. Y eso se evidencia en estas páginas, donde cada autora toma desafíos interesantes para hablar sobre el amor, el pecado, la pasión, el deseo o el desamor. Hay una evolución que se evidencia en estas páginas.

 

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