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Novedades editoriales

Título: “Cuentos breves para leer en el colectivo”. Autor: Maximiliano Tomas. Editorial: Penguin Random

 

¿Cuántas veces estamos en el colectivo camino al trabajo, a visitar un amigo, al hospital o en día de trámites y lamentamos no tener un libro a mano con relatos breves para hacer ameno el trayecto?

Muchas, por eso este libro viene a resolver el problema de miles de lectores usuario de transporte público (y larga distancia también), que necesitan literatura liviana pero sólida, para llevar a cuestas.

Una selección de cuarenta relatos breves nos propone el autor que, en sintonía con aquella famosa reflexión del escritor español Baltasar Gracián, por eso mismo son doblemente buenos. Veintiocho autores destacados de la literatura universal, como Antón Chéjov, Franz Kafka, Katherine Mansfield, Herman Melville, Oscar Wilde y Edgar Allan Poe, quien le dio al cuento nada menos que la entidad literaria que reclamaba hacía tiempo.

 

Como alguna vez se llamó la sección de Babilonia, esto son “Clásicos de colectivo”, para volver una y otra vez a esos relatos y autores raíces de la literatura universal, que siempre es interesante refrescar en la memoria.

 

Título: “Querido país de mi infancia”. Autora: Hélène Gutkowski. Editorial: Libros del Zorzal

 

Este libro, que se origina en el seno del grupo denominado Francia, da cuenta, a través del recorrido de sus miembros, de las múltiples formas que cobró la persecución contra los judíos en la Francia ocupada por los nazis.

Niños “fichados”, niños “marcados”, niños escondidos, adolescentes enrolados en la resistencia, jóvenes salvadores de niños, jóvenes deportados, tenían entre 0 y 18 años cuando empezó la guerra. Las cartas, los documentos y las fotos que conservaron preciosamente son valiosos testimonios de las separaciones, las deportaciones, la orfandad, pero también de la solidaridad. Aquí honran el coraje de sus padres y la memoria de los franceses que los salvaron.

Hélène Gutkowski, ella misma niña escondida durante la Segunda Guerra Mundial, puso en acción sus talentos de escucha y escritura para evocar el cálido crisol de las reuniones del grupo, donde los recuerdos fragmentados se confrontaron y se unieron para delinear aquella Francia que no fue la “dulce Francia” de la canción de Charles Trenet. Asimismo, la autora –socióloga de profesión- se tomó el cuidado de narrar la historia de los judíos en Argentina en una inteligente introducción que nos permite descubrir a esa dinámica comunidad donde ella y sus amigos-testigos pudieron realizarse pese a las incurables heridas.

 

 

Título: “Carolina Cacerola”. Autor: Martín Cristal. Editorial: Comunicarte.

 

A carolina le encanta jugar con las ollas de su abuela. Arma trenes, baterías y fuertes. Hasta que un día se le ocurre armar una nave espacial. Se pone una cacerola en la cabeza y comienza la odisea de llegar al espacio. El problema es que tropieza y el golpe le impide sacarse el sombrero de acero que queda atascado hasta debajo de sus orejas.

Carolina ahora no puede ver y deberá comer, jugar, dormir, correr y comenzar la escuela con la olla en la cabeza. Y ella, puede, por supuesto y jamás necesitará ayuda.

¿ O sí?

El relato del escritor cordobés Martín Cristal es curioso y pertinente, en una sociedad donde la exigencia de los hijos parte, en gran medida, de padres exigentes y una sociedad que pide, pide y pide sin vincularse con el entorno. Una niña, que conoce y acepta las dificultades de vivir con una cacerola en la cabeza se da cuenta, más tarde que temprano, que la cuestión no es sólo superarse, uno mismo sino, también, saber pedir ayuda.

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