Florencia Vercellone La autora Amélie Nothomb regresa a las bateas de Novedades editoriales con "Los nombres epicenos", una novela donde vuelve a demostrar su impecable capacidad para narrar una historia atravesada por el dolor y el desamparo. Personajes que no andan con vueltas y llegan al extremo, desnudando un realismo sin maquillajes.
Amelié Nothomb es una de esas autoras que no se va con vueltas. Directa, precisa, certera, la escritora francesa (de familia belga, nacida en Japón pero radicada en París desde hace años) narra de manera tajante y vertiginosamente lo que le ocurre a sus personajes, y cuenta sin reparos aquello que la moviliza, siendo totalmente consciente de que sus frases –cortas, tremendas, puntuales- darán en el blanco, o más bien en las tripas del lector.
Es que Nothomb no tiene necesidad de acudir a los detalles que pueden rodear una historia, no le interesan los pliegues de las subtramas o todo aquello que puede construir una escena. Nothomb quiere –directamente- contarnos eso que la apabulla y nunca se irá de ese objetivo, a tal punto que a veces sentiremos su relato como un intenso viento, como un tren que no se detiene en paradas intermedias hasta el final del recorrido.
Eso es Nothomb, un tren de alta velocidad y alto impacto, dispuesto a atravesar problemáticas modernas con personajes (absurdos, excéntricos, exagerados) que sufren a flor de piel diferencias económicas, injusticias sociales o imposiciones de su época.
Y es en “Los nombres epicenos” (Anagrama), su última novela, donde se sintetiza -quizás- todo lo que ha construido Nothomb en estos años, consiguiendo ser un personaje en sí mismo -su vestimenta negra, su mirada penetrante hablan de eso- y una de las autoras contemporáneas más referenciadas internacionalmente.
Los nombres epicenos
Yendo a la historia, la novela hace foco en Claude y Dominique quienes conforman un matrimonio unido por muchos propósitos y consecuencias, entre las que se encuentran la obsesión -de él- y la sumisión -de ella-. Autoritario, déspota, manipulador, él –Claude- se empeña en enlazar sus ambiciosos objetivos terrenales a la voluntad de ella –Dominique- y por eso la seduce y logra convertirla de novia en esposa en poco tiempo y de empleada en una empresa a ama de la casa en el mismo período, sólo para conseguir llegar a su meta.
¿Pero es sólo esa unión la que sostiene la trama? Por supuesto que no, pero a eso el lector sólo lo conocerá al final de la novela.
Tarde, Dominique se dará cuenta que ha caído en la trampa y ha hipotecado su futuro junto a un hombre que no la ama. Sin embargo, por suerte (piensa ella) la hija que llega a su vida –Épicène- le devolverá la posibilidad de poder mirarse a sí misma. El problema vendrá entonces cuando la niña se convierta en adolescente, y Dominique entienda que al pésimo vìnculo que tiene con su marido, se le suma el lazo entre ellos.
Sobre el amor filial y su contracara, el profundo rechazo familiar-, los mandatos que nos empujan a una vida jamás elegida y las oscuridades que –a veces- habitan nuestro ser se anima a hablar Nothom y se embarra narrando una historia tan perversa como realista.
Ambientada en París, “Los nombres epicenos” desnuda vínculos crueles o malditos puertas adentro de familias (¿burguesas?) que esconden más de lo que muestran y visibiliza el lado oscuro de las relaciones filiales con tal de escalar social y moralmente.
Si te gustan las novelas cortas y potentes, efectivas, ágiles que no usan anestesia para clavar la aguja en la herida que más duele, asomate a la literatura de Nothomb. Vale la pena descubrirla.
Otros títulos de la autora son:
- El sabotaje amoroso (Premios de la Vocation, Alain-Fournier y Chardonne)
- Estupor y temblores (Gran Premio de la Academia Francesa y Premio Internet, otorgado por los lectores internautas),
- Metafísica de los tubos (Premio Arcebispo Juan de San Clemente),
- Cosmética del enemigo,
- Diccionario de nombres propios,
- Matar al padre
- Golpéate el corazón
