Le escritora Silvina Ruffo acaba de editar “El alma rota”, una novela que indaga sobre temas como la culpa, el abandono y el perdón.
«El alma rota es la historia de una culpa y un perdón supremos. Una novela que cautiva al lector desde la primera hasta la última página» afirma Reyna Carranza en la reseña de este libro. Desde entonces uno intuye que está frente a una gran historia, de esas a las que ya nos tiene acostumbrados Silvina Ruffo, autora de novelas como “Secretos en familia”, “Cristales rotos” o “Sangre siciliana”, entre otros.
En esta oportunidad centra su relato en Vicente Grecco, un escritor de historias policiales que decide alejarse de todos, tomarse un tiempo en la casona familiar de Villa Langostura para dar vida a una nueva obra. Sin embargo no es un libro más, es su propio pasado el que debe narrar aunque para eso deberá sumergirse a sentimientos dolorosos y zonas oscuras de su ser.
En diálogo con Babilonia Literaria, la escritora oriunda de Leones (Córdoba), nos devela algunos detalles de este libro publicado recientemente por editorial El Emporio.
–Empecemos por el protagonista, Vicente Greco. Es un autor que intenta escribir una nueva historia. ¿Cómo fue construir esta veta de escritor, el síndrome de la hoja en blanco, sus procesos creativos? ¿Hay algo de experiencia personal en eso?
–Vicente Greco se siente vacío de historias, como alguna vez en la vida nos pasa a los escritores. Eso de necesitar escribir pero no saber sobre qué.
En el caso del protagonista de mi novela, él sabe lo que quiere escribir pero esta vez le cuesta demasiado porque se trata de su infancia: su vida, sus propios fantasmas, sus actitudes, esas que lo han llenado de culpas no resueltas a lo largo de toda su existencia.
–Siguiendo con Vicente, y ya fuera de su rol de escritor, es también un hombre que carga con un pasado difícil. ¿de qué manera ese pasado influye en la vida del protagonista?
–El pasado del protagonista influye de manera casi desgarradora; él no puede vivir con eso. Son traumas que ha arrastrado durante toda la vida y le han roto el alma, como lo indica el título de la novela. A lo largo de la historia vamos a ir descubriendo el alma rota del personaje.
–Se dice que es un libro que ahonda sobre dos temas fuertes: la culpa y el perdón. ¿Qué te llevó a indagar en eso?
–Creo que son dos temas humanos que siempre nos ocurren en la vida. La culpa es uno de los peores venenos en el ser humano, el más tóxico; con el cual ninguno debería vivir y es por eso que Vicente Greco intenta expurgarla escribiéndola.
El perdón es lo deseado, aquello que redime a la persona y no siempre se logra conseguir; muchas veces incluso ni siquiera después de la muerte.
– El escenario de la novela también es interesante: Villa La Angostura, una vieja casona… ¿qué le aporta todo eso a la trama?
– Villa La Angostura es una localidad hermosa que conocí antes de sentarme a escribir esta historia y como me pasa habitualmente cuando conozco lugares que me atraen, luego generalmente tienen su novela. Me pasó con casi todas las historias que escribí: conozco un lugar, me apasiona y luego en algún lado de mi trama entra. Situé a Vicente en Villa La Angostura porque él necesita escapar de su pueblo natal (que es Villa Encontrada, un pueblo imaginario en la Pampa húmeda, pero igual a todos los pueblos verdaderos) y debe irse lejos, lo más lejos posible. Llega a Bariloche. Lo demás es la vida que nos va a acercando a los lugares destinados a nosotros.
– ¿Hay amor en la novela?
-Hay amor pero no del romántico; creo que Vicente siempre actúa solo por amor y es una víctima de las circunstancias; ni siquiera debería sentirse culpable pero sin embargo así lo siente.
-Sos una autora muy prolífica, con muchos títulos publicados, ¿cuál fue el mayor desafío de escribir este libro?
– “El Alma Rota” es una novela que toca lo personal; habla de los traumas y nos acerca a ellos. Escribirla fue una especie de catarsis en muchos aspectos, ya que algunos sentimientos relatados en ella incluso me han tocado de cerca en mi niñez. El tema del abandono es recurrente y eso es algo por lo que ningún niño debería transitar.
La vida muchas veces nos pega tan duro que a los escritores nos da nuestros argumentos. La magia del escritor es convertir el dolor en algo bueno.